Capítulo 13

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Despierto por ruidos en la habitación de al lado y compruebo la hora; las cinco menos diez de la mañana. ¿Qué narices está haciendo Marco a estas horas?

Dudo si de verdad hace falta que intente desenredar las sábanas, sacar las piernas e ir a preguntarle qué está haciendo pero al fin me decanto por darme media vuelta y volver a cerrar los ojos esperando el el idiota vuelva pronto a la cama.

Me tapo la cabeza con la almohada que supuestamente tendría que estar utilizando él a estas horas y vuelvo a hacerme una pelota para intentar conciliar el sueño pero, como si su misión en esta vida fuese molestarme a niveles insospechados, enciende la lamparilla de mi derecha y pese a que protesto no la apaga.

-Déjame dormir, es muy pronto -gruño tapándome con la sábana hasta la cabeza en un intento de aplacar la luz que me llega.

-Venga, despierta anda -juguetea con sus dedos fríos por mi columna vertebral y un escalofrío recorre mi cuerpo; él y sus siempre frías manos.

-Es muy pronto -gimoteo arreándole un manotazo en el codo para que deje de despertarme a traición.

-Llegaremos tarde como no espabiles...

-¿A dónde? 

-Tú vístete con lo que te he dejado fuera y no hagas más preguntas, que eres muy pesada cuando quieres...




Media hora después ya estoy vestida con un simple vaquero y un jersey de lana de cuello vuelto y espero a que Marco decida decirme algo acerca de por qué narices me ha hecho salir de la cama tan temprano un sábado.

-¿Me vas a contar algo durante el día o piensas seguir en silencio?

-Ya hablas tú por los dos... -ríe arrugando los ojos como tanto me gusta y debo de hacer un gran esfuerzo por ser capaz de poner los ojos en blanco y reprimir esa sonrisa que lucha por escaparse de mis labios.

-Que te den.

-Miluji tě -me dice pero sin comprender nada hasta que decide sacar de la habitación pequeña mi maleta de mano rosa y vuelve a sonreírme misterioso-. ¿Vas a dejar de hacer preguntas, pesada?

Sin ocultar la gran sonrisa que me pinta en los labios asiento como una niña pequeña y tras asegurarnos que dejamos mi piso más o menos aceptable salimos de casa sin decir nada más.

El aeropuerto de Noáin está prácticamente desierto a las seis de la mañana así que no me es demasiado difícil averiguar dónde se supone que me lleva Marco, así que cuando leo en el tablón de próximas salidas Praga me giro hacia él como una niña pequeña.

-¿Es en serio? ¿Nos vamos a Praga? 

-Ya no queda nada para Navidad y sé cuánto te gustan los mercadillos navideños... 

No tardo ni un segundo en lanzarme al cuello del mallorquín y comérmelo a besos mientras él ríe animado estrechando mi cintura contra su cuello y, una vez más, vuelvo a sentirme en casa y entiendo que pase lo que pase con Marco esa sensación no podrá nunca aparecer con otra persona.




Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora