Capítulo 48

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Conforme el coche se va acercando a Madrid mi estómago se va cerrando y gira sobre sí mismo. El simple echo de volver a ver a Marco, de volver a él me pone mucho más nerviosa de lo que yo misma quisiera, pese a haber estado saliendo de forma más o menos intermitente durante unos cuantos buenos años ya.

De mis AirPods suena Over the Moon de The Marías y no me puedo sentir más identificada con la canción ahora mismo. Le subo el volumen a máximo a la canción y por primera vez como no he hecho en años observo la Castellana, tan concurrida como de costumbre. Por primera vez en varios años me siento ajena a la ciudad que me ha acogido. 

El conductor se apresura a parar el motor y a bajar del coche para sacar mi maleta del maletero en cuanto llegamos a Valdebebas. Apenas son las ocho y media, hace un frío del copón y para colmo, una neblina cubre la ciudad deportiva.

-¿Seguro que quiere quedarse aquí? Mire que los entrenamientos abiertos al público no son una cosa que pasen cada día... -Manuel, que así se llama el conductor me pregunta amablemente si quiero, de veras, quedarme aquí sola hasta que llegue Marco... si es que llega, claro. 

-Sí, sí, no se preocupe. Yo... me las apañaré -le sonrío lo más cálidamente posible y acto seguido se sube al coche y se despide con la mano antes de dirigirse a la rotonda de salida.

Entro a las oficinas de puntillas, como quien vuelve con el rabo entre las piernas después de que le advirtieran que algo simplemente no iba a funcionar. Por suerte o por desgracia para mí, me encuentro de lleno con Butragueño de cara, que sonríe un tanto serio al verme.

-¡Emma! Pero qué agradable sorpresa... ¿qué te trae por aquí? -antes de que pueda responder abre los ojos como si acabara de recordar algo-. Oh vaya, pero qué descortés por mi parte... ¿Cómo estás de...? Bueno, ¿cómo te encuentras? ¿Quieres tomar algo? ¿Un café...?

-Verás Emilio... -le corto antes de que me siga insistiendo con falsa galantería- yo... venía a hablar con Marco. Es... urgente. Sé que estará entrenando y que ya no formo parte del club pero...

-Emma... los chicos entran más tarde... apenas son las ocho de la mañana.

-Las ocho y media, sí, lo sé... Me... me preguntaba si me podría quedar aquí hasta que llegue. Es urgente y... la verdad, no tengo otro sitio al que ir.

-Está bien, claro... en ese caso... espera a Marco aquí, no hay ningún inconveniente.

-¿Por qué me ha de esperar? -su voz, detrás de mí. Su voz apenas a unos pocos metros de mí me hiela la sangre por completo-. ¿Quieres hablar? Hablemos. Pero no tengo mucho tiempo.

Asiento callada y me muerdo el labio para retener las lágrimas que amenazan con escaparse.

En un gesto silencioso me dice que le siga pero antes de que pueda ponerme en marcha, él rescata de mis manos mi maleta haciendo caso omiso a mis objeciones. Me lleva hasta su habitación en la residencia y yo me quedo un tanto decolocada.

-Es el único sitio en el que tendremos algo de privacidad -explica como si acabara de leerme la mente.

Asiento en silencio y dejo que abra la puerta, a lo que él se hace a un lado para dejarme pasar. ¿En que momento de mi vida me perdí para dejar de atender a sus modales?

-¿Y bien? -se sienta relajadamente en el sofá-. ¿De qué quieres que hablemos?

-¿Perdón?

-¿Del tiempo...? ¿De la política de Madrid...?

-¿Me estás vacilando?

-Solo un poco. Contéstame. ¿Dé qué quieres que hablemos?

-Ya lo sabes. Lo sabes perfectamente.

-Sí... pero quiero que me lo digas. Quiero escucharte hablar, hace mucho que no oigo tu voz.

-¿Vas a empezar por atacarme? Porque no quiero hablar para nada en ese plan, para ser justos ambos hemos tenido una visión en ello y la mía era sentirme inútil por ser incapaz de que nuestro hijo estuviera vivo.

-Emma... perdona, tienes razón. Los mensajes, vale... -bufa toqueteándose el pelo en un gesto de nerviosismo-. ¿Te importa si pongo música?

-Em... no, claro que no... -maldito tarado, deja de ser tan random, Willemsen, pero claro esto no se lo digo. Pone Please de Chelsea Cutler y ahora entiendo por dónde va la cosa.

-Yo... no creo que me explique demasiado bien, así que quizá... quizá la canción se explica mejor que yo.

Espero en silencio a que termine la canción mirando directamente al balear, al que le hacen los ojos chiribitas. 

-¿Podemos volver a empezar? 

-¿La conversación? -pregunto sin entender.

-Todo. Lo nuestro. Quiero revivirlo contigo y hacerlo bien. Necesito tenerte en mi vida porque... porque sé que eres lo único que está bien en mi vida y yo... no me imagino una cama vacía sin ti a mi lado.

-Marco... le corto subiéndome a horcajadas encima de él y encajamos nuestras caderas a la perfección-. Podemos. Podemos hacerlo bien. Y lo vamos a hacer bien. Aunque sea la último que hagamos.


Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora