Capítulo 29

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Estoy escuchando Can't Help Falling in Love de Elvis mirando la última foto que acabo de poner en la mesita auxiliar del televisor. En esta salimos Marco y yo sonrientes, ambos con gafas de sol. Su brazo izquierdo rodea mi cintura y él besa mi pelo mientras yo miro sonriente a una cámara que sostiene con la otra mano. Esa foto nos la hicimos precisamente hace cosa de unos seis años, la primera vez que el se vino conmigo a la Costa Brava, antes de que tuviera que lidiar con la muerte de mi padre, cuyo aniversario es en apenas unos meses.

Me enjuago con el dorso de la mano una lagrimilla que amenaza con escaparse porque; uno, estoy en uno de esos días sensibles; dos, Elvis era de los cantantes de mi padre y el simple echo de llevar un anillo que cuesta más de lo que podría permitirme en el anular izquierdo hace que me ponga melancólica pensando en lo orgulloso que habría estado al verme vestida de blanco y tres, echo de menos a Marco más de lo que voy a admitir y no por cabezonería y no aceptar que volviera a conseguir que trabajara para el Real Madrid, si no porque esto me va a venir bien y no ser tan dependiente.

Miro con gesto de fastidio la ropa que llevo puesta en el espejo de la entrada y no me da un infarto de milagro. ¿Dónde está la Emma que se arreglaba aunque fuera a estar en casa? La ha sobornado esta versión cutre que viste con sudaderas, leggins manchados de lejía y un moño con el pelo sucio fijo.

Rechazo una videollamada con Marco y le explico que me voy a la ducha, y le digo que le llamaré luego, pero me deja preocupada su última pregunta, ¿segura que estás sola en casa? ¿A qué se supone que viene esto? ¿Acaso se ha metido en problemas y le han amenazado una banda de rusos con hacer daño a su secreta prometida?

Me visto con unos vaqueros que debo admitir que me hacen unas piernas largas, algo sí como efecto Victoria's Secret , y un jersey de cuello ancho y que me va enorme. Rescato mi portátil de las profundidades del sofá y me dispongo a trabajar pero el encontrarme con esa capeta que en su día titulé como "M" porque me daba vergüenza que algún día pudiera leer todas mis reflexiones acerca de él frustran mi ataque de productividad.

Y sin embargo, dejo que el tacto de mis yemas sobre las teclas junto a una respiración profunda me dé alas para ponerme a escribir como una loca sin apenas pensar ni releer lo que estoy tecleando. La magia de la escritura, le llaman.

Estoy tan metida en las palabras que van llenando el papel en blanco, en la música que tengo de fondo, en concreto A Change Of Heart de The 1975, que apenas me doy cuenta que han llamado al timbre cuando llevan tres insistencias.

Pensando que podrían ser los hermanos Márquez de nuevo, me atuso un poco el pelo, en un intento por dejarlo decente y voy hasta la puerta.

-Hola de nuevo chicos... -mis palabras quedan congeladas en el aire durante unos buenos segundos en los que el castaño se me queda mirando con una sonrisa un tanto macarra en la cara.

-Hola... ¿esperabas a alguien? -el mismísimo Álvaro de Luna, él, el tío que protagoniza mis fantasías más salvajes -a parte de Marco, claro está- me observa al otro lado de la puerta y yo soy incapaz de articular palabra.

-Esto... No, la verdad es que no. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes donde vivo?

-Eeehhh... -vacila durante un segundo tocándose compulsivamente el tatuaje de su brazo derecho en el que se puede leer "Rock N' Roll"-. Te lo contaría, pero estoy hambriento. ¿Aceptarías que te invitara a cenar?

Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora