Capítulo 5

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-Deberías comer algo -el primer reproche de Marco llega veinte minutos después de sentarnos a la mesa para cenar.

-Es que no tengo mucha hambre... -revuelvo una vez más la crema que me ha preparado y para que no se queje me llevo una cucharada a la boca.

-Emma... -suspira cansado dejando su vaso de agua a un lado-. No seas cría, no puedes vivir del aire, ¿no te das cuenta?

-Estoy cansada, eso es todo. ¿No podemos ir a dormir y ya está? -me cierro en banda una vez más y el mallorquín cansado de insistirme para que pruebe bocado suspira y de mala gana y sin decirme nada más va al sofá donde se pone a cotillear sus redes sociales.

Sin mustiar palabra recojo los restos de la cena y me tomo mi tiempo para poner el lavavajillas, hacerme una infusión de frambuesa para terminar reflexionando acerca de lo que me ha dicho Marco porque ya no tengo nada más que hacer y todavía no me atrevo a salir al salón. Me quedo sentada en uno de los taburetes de la isla entendiendo que, una vez más, Marco es el que tiene razón y yo la cría que se equivoca.

-Lo siento -me siento a su lado jugueteando con las costuras sueltas de las tobilleras de mis pitillos-. Siento no estar a la altura lo suficiente y hacértelo pasar mal. Yo... tienes razón, soy una cría... ¿Me perdonas?

Marco encara una ceja mirándome de reojo, deja el móvil a un lado y tras extender un brazo en el reposacabezas del sofá.

-Anda ven aquí -me invita con la cabeza a acurrucarme a su lado a lo que acepto encantada sin dudar ni un solo segundo-. No tengo que perdonarte nada, Emma. Estás siempre a la altura y... es solo que me preocupo por ti porque... te quiero mucho y no quiero que te pase nada malo nunca, ¿me entiendes?

-Sí... -respondo con un hilo de voz-. Tú también eres muy importante para mí, Marco.

-Lo sé, nena, lo sé.

Con tan solo el sonido de nuestras respiraciones entrecortadas nos acercamos lentamente cruzando miradas intercalándolas con leves miradas dirigidas a nuestros labios hasta frenar a escasos centímetros de ese esperado y necesitado beso.

-Vamos Emma... lo necesito. Te necesito...

Y sin más me dejo llevar para sentir esos labios que tantas veces antes he besado. Unos labios que tienen sabor a "bienvenida a casa" acompañados por un leve cosquilleo por esa barba de tres días que le queda tan bien.

Sus manos tiran de mi cintura para que me coloque encima de él, así que con cuidado me siento a horcajadas sobre él y Marco continua besando mi cuello mientras yo me deshago de su camiseta. Con avidez desabrocha los botones de mi blusa blanca y se dedica a acariciar y mimar la piel sensible del surco de mis pechos por lo que ahogo un gemido clavando mis uñas en su espalda.

Como buenamente podemos subimos al piso superior dejando la mitad de nuestra ropa desperdigada por la escalera y el pasillo. Sin darle demasiadas vueltas Marco y yo hacemos el amor un par de veces esa noche y hacia las tres de la madrugada, enredados en las sábanas caemos juntos y abrazados sobre la cama.

-¿Por qué no puede ser siempre así? -pregunta con un hilo de voz.

-No tengo la menor idea -respondo con sinceridad.

-Entonces prometo seguir intentando encontrar razones para que me des más noches en las que pueda dormir contigo.

Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora