Capítulo 21

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 Me despierto con el calor abrasador de la piel de Marco contra mi espalda y disfruto durante unos segundos de esa sensación de sentirme en casa una vez más, con su perfume de Chanel recordándome que para mí estar entre sus brazos es estar segura.

Vuelvo a taparme con el edredón hasta la nariz y respiro hondo para sentir ese olor a hogar que tantos recuerdos me trae y empiezo a pensar en el nuevo año que me espera al lado del mallorquín que hace ruiditos a mi lado.

-Déjame ir al baño -le susurro intentando levantar su brazo de mis caderas, pero él no hace más que estrujarme contra su cuerpo tonificado.

-No -murmura todavía medio dormido-. Tú no te vas de aquí.

-Marco... -me quejo a sabiendas que va a ceder en cuanto lo amenace, pero la verdad es que a mi también me apetece molestarle un poco, para empezar el año con viejas costumbres.

Con un quejido acompañado por un puchero me deja ir y yo aprovecho para escaparme al baño antes de que se arrepienta de haberme dejado. En un par de minutos, ya estoy bajo el agua caliente y dejo que poco a poco mi cuerpo se vaya acostumbrando a la nueva temperatura del ambiente y que así la piel deje de estar de gallina.

Me agacho para coger el gel de baño que está en el suelo y disfruto durante unos segundos del abrumador aroma a coco que inunda el baño en cuanto este hace espuma.

-Deja, que yo te enjabono la espalda...

La voz de Marco acompañado por su suave aliento en mi cuello provoca que un calambre recorra mi columna vertebral, esperando un contacto que tarda demasiado en llegar. Antes de dejar caer la espuma suavemente sobre la piel de mi espalda, Marco crea un camino con sus yemas desde mi hombro hasta la parte baja de mi espalda y yo me siento morir.

-¿Estás ya lista? -es la quinta vez que Marco me hace la misma pregunta y siento que soy capaz de matarle de un momento a otro. Abajo me esperan Igor, Gilberto y él, pese a que lleve diciéndoles que ya estoy por lo menos media hora larga.

-Termino ya -vuelvo a insistirles, pero esta vez de verdad.

Vuelvo a mirarme al espejo para comprobar cómo estoy y sonrío por los nervios. Hoy es el día. Observo que el recogido bajo no se ha movido ni un centímetro, retoco el carmín de mis labios y hago girar ese precioso vestido dorado de Rocío Osorno en el vestidor de Marco. Me echo un par de gotas de Chloé en el cuello y por último me pongo el anillo en el anular izquierdo, lista para anunciarles a su familia que voy a pasar a ser una más, en todos los sentidos.

-Estás... -Marco abre la boca para seguir hablando pero no le sale ninguna palabra más, así que le beso en la mejilla y les anuncio a los Asensio que ya estoy lista.

Comemos con ambas partes de la familia de Marco en Ramón Freixa y para ser sincera no puedo sentirme más bien acogida por los Asensio - Willemsen. Voy un segundo al baño antes de que Gilberto proponga un brindis por el nuevo año y de camino me encuentro con Igor, que me mira con un gesto divertido en la mirada.

-Bonito anillo, cuñada...

-¿Eh? Ah, bueno... tiene muchos años, apenas me lo pongo ya...

-Emma... no hace falta que intendentes mentirme. No se te da bien. ¿Quién crees que fue el que ayudó a Marco a elegirlo? Estoy deseando ver la cara que pone mi abuela cuando lo sepa, va a ser para enmarcarlo...

Me quedo sin saber qué decir, lo cual Igor aprovecha para pasarme un brazo por el cuello y arrastrarme de nuevo al salón privado, donde Marco nos observa expectante.

-¿Qué te ha dicho? -me pregunta pasándome el brazo al rededor de la cintura.

-Que eliges muy mal las joyas -río antes de centrarme en como Gilberto nos desea a todos un nuevo año de prosperidad.

Tras el brindis, la degustación de turrones y el café, en nuestra pequeña sala privada empieza a sonar algo de blues tranquilo y todos nos animamos a pasarnos a las butacas para mantener una charla desenfadada.

Mientras empieza a sonar la versión instrumental de La Bella y la Bestia, Igor se dedica a repartir unas cuantas cajitas sin decirnos nada y es Marco el que se encarga de movernos por el espacio libre de la sala al ritmo lento del cello que toca la banda sonora de mi película de Disney preferida.

Cuando todos tienen su pequeña cajita blanca, y prestándonos la mayor atención posible, Marco mira a uno de los camareros que nos han atendido hoy y este vuelve las luces de la sala mucho más tenues hasta ser iluminados solamente por un par de candelabros.

Para cuando se termina la canción, Igor les indica a todos que abran sus respectivas cajitas y ahí se crea el revuelo. En cada cajita aparece una fotografía de Marco y mía en Ámsterdam con un titulo encima de nuestras cabezas que dice lo siguiente: "¡Nos casamos pronto y queremos que formes parte de este día tan especial!"

Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora