Capítulo 22

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La brisa marina de la bahía de Cádiz que se cuela a través de mi ventanilla agita mi pelo revuelto con olor a mar. 

Miro a Marco que se concentra en la carretera serpenteante que nos lleva hasta la playa de Bolonia donde el mallorquín ha decidido que vamos a hacer nuestra primera parada. Tamborilea con los dedos en el volante al ritmo de Sweet Emotion de The Kooks y yo miro extasiada como este moreno tan guapo va a convertirse en mi marido en cuestión de meses. Mi marido. Todavía no me acostumbro, pero me mola como suena.

-Tienes un gusto muy malo -le pincho rodeándome las rodillas con los brazos-. Esta canción no vale nada.

Marco se baja las Wayfarer hasta la mitad de la nariz y me mira con las cejas levantadas y una expresión de querer vacilarme porque sabe que tengo razón, pero sin embargo tan solo suelta:

-Tu también.

-Pues estoy prometida contigo -me coloco mejor mis Round metal de Ray-Ban y sonrío divirtiéndome con la situación.

-Por eso lo digo. Estás loca, como una puta chota si quieres aguantarme el resto de tu vida.

-¿Eso va incluido? No sé si voy a ser capaz eh...

Él deja escapar una risita y me pasa su móvil ya desbloqueado para que elija la siguiente canción, así que ni corta ni perezosa lo cojo y tecleo Junk of the Heart antes de deshacerme la trenza, preparada para cantar a pleno pulmón mi canción favorita.

-But are you mine? -arrastro la última e mirándolo de reojo y veo como sacude la cabeza, probablemente intentando no dejarse llevar por mi entusiasmo.

-Estás loca -ríe dibujando esas arruguitas que tanto me gustan en las mejillas.

-I wanna make you happy,I wanna make you feel alive... -cantamos a coro antes de estallar en carcajadas.

Terminamos de cantar la canción una vez ya hemos aparcado en el descampado que queda justo encima de la playa. Mientras yo me recojo el pelo en mi ya característico moño desenfadado, Marco saca del maletero una cesta donde lleva un pareo y unos cuantos demasiados tuppers con comida que preparamos por la mañana.

-Espera un momento -le llamo frenando en seco.

-¿Qué pasa?

-Aguántame -me quito las sandalias y las llevo colgando de la mano.

-¿Estás loca? ¿Vas a ir así a la playa?

-Te echo una carrera hasta el agua -río empezando a correr sujetándome el vestido con la otra mano.

-¡Eres una tramposa, eso no vale!

Estoy llegando ya a la orilla cuando las manos fuertes de Marco me levantan y empieza a dar vueltas conmigo en brazos como si no pesara nada.

-¡No, para! Bájame. Eres un tramposo... ¡Marco! -por más que me quejo las carcajadas me delatan y él no hace más que dar vueltas y más vueltas a la orilla del mar.

-Eso pasa por hacerle trampas a tu futuro marido, Sagnier... -pataleo un poco más pero no tiene intención de soltarme-. ¿Vas a volver a hacerlo?

-Por supuesto -eso sí, a terca no me gana nadie.

-¿Seguro?

-Seguro.

No dice nada más antes de aprovechar su peso para tirarnos al suelo, atrapándome entre su cuerpo y la arena húmeda bañada por la espuma del mar.

-¡Estás loco! Nos vamos a empapar -cito lo obvio.

-No me pienso perder ese espectáculo por nada del mundo, Emma -sonríe de medio lado antes de recorrer mi cuello con sus labios a la par que el agua fría baña nuestros cuerpos.

Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora