Capítulo 15

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Me meto bajo el chorro de agua hirviendo y dejo que la tensión de mi cuerpo vaya desapareciendo poco a poco mientras intento dejar la mente en blanco. Estoy en la misma posición unos segundos hasta que noto como la mampara se abre detrás de mí y una corriente de aire me pone la piel de gallina.

-Marco... -suspiro cuando el mallorquín besa mi hombro mojado.

-¿Te importa que me duche contigo? -pregunta recorriendo mi columna vertebral con la yema de los dedos-. No, ya veo que no te importa.

Ambos reímos mientras el agua caliente sigue cayendo sobre nuestras cabezas. Intento darme la vuelta para mirarle pero cuando entrevé lo que pretendo hacer rechista y me pide que le deje hacer, a lo que acepto encantada.

Me concentro en la ventana que hay fuera y como los copos de nieve se van agolpando en el alféizar y juro que puedo sentir como si los pequeños besos que Marco va dejando al recorrer mi cuerpo desnudo fueran parte de esos copos de agua helada.

Sin saber por qué, Stay with me de Anson Seabra viene a mi cabeza y sin darme cuenta empiezo a murmurar la letra en el momento que Marco recorre mi abdomen con las manos. Le abrazo pegando mi cuerpo desnudo al suyo deseando que este momento de intimidad nos dure para siempre y en este preciso momento entiendo que esto es lo que llaman felicidad.

Mantenemos el mismo juego a lo largo que tenemos agua caliente susurrándonos "te quiero" y "te amo" entre besos sabiendo que significan mucho más que cuatro palabras, palabras que no decimos porque sí.

Al salir del baño nos envolvemos en los albornoces del hotel y nos dejamos caer sobre la cama, sin apenas importarnos cuanto empaparemos el edredón por tener el pelo todavía húmedo. Rodamos por la cama y reímos cuando estoy apenas a un centímetro de caer de la cama, pero como de costumbre, es Marco el que me salva cogiendo mi muñeca y tirando de ella.

-Eres preciosa, Emma -susurra el mallorquín deshaciendo el nudo del cinturón.

Ya tengo suficiente con recordar como respirar como para ponerme a pensar en qué debo contestarle, así que a cambio tiro de él hasta que está encima de mí y empiezo a recorrer su cuello con mis labios y él, como respuesta, gime de placer.

-Para, para... -me pide mordiéndose el labio inferior.

-¿Por qué? -lloriqueo.

-Yo... Emma, no puedo hacerlo...

-Marco, por favor...

-Emma, no tengo condones -dice con el gesto fruncido-. ¿Y si...?

-Pararemos antes, te lo prometo. 

Él no dice nada pero me besa con delicadeza, como si fuera nuestro primer beso y no quisiera hacerme daño, como si no supiera qué vendrá después de rozar nuestros labios y de esas caricias que va dejando caer por mis caderas.

Cuando se decide a entrar dentro de mí, lo hace sin dejar de mirarme a los ojos y de dedicarme mil mimos que le devuelvo sin duda. Ambos gemimos y soltamos todo el aire que llevamos dentro y una lágrima de felicidad rueda por mi mejilla.

-¿Te hago daño? -pregunta preocupado secándome esa lágrima solitaria.

-No, no... No es eso. Es que soy muy feliz ahora mismo, Marco. Más feliz que nunca.

-Yo también, mi amor, yo también.

Nos movemos despacio, tratando de mentalizarnos de que la sensación que tenemos es de hacerlo por primera vez y, pese a que nuestros movimientos son algo torpes, conseguimos un placer mucho más allá del que jamás hemos sentido.

Terminamos tumbados en la cama, abrazados y sudorosos teniendo la sensación de que ha sido la mejor sensación que hemos tenido nunca.

-¿Qué... qué te ha parecido? -pregunta jugueteando con mi melena enredada.

-Espectacular -sonrío antes de besarle en el pectoral izquierdo-. ¿Y a ti?

-Una jodida pasada -reímos juntos y volvemos a disfrutar de nuevo de esos instantes de silencio después de ello, dejando que la felicidad vuele libre por la habitación-. ¿Sabes? Pensaba que nunca podría volver a estar así contigo, en una cama, desnudos y sintiéndome el tío más afortunado del planeta.

-¿Por qué pensabas eso? Sabes que estoy loca por ti desde el día que te conocí...

-Ya, pero la última vez... joder, pensaba que no habría manera de arreglarlo.

-Tú siempre sabes como arreglar las cosas, Asensio.

-Eres la mujer de mi vida, Emma Sagnier...

Le miro con una sonrisa pintada en los labios y le beso.

-Eso ha sonado a proposición, Marco Asensio Willemsen... -bromeo pero él mantiene el gesto serio.

-¿Y si lo fuera, qué me dirías?

Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora