Capítulo 39

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Salgo de la cama lo más sigilosamente que puedo y bajo descalza al salón, donde Rome me mira desde el sofá.

-Si no le dices nada a tú padre te doy una galleta, ¿trato? -le susurro al perro, y cuando este me da la pata en señal de aceptación, voy hasta la cocina y le saco del tarro un premio con forma de hueso-. Buen chico, Rome.

Me siento a su lado en el sofá e inconscientemente paso mi mano por la inadvertida barriguita que en unas pocas semanas empezará a crecer y por primera vez en toda mi vida siento miedo de lo que pueda pasar. Un miedo interno que apenas es comparable al que sentí cuando Marco estaba dentro de ese maldito quirófano. Miedo por lo que no puedo controlar, le tengo miedo a la vida.

Cojo el portátil de Marco que siempre del tirado en la mesilla de centro y pruebo suerte con la contraseña. Una fecha, simple y sencillo, siempre termina por ponerle fechas a todo. Algo teníamos que tener en común. Antes de empezar a leer cientos de artículos, pongo de fondo Wicked game muy bajito y me dedico a leer todo lo que puedo acerca del primer mes de embarazo.

-Cuando tenía tu edad le ponía a su madre esta canción cuando iba a recogerla. Nos gustaba mucho -Gilberto aparece a mi lado en pijama y se sienta a mi lado-. Es preciosa.

-Lo es.

-Aún no he tenido ocasión para felicitarte yo mismo...

-¿Lo sabes?

-Marco no sabe guardar secretos -ambos reímos un poco antes de que continue hablando-. De echo, conociendo a mi hijo, a estas alturas lo debe saber ya medio club.

-Tienes razón, Marco no sabe guardar secretos.

-No, no sabe... -tras un largo silencio, Gilberto carraspea y empieza a hablar-. ¿Sabes? Me da un poco de vértigo todo lo que os queda por venir... No me malinterpretes, me hace mucha ilusión convertirme en abuelo, sobre todo si quien va a formar parte de la familia vas a ser tú, Emma, pero al mismo tiempo me da miedo que no seáis capaces de hacer de tripas corazón cuando el niño llegue. Todavía sois muy jóvenes... y, bueno, Marco sigue siendo muy impulsivo en algunas cosas.

-Yo también tengo miedo, Gilberto... Mucho, muchísimo. Últimamente no consigo dormir, ¿sabes? Me quedo horas dando vueltas en la cama, mirando como tu hijo duerme y preguntándome muchas cosas. Cómo lo haremos, qué pasará, cómo cambiaremos cuando llegue el momento y créeme que todas estas preguntas me dan mucho miedo. Veo dormir a tu hijo a mi lado y pienso que él es el hombre de mi vida pero...

-Pero aún así sientes un vacío en el estómago. Es normal, cariño, yo también lo siento. Supongo que es el paso previo a hacernos a la idea... Créeme que me dais mucha envidia como pareja. Me recordáis mucho cuando yo era joven. Quizá... quizá si ahora ella estuviese aquí... -titubea como de costumbre cuando hablamos de su mujer-, ella habría sabido como hablar contigo. Le habrías encantado -sonríe mirando a la foto de su boda-. Probablemente te habría dado la razón en todas las discusiones con Marco...

Noto como una lágrima cálida rueda por mi mejilla mientras escucho a Gilberto hablar del que fue el amor de su vida.

-Ella era un ángel. Os parecéis muchísimo, a decir verdad. Puede que incluso hubiera sido más cabezota, de ahí lo heredó Marco. 

-Fue una gran mujer. Una gran madre... -susurro con un nudo en el pecho.

-Como tú, Emma. No me cabe la menor duda de que vas a ser la mejor madre y la mejor compañera de vida que mi hijo podría haber elegido... Anda, ¿por qué no volvemos a la cama? Ya tendremos tiempo de preocuparnos por el bebé más adelante. 

Acepto la mano que me tiende e inmediatamente mi suegro me envuelve entre sus brazos. Mi suegro, el que es como un segundo padre para mí. Vuelvo a meterme en la cama helada y al segundo los brazos del mallorquín me abrazan por detrás, en una especie de cucharita. Acaricio el dorso de su mano con la punta de los dedos y trato de imaginar como será nuestro hijo. ¿Será alto como su padre o tendrá mi color de ojos? Ojalá tenga su sonrisa, es preciosa y por favor, que saque también sus labios.

-Vas a ser el mejor padre del mundo, Marco -susurro todavía despierta un buen rato después. El mallorquín suspira con fuerza y entiendo que esa es su especie de respuesta al respecto.

Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora