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Después de un profundo sueño, uno suele abrir sus ojos y encontrarse en su habitación, en una cama que es de nuestro gusto, pero el caso del príncipe YoungJo no era de esa manera, pero tampoco se encontraba en una fría y lúgubre mazmorra. Sino que, había despertado en una habitación, en donde no había ninguna cama, solo paja, aquel confundido miró a su alrededor logrando buscar alguna pista.

Encontró una ventana, por lo que fue a asomarse quedando totalmente sorprendido al ver la vista que tenía, era impresionante y linda, pues tenía todo el bosque ante sus ojos. Realmente quería capturarlo en un lienzo, pero no tenía utensilios para hacerlo.
Tenía un panorama tan bello, que no se percató en la hora que se llevó ahí parado observando el contraste del azul del cielo con los pinos verdes y su demás flora.

-Imaginé que estarías ahí.-Una voz le desorientó provocando que apartara sus ojos de donde los tenía y mirara a un chico que había llegado con una bandeja en manos.-Anda, te traje el desayuno.-Mencionó acercándose y sentarse en posición de loto colocando la bandeja frente suyo acomodando arroz, pan, leche de cabra y una manzana sin cáscara en trozos.

El príncipe Kim dudó un poco en acercarse, pero lo hizo, imitó la misma pose para sentarse y tomó el tazón con la leche para beber un poco, después de dar el primer bocado al pan comenzó a comer desesperadamente lo demás, ya que al estar encerrado no le habían dado nada de comer y realmente moría de hambre, tanto que no se percató de que era una comida totalmente distinta a lo que solía comer a diario e incluso le había parecido delicioso.

-Calma, no quiero que te ahogues.

HwanWoong permaneció mirándolo comer sin retirarse, ya que verdaderamente quería pasar tiempo a lado de aquel sujeto.
Así que espero hasta que este terminará de comer y después habló.

-Espero que estés viviendo felizmente a lado de tu esposa.

-¿Qué? ¿Crees que puedas traerme otra rebanada de pan? Estaba tan esponjoso.

-Si, lo traeré. Después de que hablemos tu y yo.

-Adelante, comienza.

-Bien.-Cerró sus ojos mientras soltaba un suspiro, pues quería pensar bien en sus palabras.-¿Qué haces aquí?

-Lo mismo me pregunto. Yo me encontraba en un calabozo, no se como llegué aquí.

-Kim YoungJo, por favor dime, ¿qué haces aquí en mi reino?

-Ah... Yo, quería arruinar tu bod...

-¿Mi boda? ¿¡ENTONCES ADMITES QUE FUISTE TU QUIEN HIZO TODO?!

-¡Claro que no!, yo solo estaba sentado esperando el momento en donde dice "si alguien se opone calle ahora o calle para siempre" y después de que Yeo hiciera su presentación aparecer  diciendo "Yo me opongo, este hombre está enamorado de mí como yo de él". Pero ¡adivina! Alguien más se adelantó y nos arruinó todo a ambos.

HwanWoong no lograba comprender lo que escuchaba, sentía que tenía sus oídos sucios y creía que no había escuchado la verdad ¿En realidad ese era su plan? No lo diría pero sabía que era patético, digno de una novela o drama romántico.

-¿Quién hizo todo el desastre, fue tu padre?

-No lo sé. Y no lo sabré hasta que no llegue a mi reino, pero si logran enterarse de que estoy prisionero aquí, capaz y hacen una emboscada. Déjame libre, sácame de aquí y no habrá problemas, volveremos a cómo estábamos antes. Por favor.

-¿De veras?

-Cree en mí.

-Entonces no. Confíe en ti, y me decepcionaste, dijiste que tu y yo estaríamos juntos y decidiste casarte, no lo puedes negar, porque yo fui a buscarte y me enteré de que la princesa Jung es tu mujer.

-Tienes razón, no fui justo contigo, me casé pero ella y yo tratamos de evitar eso, fuimos reprendidos frente de todos y obligados. Realmente no la amo, en mi corazón solo hay lugar para ti.

-¿Qué hacía ella aquí?

-¡Me siguió!, le dije que se devolviera pero ChangGu dijo que ya era tarde, pero quiero que sepas que ella apoya mi plan en que yo me quede contigo.-El chico castaño, simplemente bajó la mirada quedándose en blanco, sin saber que otra cosa nueva preguntar.-Ahora es mi turno, contéstame ¿por qué te ibas a casar con el ursupador?

-¿Quién?

-Ese chico, ¡se infiltra a mí reino a robar cosas! Una vez le quite unas monedas que él le había robado a una pobre anciana.

-GeonHak no es un mal sujeto, él ha pasado por una vida difícil ¿si?

-Claro, y nosotros ¿no? Yo viví encerrado todos los años de mi vida, tu fuiste maltratado por una señora. Ambos  no tenemos ninguna libertad en lo que queremos hacer, y ellos si pueden. Sí admito que me casé pero no estoy satisfecho, sin embargo, puedo romper el matrimonio solamente si me uno a ti.

-¿A qué te refieres?

-Hablé con ChangGu... Él me explicó un poco acerca de tu especie y dijo que tu eras un "¿pasiva?", dijo que, en tus días de celo tu cuerpo está capacitado para procrear hijos. ¿Es verdad? Me cuesta mucho entenderlo, pues con los humanos no funciona de esta manera.

Las mejillas del menor se ruborizaron al instante, en cuanto escuchó aquellas palabras, pues realmente jamás lo había aceptado, ya que el ser llamado un "pasiva" eras físicamente considerado como a una femenina debido a la habilidad de reproducir su especie, pero estos no están totalmente capacitados como una mujer, ya que solamente son capaces de dar a luz una vez en su vida, por lo cual cuando llega a suceder suelen tener cuidados intensivos ya que la mayoría de sus veces son embarazos de alto riesgo, por ello, no es muy común ver a los antherios pasivas en cinta.

-S...sí es cierto.

-Entonces, podré pedir el divorcio diciendo que DaSol es estéril y con ello no habrá herederos para la nación, ahí es donde entras tú. ¿Te parece buena idea?

-YoungJo, no hagas más estupideces.

-De acuerdo, entonces aceptaré la realidad, me despediré de ti y jamás volveré a buscarte, ni verte. Detendré todo, te advierto, me obligaron a casarme con ella, no soy el rey. No tengo poder.-Decaído habló poniéndose de pie y extender sus manos hacia el menor.-Colocame unas esposas, no huire. Llévame a mi hogar.

-Me quería casar con GeonHak porque quería olvidarte.-Mencionó en susurro bajando la mirada.-Veo que, no ha funcionado, te sigo viendo e incluso en mis sueños sueles aparecer.

-Hwan, tu y yo estamos destinados a ser uno.-Colocó suavemente su mano sobre la mejilla del menor, levantando su rostro y quedar mirándose frente a frente directo a los ojos.-Yo te sigo amando.

-Yo...-El castaño olvidó completamente las palabras que se tenía guardadas y simplemente se lanzó a los labios del contrario.

Al ser tocados después de tanto tiempo, ambos lograron disfrutar de un bello y tierno beso, volviendo a recordar como sus corazones palpitaba velozmente por culpa del otro. Olvidaron todo resentimiento, culpa y temor, ese beso había sido tan mágico que nunca lo borrarán de sus mentes, estaba lleno de amor y pasión, se extrañaban y esa era la evidencia más clara de que en realidad se amaban entre sí.

El Príncipe Y El Anhterio (RAVNWOONG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora