Capítulo 53

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Marco


Me despierto de mi estado de duermevela con el molesto sonido de unos nudillos aporreando mi puerta. Llevo por lo menos media hora con la almohada pegada a mis orejas intentando obviar el molesto sonido que alguien muy toca-cojones está encaparrado a hacer hasta que pierda la paciencia.

Y ese momento acaba de llegar.

Me levanto bufando y de un manotazo abro la puerta de la habitación, al otro lado de la cual me encuentro con Sergio que me mira con las cejas levantadas, seguramente extrañado por mi reacia manera de contestar a su llamada.

-¿Qué quieres? -pongo mi cuerpo en medio del marco y la puerta evitando así que se decida a entrar en mi habitación y violar mi intimidad de... mirar fotos de mi ex novia.

-Joder, que borde eres macho. Al final voy a empezar a darle la razón a Emma, eh...

-¿Algo más? ¿O has venido a hablar de mi ex? ¿Por eso llevas picando a la puerta treinta minutos, para hablarme de Emma?

-Eh, eh... -levanta las manos en gesto de inocencia- que mi turno solo cubría diez minutos. Los otros veinte le pides explicaciones a Lucas y a Isco. No me pienso comer yo el muerto.

-¿Así que os turnáis para tocarme los cojones? Valientes amigos... Qué vacaciones me vais a dar -comento con sarcasmo.

-Deja de hacerte el ofendido -de algún lugar que desconozco aparece Isco, que de un empujón se hace espacio suficiente para entrar en mi habitación y dentro él... dentro los otros dos.

-¿No es un poco pronto para que me estéis tocando las narices?

-Son las once de la mañana -Lucas intenta sonreírme pero le fulmino con la mirada-. Venga, Marco... estamos de vacaciones, vamos a pasar unos días sin darle vueltas a las cosas.

Me froto los ojos con las manos y para no seguir escuchando como las tres marujas que tengo por amigos deciden que vamos a hacer hoy salgo al balcón. Joder, en ocasiones como esta me gustaría tanto fumar...  Me quedo mirando las vistas de Cala Saona y pienso en cuánto me hubiese gustado de pasar estos días disfrutando de Formentera con Emma, pasando los días rebozados de arena blanca, el pelo con olor salitre y follando como locos.

Lo último sobre todo, para ser sinceros. 

-Asensio -Isco pega un grito antes de salir en mi búsqueda al pequeño balcón, no vaya a ser que haya decidido huir de ellos saltando a la piscina del hotel-. ¿Qué te pasa, macho? 

-Está depre -Lucas sale a su vez comiendo unas uvas que Dios sabe dónde las habrá sacado.

-Que va a estar depre, lo que necesita es echar un polvo -Reguilón y su finura habitual...

-¿Necesitas desahogarte, tío? ¿Es eso?

-¡Pues claro que no, gilipollas! -estallo entre tanta presión-. No he follado desde que Emma y yo lo dejamos, ¿y qué? No ha habido nadie con quien me haya apetecido hacer nada más que contarle alguna trola para desaparecer. Follar no es solo follar, ¿vale? Follar implica intimidad y no pienso meterme en la cama de la primera que pase porque... porque eso no me lo perdonaría jamás. No podría arreglar lo que he roto después de destrozar lo que hemos sido... lo que seremos en un futuro.

Y después de un estallido que llevo conteniendo meses, me meto en la ducha a esperar que el agua fría borre de mi mente las imágenes de la última vez que tuve a Emma debajo retorciéndose de placer.


*

Cenamos en Beso Beach con los chicos y siento que durante toda la cena están todos demasiado pendientes de sus móviles, bastante más de lo normal para contestarle a sus chicas, a decir verdad.

-Tíos, ¿dónde estáis? Joder, soy el único que tiene el móvil boca abajo...

-Perdón, perdón ya lo dejamos... -Isco es el primero en darle la vuelta pero me percato de la miradita que comparten Lucas, Regui y él mismo. Algo huele mal.

-Bueno que, ¿me diréis que pasa o qué?

-No... nada... No pasa nada.

Bufo cansado de que me tomen por imbécil y me levanto a la barra a pedir un mojito algo más cargado de lo habitual. Vale que he estado inaguantable últimamente pero eso no les da derecho a mis colegas a pasar de mí sentados en la mesa, ¿no?

Mientras espero a que el chaval con aire hippie machaque los hielos observo al horizonte de Ses Salines, donde el cielo ya se ha teñido de púrpura. Aprovecho para echarle otro vistazo a las últimas fotos de Emma que ha subido a Instagram. 

Un selfie con la cara hinchada después, seguramente, de dormir una siesta demasiado larga. Ella mirando a la cámara de espaldas a un atardecer precioso en Tarifa. Tumbada en una hamaca en la playa con un sombrero tapándose la cara. Esta última, la imagen de su cuerpo en bikini junto al no haber podido pensar en nadie más que en ella por más que haga meses que no la veo, hace que mi polla de una sacudida. 

Si incluso creo que acabo de escuchar su risa.

No, no. Acabado de escuchar su risa. Aquí. En Formentera. En Beso Beach.

La busco con la mirada sin descanso y para cuando la encuentro, a unos tres metros de mí, ella también me está mirando a mi con los labios entreabiertos.


Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora