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-¡KIM YOUNGJO!.-Exclamó su madre mientras abría la puerta de un solo golpe.

-¡buen día madre!.-Habló nervioso su hijo, dándole la espalda, pues no sabía cómo ocultar a HwanWoong.

-¡Ya me enteré de lo que hiciste!. ¡Ahh! Felicidades hijo mío ¿Un lobo? ¡Wow!.-Hablaba orgullosa su madre mientras le aplaudía.

-Eh... Si, no fue nada.

-¿nada? ¡Ja! No seas modesto hijo. Pero... ¿Qué ocultas ahí?.

¿Acaso las madres tienen visión de rayos lazer? ¿Cómo es que logran saber todo?
Pensó en ese momento Kim.

-Nada, nada, creo que el rey te busca. ¡Sí padre, la reina va en camino!.-Mencionaba apresurado deseando que su madre se creyera aquel cuento y se fuera de aquella habitación.

-YoungJo exijo ver lo que tienes entre manos.-Dicho aquello la mujer le colocó la mano en el hombro de su hijo para darle la vuelta. Logrando ver a aquel peludo blando, la mujer soltó una gesto de ternura tomando al animal en manos.-¡Es tan adorable! ¿Por qué no me lo comentaste?

-Pensé que a ustedes no les gustaban las mascotas.

Con decir la palabra "mascota" rápidamente el conejito blanco le miró y se le podía distinguir que no era una mirada contenta.
Justo le había dicho que era su novio, y ahora se convirtió en su mascota. Nada bonito para ser real.

-¿Cómo no gustarme? Es tan lindo.-Mencionaba hablándole tiernamente y acariciando su pelaje.-Realmente no creo que tu padre lo acepte, de seguro dirá que es mucho tener como mascota a un caballo, y no te permitirá tener a este adorable conejito. Descuida, será nuestro secreto.

-Las mucamas ya lo vieron.

-Les pediré que no le digan nada al rey. Deberías llevar a tu conejito al establo, con Confetti.

Confetti, era el nombre de aquel caballo pinto que tenía el príncipe. Era muy raro que ambos estuvieran juntos, pues YoungJo prefería la pintura que irse a cabalgar por los verdes espacios del castillo. De la misma forma tenía un palafrenero, por lo que no creía necesario ir a cepillar el crin de su caballo.

-¡NO!.-Subió su tono de voz, al ver que su madre iba caminando con HwanWoong entre sus manos.-No, es decir, quiero que esté conmigo.

-Entonces mandaré a pedir que te traigan lo necesario para que tu pequeña mascota esté cómodo.-Dicho aquello, su madre soltó un suspiro y se sentó sobre la cama de su hijo para colocar su mascota en la cama. Aquel peludo dio algunos brincos a su dueño.-Hijo...Quiero nietos ¿si? Al ver cómo te quiere ese peludin, me hizo querer nietos, cuando te cases no dudes en darmelos.

-Mamá es muy apresurado en pensar todo eso, aun soy joven.

-No importa. Quiero algún niño correr por el castillo.-El tono de la voz de la mujer había cambiado, pues en el pasado, cuando el príncipe era niño, sus padres no pasaban tiempo con él y ahora la mujer lo sentía, ahora ella anhelaba poder compartir su vida con un infante que le divierta.

El conejito se había echado en las piernas de su dueño, y cerraba sus ojos ante el tacto que sentía por el mayor.
Fingiendo estar relajado y tener sueño, en realidad se encontraba escuchando la conversación entre el príncipe y la reina.

-Mamá... Quisiera confesarte algo.

-Te escucho.

-Yo... No quiero casarme con DaSol.

-¿Qué?

-Quiero, pasar mi vida con otra persona, no con ella. La princesa Jung es una chica agradable, es bonita pero, me enamorado de alguien más.

El Príncipe Y El Anhterio (RAVNWOONG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora