Capítulo 10

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Marco

Unos días antes

El timbre del teléfono hizo su eco por toda la casa por más que había insistido en que me dejaran, y cito explícitamente, "en paz de una puta vez".

Gruño y vuelvo a ponerme el cojín que ha caído al suelo en la cara en un intento de protegerme del Sol que entra implacable por los grandes ventanales del salón. Pasan unos segundos y el horrible sonido vuelve a producirse.

Tengo la boca seca y pastosa y un horrible sabor a tequila que sube por mi garganta recordándome lo mucho que bebí anoche. La cabeza me va a cien por hora y siento que va a estallar porque alguien me está golpeando las sienes con un martillo imaginario y yo... yo no puedo ni moverme de lo echo mierda que estoy.

Si no hubiera salido anoche...

Me levanto con pesadez del sofá donde he estado durmiendo la mona y sin dejar de arrastrar los pies del suelo rebusco en los armarios de la cocina en busca de alguna pastilla que se lleve mis ganas de matar a alguien a la vez que la resaca.

-Que... ¿muy dura la resaca a ciertas edades? ¿O es otra cosa, mejor dicho persona, lo que te está demacrando?

-¿Cómo cojones has entrado? -frunzo el ceño ante la imagen de Berto en la entrada de mi casa, como Pedro por su casa.

-Con las llaves de tu hermano -la voz de Ángel justo detrás de él me sorprende tanto o más que ver a Berto colándose en casas ajenas.

Sin decir nada más, resoplo y vuelvo a dejarme caer en el sofá fijando la mirada en la pared blanca que tengo en frente.

-Quieres hablar de ella y... -empieza Berto sentándose a mi lado.

-No. No quiero hablar. No quiero saber qué haríais vosotros en mi lugar. No quiero que me digáis que todo va a volver a estar bien. No tenéis ni puta idea por lo que estoy pasando; lesionado, sin poder jugar y abandonado por la persona que más quiero en este mundo. No sabéis nada de lo que hay entre Emma y yo. Vale que yo no he sido ningún santo, y que con ella he sido un gilipollas acabado pero se acabó, me lo dejó muy claro. Y, ¿sabéis? Paso de lo que pueda ser, me da igual las consecuencias que puede tener. Solo necesito tiempo. Se me pasará -suelto de sopetón.

-Eres un completo gilipollas -me suelta Ángel sorprendiéndonos a los dos-. ¿Te crees que cinco años de tira y afloja los vas a "pasar" como si fuera una gripe? ¿Te crees que con Asun siempre ha sido todo de color de rosa? ¿Te crees que no me ha dicho que quizá no era mejor enviarlo todo a la mierda? ¿Y que hemos hecho? Superarlo. Me da igual qué coño pasa entre vosotros dos, lo único que me importa, como amigo que soy, es que con ella sigues siendo un imbécil, pero más soportable. Y lo que más gracia me hace es que sabes que estás enamorado de ella hasta la médula y eres un cobarde. Eres un cobarde y se ha hartado.

-Ah, ¿que encima es culpa mía que me haya dejado?

-Sí. Es tu culpa por no ser capaz de decirle lo que la quieres, pero de verdad. Que la necesitas y que pese a todo el daño que os hacéis no puedes estar sin ella sin convertirte en un imbécil. No eres capaz de ser sincero contigo mismo y aceptar que quizá quieres sentar la cabeza con ella y, ¿si no eres sincero contigo mismo, lo vas a ser con Emma? Es tu culpa porque sabes que Emma te hace feliz cuando parece que todo va mal, que ha cambiado tu vida y no te atreves a decírselo. ¿No te has preguntado por qué te levantas echo una mierda aunque no salgas de fiesta? Dime que no has llegado a pensar ni por un momento, y dime la verdad Marco porque te conozco, que quizá Emma es la chica que siempre has estado buscando, que quizá es la chica por la que vale la pena luchar y arriesgarlo todo. 

Nos quedamos los tres en silencio un largo minuto sin saber que decir, sopesando las palabras de Ángel que parecen calar en mi subconsciente.

-El amor es ciego... pero el corazón tiene vista de águila -suelta Berto con un hilo de voz y unos segundos después Ángel y yo estallamos en carcajadas-. No sé de qué os reís, es una frase de un poeta gallego.

-Te nos estás ablandando, pequeño gorrión... te nos estás ablandando.




-Vale, entonces, ¿cuándo llegue qué hago? -pregunto cerrando la cremallera de la maleta.

-Has de ir a hablar con ella. ¿Luca ya te ha dado la dirección?

-No, se ve que están visitando la ciudad, Emma aún no sabe que están en Pamplona. Cuando lleguen me ha dicho que me enviará la ubicación, supongo que esta noche.

-¿Y ya sabes qué le dirás? -me pregunta Ángel encarando una ceja.

-Tengo tres horas para pensarlo...

-Que tengas suerte, bro, que tengas suerte... Yo lo siento, pero siempre voy a estar a favor de Emma, aunque la próxima sea la misma Gigi Hadid. Es la que mejor me ha caído desde el principio.

Lo miro ocultando una sonrisa y le abrazo prometiéndole que haré todo lo posible para recuperar a la chica de mi vida.


Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora