Revoloteo por casa diciéndome que he de terminar de ordenar el piso antes de cenar pero a decir verdad tan solo me estoy poniendo excusas para no pararme a pensar en el mallorquín.
El aura del atardecer tiñe por completo el salón de una tenue y acogedora luz dorada y siento una especie de catarsis que me dice que tome aire y me permita unos minutos en aclarar esos sentimientos encontrados que me invaden en pensar en Marco.
Si tan solo Washington hubiese sido distinto...
Busco en mi Spotify una de esas listas de reproducción basadas en mi música y cuando los primeros acordes de la canción desconocida captan mi atención la agrego a favoritos sin ni siquiera esperar a escuchar la letra. Siempre he sido de las que piensan que las canciones, como las personas, consiguen decirte si te van a gustar en menos de quince segundos. Y como esperaba la letra no me defrauda lo más mínimo.
Quisiera ser fuerte, pero no como él.
Cuando esta frase me golpea en el estómago como un puñetazo sí que me digno a mirar el título de la canción; Fuego, Glowen.
La imagen de todos los recuerdos que he vivido con Marco se agolpa ante mis ojos y los repaso uno a uno, como si de una película sobre nuestra historia se tratara. Marco y yo bailando en el jardín durante la boda de Isla. Marco y yo perdiéndonos el uno en el otro en esa cala de la Costa Brava. Marco y yo cenando en el reservado de Blackhaus. Marco abriendo el regalo que le hice por Navidad...
Todo lo que podíamos haber sido pero no pudo ser.
Apenas recuerdo que he de respirar cuando un sollozo acompañado por una lágrima solitaria salen a la luz.
Buscando un culpable en la oscuridad...
Para calmar la pena que me provoca esta canción le doy un sorbo a la copa de Lambrusco que he dejado a un lado y me seco las mejillas con los dorsos de la mano diciéndome que ya ha pasado demasiado tiempo como para volver a traer el tema de nuestra ruptura de nuevo a la mente.
Te dejó, me recuerdo.
Me permito seguir tirada en el sofá unos veinte minutos más hasta que la única iluminación del salón es la luz de las farolas que entra del exterior. Con los músculos entumecidos, enciendo unas cuantas lamparitas del salón y de la entrada para darle ese toque acogedor a la casa antes de decidir qué hacerme de cena.
Pongo en un cazo unos fideos de arroz y mientras cuecen voy hasta el baño para darme una ducha de agua caliente ya que en Madrid por las noches ya empieza a refrescar. Cuando me veo en ropa interior en el espejo mi mente se lleva un shock algo fuerte y es que me veo mucho más delgada de lo que recordaba.
Con todo el tema de la ruptura, el estrés de la operación de Marco y la vuelta a la rutina con el club he pasado a dedicar muy poco tiempo a lo que al comer se refiere y al parecer he empezado a pagar las consecuencias. Unas consecuencias que no me gustan nada y que no son nada saludables.
Después de la ducha me obligo a regañadientes a comerme todo el plato que me he puesto, pues la verdad es que apenas tengo apetito. Mientras recojo los platos, me preparo una infusión y una llamada perturba el ambiente de tranquilidad y silencio que había en casa. Miro por encima quien me está llamando y al leer el nombre de Marco decido ignorarlo.
Vuelta a la tranquilidad pero no por mucho tiempo. A los dos minutos exactos el mallorquín vuelve a llamar y con un resoplido contesto a sabiendas de que es capaz de insistir toda la noche si hiciera falta. Su paciencia para estas cosas todavía me sigue deslumbrando.
-¿Sí? -me hago la distraída.
-¿Por qué no me has contestado antes? Es la segunda vez que te llamo -su voz me deja sin aire en los pulmones y de un plumazo las piernas empiezan a temblarme.
-Estaba en la ducha -miento con un hilo de voz.
-Vale pues vístete. Estoy abajo en cinco minutos, no tardes que no puedo aparcar...
-Marco ya he cenado... Mejor hablamos otro día porque hoy no estoy muy de humor y...
-No vengo a invitarte a cenar. Ponte ropa cómoda, que va para largo.
-¿Y entonces por qué...?
-Cámbiate y te cuento por el camino. Vamos ser tíos esta noche, así que date prisa, quiero conocer al que será mi competencia en veinte años... Te espero abajo.
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Anything for you [SAGA THINGS #3]
FanfictionMarco dejó a Emma con una nota el día de su graduación, justo antes del tour por América. Durante el mes que han pasado juntos, Emma no ha hecho otra cosa que evitarle por todos los medios posibles, pese a que eso no sea tan fácil en Madrid, donde h...