Capítulo 41

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Me sumerjo por completo en la bañera llena de burbujas y trato de aguantar la respiración diez, veinte y hasta treinta segundos antes de salir a la superficie con una gran bocanada de aire. Miro al reflejo de mí misma en el espejo del baño y por primera vez en mucho tiempo no me reconozco. Sentada dentro de la bañera veo a una chica viva, con los ojos brillantes, el pelo lleno de espuma y por primera vez feliz al cien por cien. O al noventa por ciento, al menos.

Contra todo pronóstico, sigo sin sentir que vaya a ser una buena madre algún día. Sigo sin sentirme preparada para enseñarle todo lo que sé a una personita que se parezca al cincuenta por ciento a mí.

Cojo el libro que he dejado en la mesilla que Marco ha colocado al lado de la bañera y dejo que el agua se enfríe mientras leo unos cuantos capítulos de la última lectura que mi prometido me ha obligado a leer. Para cuando me doy cuenta de que el agua ya está prácticamente fría, la cerradura me avisa de que Asensio ya está en casa, así que vuelvo a sumergirme para quitarme el jabón que aún tengo en el pelo y decido bajar el volumen de la música.

-Ok Google -espero a que el altavoz haga el típico ruidito antes de continuar-. Baja el volumen, por favor.

-No bajes la voz ahora, a mi no me engañas, guapa -Marco aparece radiante por el canto de la puerta y yo sonrío avergonzada. Pillada.- Has perdido la apuesta, sabía que no serías capaz de no escuchar reguetón. Me debes veinte euros.

-Tú tampoco serías capaz...

-No. Por supuesto que no, por eso no me apuesto veinte pavos -ríe y hace un gesto con la mano queriendo decir que le invite a la cena esta noche-. Una pizza de pepperoni, por favor.

Suspiro a sabiendas de que no va a darse por vencido, así que me aclaro el jabón que tengo por el cuerpo y salgo para envolverme en el albornoz que cuelga del radiador. Me peino el pelo húmedo con los dedos y voy hasta el vestidor que lo separa de la habitación. A mi lado Marco ya se ha cambiado esos pitillos que le hacen tan buen culo por los típicos pantalones jogger de Nike.

-Estabas más guapo en vaqueros.

-Y tú estabas más sexy sin albornoz -me dedica una sonrisa soez y yo pongo los ojos en blanco.

-Tú, animal, trata un poquito mejor a la que va a ser la madre de tu hijo.

-Esta noche te demuestro lo bien que te trato, ¿hecho? -Marco suelta una carcajada y yo niego con la cabeza, enfundándome en una de sus muchas sudaderas viejas que me podrían servir perfectamente de vestido si esa moda de Kourtney Kardashian se estableciera definitivamente en nuestra sociedad.

Reniego por completo de la idea de que mi chico tiene, al menos, algo de caballero en ese cuerpo de uno ochenta y bajo las escaleras pisándole los talones mientras tecleo en mi teléfono el número de ese italiano que tanto le gusta.

Yo le invitaré a cenar, pero él me debe un buen masaje en los pies esta noche.


Anything for you  [SAGA THINGS #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora