Capítulo 18

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Me quedo embobada mirando el río Moldava mientras el coche que Marco ha pedido para ser nuestro chófer esta noche avanza en silencio por el Puente de Carlos. La mano de Marco reposa sobre mi rodilla y con mi pulgar izquierdo dibujo círculos sobre su piel suave.

-Te amo -me susurra dejando caer un beso en mi mandíbula.

-Yo a ti también te amo -le sonrío con sinceridad.

En cuanto llegamos al Castillo de Praga el conductor baja del coche y con rapidez se apresura a abrirme la puerta, lo cual agradezco con una sonrisa y murmurando un tímido "dêkuji" al salir al frío invernal de la capital checoslovaca. Como buen caballero, Marco se ofrece a ponerme el abrigo a lo que acepto encantada y tras darle la mano, andamos con tranquilidad por las callejuelas iluminadas que conforman el castillo.

-Me gustaría parar el tiempo justo ahora y vivir siempre así... -susurra colocándome un mechón rebelde detrás de la oreja.

-Odias el frío -sonrío observando como unos diminutos copos de nieve se posan sobre su perfectamente despeinado pelo.

-Pero estoy contigo y eso es lo que me importa.

Doy un paso hacia él y, pese a los tacones, me alzo de puntillas para poder besarle de forma cómoda frente a la catedral de San Vito. En el momento que nos separamos, él sonríe contra mis labios y como de costumbre se queja de que mis manos están demasiado frías y vuelve a repetirme que debería comprarme unos guantes, a lo que me niego en rotundo.

Seguimos paseando por las maravillosas calles empedradas hasta que llegamos al Palacio Real. Me quedo unos segundos maravillada mirando las famosas cristaleras y cómo éstas se van cubriendo de nieve a medida que va cuajando en la ciudad. 

-Puedes quedarte ahí fuera toda la noche o entrar conmigo. Seguramente se estará más calentito... -Marco se gira a mirarme con una sonrisa tierna pintada en los labios y yo frunzo el ceño extrañada. ¿Cómo vamos a entrar al Palacio Real a estas horas?

Me dejo guiar por él a través de las maravillosas salas y salones góticos decorados con muebles de época. Por más que forcejeo y pido unos segundos para poder observarlo todo ahora que no hay una multitud delante Marco se niega y sigue avanzando por el laberíntico amasijo de puertas, corredores y salones hasta que llegamos a la sala Ladislao. 

Allí observo que hay un par de personas dispuestas a tocar el piano y el violín y una más que sostiene un par de copas de champagne.

-¿Qué es todo esto? -pregunto sonriente maravillada por todo lo que ha sido capaz de montar sin que yo supiera nada.

-Espera, dame un segundo -con un gesto de cabeza indica a los músicos que pueden empezar a tocar una melodía lenta que me conozco demasiado bien.

Sleeping at Last empieza a resonar por la magnífica sala y no hago más que sentir como las lágrimas se agolpan a la entrada de mis ojos.

-No llores, cariño... -Marco me rodea la cintura con uno de sus brazos y un nudo me impide mediar palabra.

Como si leyera mi mente a la perfección, me acerca una de esas copas y yo bebo más por necesidad que por ganas, lo cual él mira con una sonrisa tierna pintada en los labios.

-Emma... no sé como hacer esto, y eso que lo he pensado en miles de formas diferentes. No sabes la de veces que le he pedido ayuda a Lucas o a Isco para hacer esto pero la verdad es que toda la mierda que tenía preparada se acaba de ir de mi cabeza así que, por favor no seas muy duro conmigo.

Siento como el corazón me va a mil por hora y por un segundo no escucho más que mis propios latidos. Marco se arrodilla frente a mí y me toma de la mano, y cuando nota que estoy temblando como una hoja, sonríe como él solo sabe y me da un pequeño apretón para tranquilizarme.

-Sagnier, por mucho que me digas que no sé nada de la vida, solo tengo una cosa clara y es que sí quiero. Quiero estar el resto de mi vida contigo. Quiero que nos miremos como el primer día que nos conocimos y que nos queramos como lo hacemos cada vez que nos reconciliamos. Quiero no dejar nunca de hacerte reír y que sea el que te pase los pañuelos cada vez que acabas llorando a moco tendido por ver Titanic por millonésima vez, aunque te sepas de memoria cada diálogo.

>> Sí quiero. Quiero pasar contigo todo lo que venga, lo bueno y lo malo, y no darme nunca por vencido contigo, porque cariño, lo vales todo. Las peleas, los dolores de cabeza y las broncas de mis amigos por que siempre eres tú la que se los gana a todos. Sí que quiero. Quiero convertirte en una parte de mí y que me dejes convertirme en una parte de ti. Quiero que siempre vayamos en la misma dirección pero sin prohibirte que te pares a mirar ese escaparate que tanto te gusta. Quiero dejar de pensar en mí para pensar en nosotros, en los dos por encima de todo y que nada ni nade pueda separarnos. Quiero que solo sumemos. 

>> Sí quiero. Quiero seguir siendo capaz de hacer desaparecer lo que me rodea si te miro a los ojos. Quiero seguir riendo contigo cuando me pones tus potingues en la cara y te burlas con el equipo. Quiero seguir siendo a quien acudas cuando no sepas dónde ir. Quiero ser tu lugar favorito en el mundo. Quiero que te sientas segura entre mis brazos. Quiero una vida contigo, una vida en común.

>>Sí quiero. Quiero tu pasta de dientes siempre a medio abrir. Quiero tu labial rojo siempre tirado por el baño. Quiero tu maldito perfume en mi almohada cuando me despierte de madrugada. Quiero encontrarte medio dormida en el sofá y poder llevarme conmigo de vuelta a la cama. Quiero seguir despertándome y encontrarte rodeada de dos o tres tazas de café. Quiero siempre flores frescas en casa. Quiero tus lágrimas de felicidad cuando ves el anuncio de Navidad. Quiero seguir mirándote a los ojos y seguir sin saber por qué todavía me están mirando a mí.

>>Sí quiero. Recorrerte a besos, entera. Quiero besar tus tatuajes, los que están escritos con mi letra y los que no. Quiero Madrid, quiero Barcelona o donde sea que quieras ir. Quiero seguir quedándome dormido cuando conduces tú, por mucho que después lo niegue y finjas creerme pese a que me deje marca el cinturón. Quiero tu cara de culpabilidad cuando te has terminado el helado que compraste anoche o cuando has avanzado mis series sin mí, aunque sigas diciendo que son muy malas.

>>Sí quiero. Quiero que siempre me digas que he de madurar, pero luego eres tú la que me esconde el móvil por las noches para que te haga caso. Yo a ti. Como si tenerte en pijama revoloteando por casa no fuera peor distracción. Quiero seguir llegando a casa por las noches y ver que me has ganado otro par de centímetros en el armario, pero también en el corazón. Quiero seguir haciéndote reír con mis manías y con mis cabreos cuando pierdo una partida contra Lucas. 

>>Sí quiero. Quiero aprender a quererte cada día un poco mejor porque te prometo que más ya me es imposible. Quiero hacerte mi presente y mi futuro. Y prometo que voy a quererte todos los segundos que me quedan de vida. Así que sí, sí quiero pasar el resto de mi vida contigo, porque no haces que me sienta como en casa, porque cariño, mi heima, mi hogar eres tú.







Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora