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-¿cuánto tiempo hay que seguir esperando?

-Pronto, solo hay que esperar la señal de ChangGu.

-¿Confías en él?

-DaSol... Claro que lo hago. Él quiere ayudarnos.-La pelinegra simplemente asintió, haciendo una mueca.

Llevaban un mes como esposos, sin embargo la coronación no se había llevado a cabo ese día. El rey Kim no lo consideró apropiado, por lo cual declaró que, cuando su hijo mostrará más respeto a su nación, le coronaria junto a su esposa.
Por lo cual, ambos continuaban en sus planes.

La chica se había mudado, ahora vivía en el castillo real de los Kim, pero no compartían habitación a pesar de que estuvieran casados no la tenían Y esto era, porque los jóvenes así lo quisieron.
La única que se quejó había sido la reina Jung. Pero al marcharse, sus quejas se hicieron nulas.

Podrían verse como dos inmaduros, sin embargo, ambos lo hacían para ayudarse entre sí.
Por otra parte, YoungJo jamás se había enterado que HwanWoong había intentado visitarle.

Ahora que se habían casado la princesa Jung y el príncipe Kim, no había necesidad de que KeonHee continuará con su empleo sirviendo a la reina como su asistente, la chica tenía dos asistentes. Una femenina y la otra masculina, cada una cumplía un labor.
Pero ahora, tenía marido, ya no le sería útil KeonHee, pero la chica decidió que aquel se quedara ahí. Ya que le cumpliría la promesa al joven, para que de esta forma pudiera salir libremente con su pareja.

-¿Estás seguro que hoy se casan?

-Lo estoy. Cancelé todos mis planes por esto.

-Mentiroso, el único plan que tenías era cazar, pero tu instructor de cacería te rechazó la clase hoy.

-Jamás había hecho eso, de seguro tendrá algo muy importante que hacer.

Aquella dupla se encontraba charlando en el tejado de una de las torres del Castillo.
Estaba totalmente prohibido estar ahí, sin embargo, existía una ventaja de su matrimonio, prácticamente hacían lo que querían, ya no cumplían con tantas reglas, como cuando eran príncipe y princesa. Ahora disfrutaban de hacer todo lo que alguna vez quisieron hacer y ni podían.

¿Motivo por el cual, el cazador Kim se negó a la clase? Sencillo, aquel se había dirigido a su antiguo sitio en donde anteriormente habitaba.
La manera en la cual llegó ahí, fue con ayuda de la señora Park, que le había dado una posima de una hora como duración, en la cual le volvería a su antigua forma canina.

Eso era suficiente para el hombre que veía como su hijo se iría a casar.
Para las personas de su mundo, él estaba muerto, por lo que tuvo que fingir ser otro y admirar desde lejos la ceremonia.

El joven HwanWoong se encontraba frente a todos, su padre estaba a su lado, sería él quien los uniría en matrimonio.
GeonHak estaba nervioso, mirando al chico que tenía enfrente suyo. Su futuro marido.
Ambos sujetados de sus manos mirándose fijamente.

-La corona Real, símbolo de la grandeza. Yo, con mi poder te otorgo a ti, Kim GeonHak mi reino ¿Juras proteger este símbolo?.-Mencionaba retirando el objeto brillante de su cabeza y colocarlo en el chico.

-Lo juro.-Con una rodilla tocando el suelo frío, y con su mano derecha justo en su corazón.

-¿Juras proteger a este pueblo?

-Lo juro

-¿Juras proteger a mi hijo?

-Lo juro.

-Todos aquí son testigos. Ahora, te corono a ti Kim GeonHak como el rey del pueblo anth...-El hombre que colocaba la espada en el hombre de aquel que se le entregaría la corona, detuvo su hablar al ser interrumpido.

-¡Alto!.-Gritó un sujeto que se adentró a la escena.

Caminó con pasos decididos hasta donde estaba la pareja, escuchando sin importarle, cómo gente susurraba diciéndole un mal educado por haber interrumpido la ceremonia.

-¡Guardias! Arrestenlo ¿Quién se cree que es para detener la coronación?.-Gritó las primeras dos palabras aquel adulto.

-¿Quién soy yo? ¿De verdad lo preguntas?.-Indignado preguntó, cruzando de brazos.-Yo, soy Yeo ChangGu. Primogénito del rey que le está otorgando mi puesto a alguien más.-Al mencionar el nombre, la gente quedó asombrada.

-¿Jjangu?.-Se preguntó SeoHo al reconocer al chico, de la misma manera en que GeonHak sólo miraba atento la situación

"Así que, es por eso que querías encontrar a HwanWoong ¿cierto?"
Pensó aquel chico de apellido Kim

El rey detuvo a los guardias que se dirigían a encaramar al chico que apareció de pronto.
Acto seguido de soltar una carcajada a voz viva. Provocando que todo aquel que estuviera presente también riera.

-¿tú?.-en sorna se encontraba el rey, burlándose como si tuviera a un bufón frente suyo.

-Si no me crees a mí. Entonces que ella te lo explique... Madre.-Al decir la última palabra, una mujer nerviosa caminó junto a su hijo y levantó la mirada observando al rey.

Aquel que no dejaba de reír, se detuvo en cuanto reconoció a la mujer que había llegado con feos arapos usándolos de ropa.
Ahora la reina, madre del conejito comenzaba a reír a modo de burla, pero esta vez. Nadie le siguió la risa, todos analizaban la escena en silencio.

-¡SiAh!, creí que... Te había perdido en el fuego.

-Tu dijiste "Aléjate de ahí" y eso hice.

-¿Qué?, pero yo vi, como una catapulta se había incendiado y cayó sobre ti.

-Logré correr, escuché el crujir de la madera en señal de que caería y me alejé. Corrí tan lejos, porque el fuego era mucho. Que, no encontré el camino de regreso. Hasta que un día  regresé, venía tan feliz a darte la noticia de nuestro hijo y vi como te besabas con esa mujer.-Susurró SiAh reteniendo las lágrimas que querían salir de ella. Señalando a la madre de HwanWoong, que admiraba todo desde lejos.

-Usted, ¿perteneció a la familia real? Me resulta familiar su rostro, quisiera saber más. Si me lo permite, estaré encantada de escuchar su historia.

Nunca nadie, jamás, le había preguntado eso. Hasta que llegó una joven de cabello negro, hija de una reina, con la cual jugaba a menudo cuando era niña.
"EunMi y SiAh, las dos princesas que eran como hermanas".
Pero, llegó un día, en que EunMi obtendría el matrimonio, con un príncipe de apellido Jung. Ella estaba en desacuerdo y quería huir de la boda, pero le fue imposible, provocando que la linda amistad entre las princesas desapareciera. Poco después SiAh dio un viaje al sur, con el propósito de buscar un marido para ella. En donde por suerte, encontró a su príncipe, de apellido Yeo. Quien le amó, se decían que tenían un amor a primera vista.
Su felicidad había durado dos años, pues después la guerra se aproximó separando a ambos enamorados.

-y, ¿qué me dices de él?.-Preguntó mirando al chico que se mantenía aún, firme.

-¿No lo recuerdas? El tratado se había firmado, ese día estabas tan contento. En el momento que desaparecí, llegué a un pueblo, en donde me hicieron un análisis y me dijeron que estaba embarazada, estaba tan feliz que quería decírtelo. Pero al verte besar a esa mujer decidí irme y nunca jamás volver. ChangGu siempre quiso conocerte, una vez lo llevé y te estabas comprometiendo.

-En ese momento, juré que algún día, yo seguiría tu trono. Padre.

-Un momento. Tú eres el chico que salvó el robo del banco. ¿Cierto? ¡Dios mío!

-Ahora el rey Yeo tiene una familia y si nos disculpan. Su charla se ha concluido. Vamos cariño, NUESTRO hijo se casa.-Una mujer con el ceño fruncido tomó al rey del brazo y se lo llevó a donde anteriormente estaban.

La pareja del patrimonio, solo miraban en silencio la situación. Estando nerviosos e incómodos, sin saber que hacer.

El Príncipe Y El Anhterio (RAVNWOONG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora