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Semanas debían de transcurrir para que el día final, en donde le plan se llevaría a cabo, se cumpliera.
Por lo tanto, ChangGu se encontraba secretamente con el chico humano, de la misma forma, en la que aquel le comentaba todas las noticias que escuchaba de HwanWoong.

Mientras que DaSol había prometido en no comentar lo que había vivido en aquel día. Pero estaba dispuesta en participar, a pesar de que no estaba incluida, ella estaba preparada para enfrentarse a cualquier circunstancia.

Se encontraban en invierno. Mediados de noviembre para ser exactos, sólo quedaban tres días para el gran día (Llamado de esa forma), pues sería el día de la boda entre Yeo HwanWoong y Kim GeonHak. En donde ChangGu y YoungJo planeaban arruinar su matrimonio.

La princesa Jung se encontraba en el castillo de los Kim, mientras le colocaban un hermoso peinado que combinaba con su largo vestido blanco.
La mujer nerviosa portaba un ramo de rosas rojas en sus manos, cerró sus ojos por unos segundos y después habló en tono firme.

-Alto.-Mencionó, dejando caer de sus manos aquel ramo y caminar a los pasillos.

El sonido de sus tacones pisar el piso, provocaban que cualquiera que estuviere en el pasillo la escucharía.
DaSol comenzó a quitarse aquellos sujetadores de cabello, arrojandolos al suelo.

Muy decidida. Abrió unas enormes puertas y sonrió al ver a YoungJo.
Aquel tenía un auténtico vestuario, digno de un rey, su corona de príncipe, espada en su cintura con la pretina sujetandole, botas negras de cuero, medias, calzas acuchilladas y su elegante ropilla roja.

-¿Y su corona princesa Jung?

-Me salí antes de tiempo.

-Perfecto.

-¿Y su herreruelo, príncipe Kim?

-Tirado por alguna parte del castillo.-Ambos rieron ante aquello, y juntos caminaron escapando de aquel sitio con aquellas elegantes prendas.

En cuestión de minutos, se escuchó como todos los empleados buscaban histéricos a la pareja real que estaba a punto de tomar el matrimonio.
Los chicos por su parte reían disfrutando de su huida.

Corrieron cómo sus piernas se lo permitieron, debían de tomar una ruta diferente a la original de su destino, por lo cual atravesaron una parte del bosque, en donde la chica no logró pisar correctamente y tropezó.
Aquel vestido blanco, se había convertido en uno marrón pero aquello no les importó.
Encontraron una colina cuesta a abajo. Mirando a la iglesia a la cual debían de ir, por lo que, los chicos se pusieron de acuerdo y se recostaron sobre el césped verde, rodando hasta el final de la colina. Provocando que ambos se llenaran el cabello de pequeños pedazos de flores, varas, hojarascas y brozas.

Se colocaron de pie frente a la  Catedral, en donde el evento se llevaría a cabo.
Ambos se miraron y soltaron carcajadas limpias al darse cuenta de lo desalineados que se encontraban. A la vez, tenían respiraciones agitadas. Jamás se habían divertido de esa manera, ambos chicos, sintiéndose cómo niños, después de tanto tiempo.

Decididos  inhalaron y exhalaron aire, regulando su respiración, para después abrir las pesadas y enormes puertas de maderas con detalles de cruces, y citas bíblicas, con decorado de algunas clematis armandii.

Al entrar, escucharon como todos les criticaban, de la misma forma en que les miraban, de una manera no tan linda. Comenzaron a juzgar a ambos reinos todo aquel reinado que se encontraba de visita para el gran evento.

Los reyes que observaban todo desde el altar. Estaban atónitos y furiosos, siendo la mayor vergüenza para sus naciones que se unificarian.

Sin pena alguna, ambos jóvenes caminaron hacia el altar. En donde escucharon una pequeña amonestación por parte del rey Kim. Pero aquellos dos, no habían puesto atención (realmente no les importaba).

El Príncipe Y El Anhterio (RAVNWOONG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora