Capítulo 23

570 37 9
                                    

Marco

Me incorporo sobre mi codo izquierdo cuando despierto de la siesta que vete tú a saber cuanto hace que empecé. Me hago visera con la mano y miro a ambos lados de la playa de Bolonia en busca de Emma, pero no la encuentro por ningún lado. ¿Dónde se ha metido?

Achino los ojos tratando de adivinar si una de esas sobras que se ven por la zona del Faro de Trafalgar, pero no soy capaz de ver más de sombras. Joder, debería ir a revisarme la vista un día de estos...

Empiezo a preocuparme cuando compruebo que sus zapatos tampoco están junto al pareo sobre el cual hemos comido y su móvil está fuera de cobertura... Maldita compañía que no conoce ni Dios.

-¿Emma? -miro hacia la izquierda y nada.

-¿Emma? -vuelvo a repetir más alto hacia la derecha, pero tampoco nada...

A lo lejos se escucha un murmullo de alguna canción que tienen puesta en alguno de los pocos chiringuitos que aguantan la temporada baja abiertos, pero nada más. A no ser... Empiezo a subir la famosa duna de Bolonia cuando veo a lo lejos el hondear de un vestido verde que, claramente, es de ella. Me arremango los puños de la camisa y alzo el dobladillo de mis vaqueros antes de empezar a correr hacia ella, que parece estar absorta en otro planeta haciendo fotos al paisaje desde aquí arriba.

-Pensaba que te habías marcado un novia a la fuga -susurro contra su cuello levantándola por los aires.

-¡Me has asustado! Pensaba que estabas durmiendo -ríe pataleando y creando una nube dorada a nuestro alrededor.

-Bonita excusa para dejarme plantado, recuérdame que el día de nuestra boda no me duerma por nada en el mundo.

-Eres idiota -sonríe cuando la dejo de nuevo en el suelo.

Nos quedamos unos segundos en silencio con las manos entrelazadas. Desde aquí, con la vista del mar de Cádiz de fondo, un Sol cálido tostándonos la piel y I Believe de Jonas Brothers sonando a lo lejos en ese chiringuito, creo fervientemente que el paraíso debe ser algo muy parecido a esto.

-¿En qué estás pensando? -las yemas de sus dedos recorren la sombra que dibuja mi barba sin afeitar y le sonrío de verdad.

-En que me casaría ahora y aquí mismo contigo.

Sus ojos se iluminan de un momento a otro y sin decirme nada, camina hasta su bolso, donde rebusca entre las miles de cosas que siempre suele meter dentro hasta dar con algo metálico y volver hasta donde estoy.

-¿Qué haces?

-¿No dices que te casarías aquí y ahora conmigo? -me enseña un par de argollas de su llavero y yo me echo a reír aún más fuerte cuando ella frunce el ceño.

-Esto no tiene ninguna validez legal.

-¿Y firmar un papel sí?

La madre que la parió, que peleona es cuando sabe que lleva la razón...

-Emma, nos casaremos con nuestra familia, ¿no es eso lo que querías? 

Joder, si por mi fuera me habría casado con esta mujer el mismo día que la conocí y ahora me viene con que quiere casarse ya y sin esperas... Va a terminar por volverme loco de una vez por todas.

-Sí pero... quiero que esto sea así siempre, Marco -inconscientemente hace ese pequeño puchero que me derrite y no puedo más que adivinar que mi corazón ha perdido otra pequeña batalla y otra parte se ha rendido ante ella y su magia.

-Amor mío, si voy a pasar el resto de mi vida contigo ten por seguro que siempre va a ser así. Siempre voy a estar persiguiéndote entre dunas, escuchando música de cuando eras una cría, dejando que cambies mi canción favorita cuando suena en la radio, yendo a comprar helado a las cinco de la mañana porque nos ha dado el antojo y creyendo de verdad que cada vez que te abrazo el cielo nos queda un poco más cerca. Me da igual casarme contigo ahora o delante de doscientas personas, porque yo voy a seguir siendo yo y tú vas a seguir siendo tú, pero lo que yo quiero es que tú tengas la boda de tus sueños sin que te arrepientas de ningún detalle más tarde, ¿entendido?

Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora