Capítulo 45

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Marco

-¡Venga tío espabila! ¿Vas a jugar o no? -Ángel agita su mano a literalmente dos centímetros de la punta de la nariz pero yo llevo sin enterarme de lo que están hablando un buen rato. 

-¿Qué...?

Ángel bufa, exasperado y decide darse por vencido cuando se sienta en el sofá de al lado poniendo los ojos en blanco. Brandon mira la escena, en silencio, sin atreverse a hacer ningún comentario y Berto es el único que me mira a los ojos. O que, al menos lo intenta, porque desde que llegué a Calviá he intentado por todos los medios evitar preguntas incómodas.

Hasta hoy, me temo.

-Marco no puedes seguir así -Brandon, para mi sorpresa, es el primero en mediar palabra acerca del tema que está inundando la sala con un silencio ensordecedor.

-Brandon tiene razón, tío. Emma y tú necesitáis daros un tiempo... pensar las cosas, reflexionar y tomar una decisión. Os estáis ahogando mutuamente, colega. Esto ha sido una llamada de atención.

-¡¿Una llamada de atención, Berto?! -me levanto de un salto del sofá-. ¿Me estás diciendo que el aborto de mi chica fue una llamada de atención para que lo dejáramos? ¿De qué mente absurda puede salir esa mierda de reflexión?

-Marco... -Javi trata de calmarme poniéndome una mano en el pecho, pero yo me remuevo como un caballo encabritado.

-No Javi, y una mierda. Que Emma haya pasado un jodido aborto no es ninguna señal divina de que no debamos estar juntos. Llevamos más de seis años saliendo joder, intentando por todos los medios que lo nuestro salga bien a pesar de toda la mierda que se nos ha ido echando encima y tienes los huevos de decirme que esto es una señal. 

-Tú mismo lo has dicho, Marco. Intentando estar juntos... -Berto mira al suelo, como cada vez que nos dice algo que piensa de verdad pero que sabe que no nos va a gustar escuchar-. Una relación no debería intentarse; o sale bien o no sale directamente. 

- Pero que ¡íbamos a casarnos, hostias!

-¿Ibais? ¿Entonces habéis roto? -Ángel me mira encarando una ceja y yo decido largarme porque, de alguna manera me siento atacado por mis amigos de toda la vida.

-¿Sabéis qué? Me largo. Paso de estar siento psicoanalizado todo el rato.

-Eso, tú da la espalda a tus problemas... -Berto lo dice para sí pero lo he escuchado perfectamente.

-No me jodas, Berto. No me vengas jodiendo con los consejitos de mierda estos -tiro mi cazadora al suelo de la entrada, a unos veinte metros, tan solo para desquitarme con algo que no sea mi mejor amigo en este preciso momento-. No me vengas proclamando frasecitas de consejero matrimonial cuando te recuerdo que eres el único de aquí que no tiene novia.

-Marco, te estás pasando, colega -Brandon vuelve a comentar la jugada y yo les miro a todos de reojo.

-Iros a la mierda. Los cuatro. Puedo resolver esto solo, no necesito vuestros consejos de los chinos.

Salgo echando humo por la puerta rumbo a la pasarela medio hundida que se ha tragado todos mis gritos de exasperación de cuando era un crío. Fuera hace un sol que calienta bastante pese a estar todavía a mediados del invierno pero por dentro siento frío. Muchísimo frío. 

Me siento ahí, solo, mirando al horizonte del mar y pensando seriamente en volver a Madrid y llevarme a mi chica a alguna playa paradisíaca. Eso necesitamos, seguro que unos días de vacaciones alejados de todo y de todos, desconectados de las redes por unos días, es todo lo que necesitamos.

-¿Puedo...? -levanto la mirada y me encuentro con un Brandon serio, con las manos en los bolsillos, esperando que le dé la oportunidad de sentarse a mi lado.

-Ehm... claro, claro -me hago a un lado y él se sienta en silencio, dejando caer las piernas al borde de la pasarela. Estamos varios y largos minutos en silencio hasta que después de aclarar la garganta se atreve a preguntarme:

-¿Qué te está pasando, tío? -y que conste que no lo pregunta a malas, si no que está preocupado de verdad.

-No... no lo sé. Creo que esta situación me ha superado. Joder... sabía que todo iba demasiado bien, tenía esa sensación en el pecho, ¿sabes? Como un nudo. Un nudo que estaba presente cada día, a cada segundo. Un nudo que me hacía decirme; va todo demasiado bien, Marco. Va a pasar algo, seguro que pasará algo antes o después. No puede ir todo tan bien. No te puede ir tan bien, no puedes ser tan feliz... Presentía que algo pasaría, pero quería pensar que eran paranoias mías. Emma estaba emocionada por la boda, no dejaba de mirar decoraciones para la habitación del bebé, me salía en mi historial de búsqueda del iPad y... joder era feliz. 

>>Lo tenía todo. Mi chica, mi hijo, trabajo de lo que me gusta. ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?

-Marco... Joder, colega... No sabía que te sentías así.

-Nadie lo sabe. Me jode que juzguéis una decisión en la que no sabéis todas las partes... Siento haber sido un capullo con vosotros. Este tema... joder, me fastidia muchísimo.

-Tranqui, Marco. Lo sabemos.

-¿Le podrás decir a Berto que lo siento y que soy un gilipollas?

-¿Por qué no se lo dices tú mismo?

-Tengo que irme. Voy a deshacer ese nudo. Voy a volver a empezar si hace falta, pero necesito a Emma conmigo.

Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora