Anything for you [SAGA THINGS #3]

Capítulo 11

Agarrando de la mano a Marc, lo atraigo al interior de la casa y vuelvo a rodearle el cuello con los brazos besándole en los labios de nuevo.

-¿Qué haces aquí? -pregunto con evidente sorpresa-. Tenías un partido...

-Me he encontrado muy mal de repente y Arrasate me ha enviado para casa a descansar.

-Eres un farsante -suelto con una carcajada.

-Por eso nunca vas a jugar en un equipo como el Real Madrid, chaval -chincha Lucas tirándole a la cabeza un cojín del sofá.

-Prefiero seguir en el Osasuna antes de jugar vestido de banco -le devuelve el golpe al gallego.

-Tío, te estás metiendo en arenas movedizas... -le avisa Nacho con un mediante serio reprimiendo con todas sus fuerzas la sonrisa que amenaza con escapársele.

Para cuando se ponen de acuerdo acerca de donde ir a cenar son más de las diez y los copos de nieve que eran tan halagüeños hace apenas un par de horas, ya han cuajado en el suelo creando una considerable alfombra blanca.

-Bueno, mientras vosotros seguís discutiendo, yo voy a cambiarme porque se nos hace tarde...

Levanto el trasero del cojín que está al lado de Marc en el que estaba sentada y, esquivando el cuerpo de este, echo a andar hacia mi habitación no sin antes encender la calefacción porque pese a llevar los pies enfundados en los calcetines más gorditos que tengo, el suelo de madera está helado.

-¿Qué tal te va por aquí? -para cuando salgo del baño, Nacho está sentado en el borde de la cama con los codos apoyados en las rodillas y mirándome muy serio.

-Bien -sonrío quitándole hierro al echo de que vivo sola en una ciudad que me es completamente desconocida y que mis amigos están a más de trescientos kilómetros-. Ya sabes, disfrutando del invierno pamplonés, ya sabes cuánto me gusta la nieve.

-¿Has sabido algo de Marco? -esa pregunta me sienta como un jarro de agua fría y dejo inmediatamente día bota de pelo a mi lado mirando a Nacho con intensidad.

-¿Y eso a qué viene?

-Es una pregunta, Emma, nada más.

-¿Y por qué ahora?

-¿Porqué has estado huyendo de la realidad desde entonces?

-No, no he sabido nada de él y ni quiero saber nada.

-Era solo una pregunta... soy amigo de los dos y me importáis. Quiero que estéis bien.

-Pues mira, Nacho, estoy muy bien. Mejor que eso, estoy fenomenal y no es precisamente gracias a Marco, si no a Marc -recalco en especial el último nombre antes de volver al salón malhumorada.

El restaurante que ha reservado Marc se encuentra en el puro centro de Pamplona, en la Avenida Zaragoza, pero ya que la nieve ha empezado a formar muretes, decidimos acercarnos en coche.

A decir verdad, la cena en Kabo transcurre de lo más normal; bromas y pullitas entre los futbolistas y yo que me mantengo inusualmente callada y concentrada en mi plato de Tartar de Aguacate bajo la atenta e impenetrable mirada de Nacho.

-¿Tú que opinas, Emma? -me pregunta Lucas a lo que levanto la mirada sorprendida.

-¿Sobre qué?

-Estábamos discutiendo quien será el que se lleve la Bota de Oro este año -me explica Luca poniéndome al corriente de la conversación.

-¿Y quién está nominado?

-Pues más o menos como de costumbre; Messi, Salah, MBappé, Luquita y... -titubea Luca-. Antes de... y si nada cambia... Marco también lo está.

Escuchar como el niño de oro del Madrid sigue protagonizando el panorama del fútbol internacional pese a estar lesionado es como sentir una patada en el estómago.

Para pasar el mal trago, doy un sorbo a mi copa de vino blanco y me tomo mi tiempo antes de contestar.

-Creo que Marco ha hecho una muy buena temporada y de la pretemporada en Estados Unidos ya ni hablamos, así que creo que es justo que lo gane él.

-¿Lo crees? -me pregunta Nacho la mar de sorprendido.

-Que hayamos roto no quita que sea un futbolista muy bueno, soy lo suficientemente madura para aceptarlo, pero, de todas maneras no soy yo quien decide quién se lo va a llevar, así que...

-Bueno... -titubea Lucas cruzando una mirada con Nacho y Sergio-. Emma, hay algo que no sabes...