Capítulo 30

457 36 15
                                    

Álvaro me lleva a Macao, un asiático súper chic en Lleida en cuya sala principal tan solo estamos nosotros dos y un par de parejas más. Me quedo impresionada mirando el estilo minimal del restaurante pero a la vez acogedor mientras le doy un sorbo a mi copa de vino blanco.

-¿Habías venido alguna vez? -Álvaro es el encargado de romper el hielo y lo hace tras un leve carraspeo y un sorbo a su copa de vino tinto.

-No, ni lo conocía. Es chulísimo la verdad... -sonrío como una boba mirando las cuerdas que cuelgan del techo y delimitan los espacios.

-Estás muy guapa cuando sonríes -murmura para sí, pero consigo escucharle.

-¿Qué? -me hago la tonta, esperando que me regale los oídos un poco más.

-Decía que estás preciosa cuando sonríes -me mira con esa sonrisilla macarra y con una intensidad en los ojos que me siento desnuda ante él.

Nos quedamos callados unos segundos mirándonos a los ojos, con una sonrisa pintada en los labios mientras escuchamos Loved by You de KIRBY, que es la canción que tienen de fondo. 

Tengo que saber como se siente el ser querido por ti. 

La letra de la canción junto con la copita de vino parece que empieza a hacer efecto y siento que mi tontería se dispara, junto con unas leves mariposas en la boca de mi estómago que parecen querer crear un nudo en la garganta.

-¿Saben ya que van a tomar? -salvada por la campana.

Miro duditativa a Álvaro, que toma la iniciativa y pide unos cuantos platos a compartir, además de dos copas más de vino, a lo que acepto encantada. Va a ser una noche muy larga, me parece a mí.

-Me han contado que eres una gran fan de Sinsinati -levanta las cejas divertido. Mis ojos se clavan en la nuez de su garganta que se mueve arriba y abajo con dificultad, como tratando de ocultar nerviosismo.

Más fan soy de ti, me gustaría decirle, pero claro, me callo porque por loca que esté, todavía tengo algo de filtro mental para no parecer una desequilibrada.

-Sí, vuestras canciones son alucinantes, la verdad.

-Bueno, vente al próximo concierto. Es en Madrid, yo te invito.

-No puedo... -sonrío con tristeza-. Tengo el trabajo aquí y... 

-Déjame que yo me encargo. Pero estás invitada, de verdad.

Cenamos tranquilamente, hablando de banalidades y bebiendo, casi sin darnos cuenta una botella de vino, así que para el final de la noche yo tengo las mejillas encendidas y he tenido que deshacerme de la americana a cuadros que me he puesto, quedándome solo en una camiseta lencera.

-Oye, si intentas seducirme desnudándote que sepas que va a tener su efecto, preciosa.

Ambos nos reímos pero le lanzo mi servilleta a la cara, hecha una pelota, aunque algo me dice que esto último no lo ha dicho en broma, pues sus ojos se clavan en la medalla que se esconde por mi escote.

Insisto en que me deje pagar, pero de Luna, que es muy sabio, dice que yo acepté que me invitara a cenar, así que me rindo y el saca gustoso su cartera del bolsillo de su chaqueta de borreguillo.

Cuando salimos a la calle son más de las dos de la madrugada y empieza a hacer un frío que cala en los huesos, y claro, yo como buena friolera empiezo a tiritar nada más salimos a la calle.

-Toma -me dice pasándome su chaqueta, quedándose solamente en manga de camisa.

-No, ni de coña. Vas a pillar una neumonía yendo así en pleno enero.

-El coche está a doscientos metros. Haz el favor de ponerte la chaqueta.

Al final termino cediendo y me abrazo a mi misma con su chaqueta, aspirando el olor de su perfume entremezclado con olor a tabaco. Nada más arrancar al coche empieza a sonar Enchochado de ti en una versión acústica que ni conozco y ambos nos miramos una milésima de segundo.

-Espera, la cambiaré...

-No -le corto, rozando sus dedos con las yemas de los míos-. Déjala, me gusta...

Álvaro me mira por un segundo a los labios y asiente, junto antes de concentrar la vista en la carretera y de agarrar con fuerza el volante, en un gesto de lo más sexy.

Cuando llegamos a mi portal le invito a subir un momento, y para cuando voy a sacar las llaves del mini bolso, aprovecha para encenderse un cigarro.

-Oh, por favor. ¿En serio? ¿De verdad tenías que hacer eso? Te has cargado todo el rollo.

-¿El rollo? -me mira divertido con el cigarro todavía en los labios.

-Sí, el rollo.

-¿Qué rollo? 

-Pues... este.

-Vaya, que pena. Yo que pensaba que iba a compartir un cigarro contigo y mira que yo no soy de compartir. Esto es una promesa de amor eterno eh...

-Eres gilipollas, buenas noches.

-¿No me vas a dejar subir?

-No -dudo un segundo pero me reafirmo-. Eres un capullo.

-¿De verdad? -roza con el dorso de su mano la fina línea de mi mandíbula y yo cierro los ojos-. ¿De verdad que no te apetece estar un rato más conmigo?

No digo nada porque no soy capaz y porque no puedo dejar de pensar en Marco.

Joder Marco.

Marco.

Mi prometido.

-Tienes que irte, Álvaro.

-¿Ah, sí? ¿Tengo que irme? -le miro a los ojos un segundo y siento que si va a seguir por este camino durante mucho más tiempo mis fuerzas van a decaer.

Cuando vuelve a rozarme, unos pasos más cerca de mí, cierro los ojos de nuevo y siento su aliento en mi cuello, erizándome toda la piel del cuerpo sin apenas tocarme.

-Para tener que irme, estabas tú muy dispuesta a besarme, ¿no, fiera?

-Eres un capullo engreído -forcejeo tratando de evitar que me he sonrojado como nunca.

-Y tú una cría que se moría porque le besara pero, ¿sabes? Yo no soy de besar en la primera cita, yo soy más de otras cosas -no le dejo terminar pues mi mano ya se ha estampado contra su mejilla-. Yo de ti no habría hecho eso.

-¿Ah, no? ¿Y por qué?

-Porque el día que te bese vas a estar tan loca por mí que vas a hacer cualquier cosa para que estemos juntos para siempre, fiera.



Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora