24. PRIMER DÍA. (parte 1)

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MEGAN

Hoy empiezo la universidad, la verdad es que me siento bastante preparada; ya que luego de todo lo que paso, reprimí mis sentimientos sumergiéndome en mis cuadernos de estudio. Por lo tanto estoy bastante lista para hoy.

Con respecto a Alex, no nos hemos visto desde el día en el que ese diario llegó a mis manos. Él ha estado insistiendo, tocando a mi puerta todos los días; pero estoy tan hundida en mi dolor que ni siquiera he sido capaz de salir de casa. No son solo sus visitas, sino que también ha estado llamando de forma insistente; tanto a mi celular como al teléfono del apartamento y la mayoría de estas veces llama algo pasado de copas.

Toda esta situación me tiene tan tensa que volví a fumar de nuevo, pero esta vez de una forma más compulsiva; hacerlo se ha vuelto un consuelo para mí. Siento que todo el dolor por el que estoy pasando se desvanece cuando prendo un cigarrillo y le doy la primera pitada. Es bueno para mantenerme estable mentalmente y no hacerme caer en esos bajones emocionales, pero a la vez es malo para mi salud, i know.

(...)

Me desperté con el sonido de mi celular, era la alarma; sin abrir mis ojos giré mi cabeza hacia donde se encontraba la mesa de luz y luego coloqué mi mano bruscamente sobre mi móvil para que dejara de soñar. Con mis ojos entre abiertos, comencé a visualizar unos pequeños rayos de sol que entraban por la ventana de mi habitación. Tome mi celular y mire la hora, el mismo marcaba las 6:01hs. Entraba a la Uni a las 7:30hs. Por lo tanto, decidí descansar unos minutos más.

Me desperté bruscamente luego de lo que parecieron ser un par de minutos, pero al mirar el celular me sobre exalté, ya que el mismo marcaba las 6:49hs. Salté de la cama, tomé una toalla y me dirigí corriendo hacia el baño para tomar una ducha. Abrí la regadera, y mientras me miraba al espejo comencé a recoger mi cabello en un moño. Me despojé de mi ropa y luego me metí rápidamente a la ducha. La universidad no quedaba muy lejos, pero no quería llegar atrasada mi primer día de clase.

Salí de la regadera y rápidamente sequé mi cuerpo para luego dirigirme a por mi ropa. Tomé el outfit que había elegido la noche anterior y me lo coloqué rápidamente.

Entre al baño nuevamente para maquillarme un poco y no verme tan demacrada, ya que no he estado durmiendo muy bien y mis ojeras se notan a kilómetros

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Entre al baño nuevamente para maquillarme un poco y no verme tan demacrada, ya que no he estado durmiendo muy bien y mis ojeras se notan a kilómetros. Tomé mi mochila, metí mis cosas dentro de ella y comencé a dirigirme a paso ligero hacia la puerta de entrada.

Me detuve en la cocina y me quedé observando por algunos segundos el refrigerador, estaba pensando en si podría desayunar algo. Tomé mi celular y lo observé con el objetivo de ver la hora, el mismo marcaba las 7:17hs. Tenía diez minutos de camino a la universidad, si me detenía a comer algo se me haría tarde; por lo tanto, decidí continuar mi camino hacia la salida.

Salí del apartamento cerrando la puerta con llave; bajé corriendo las escaleras del lugar mientras trataba de guardar las llaves dentro de mi mochila. Gracias a que estaba distraída realizando esta función, sin darme cuenta choqué contra una persona.

- Disculp... ¿Hero?

Era Hero, él chico que me había encontrado en el bar semanas antes.

- Megan ¿Verdad?

- Sí ¿Qué haces por aquí? – Pregunté con una sonrisa.

- Solo pasaba... No sabía que vivías por aquí. – Comentó.

- Sí, vivo en aquel apartamento. – Dije mientras señalaba hacia donde se encontraba el mismo.

- Ahora ya sé dónde puedo venir a visitarte. – Dijo con una sonrisa seductora.

- Tú no vas a venir a visitar a nadie. – Exclamó una voz detrás de mí.

La cara de felicidad de Hero cambió automáticamente por una de seriedad. Sabía perfectamente quien era, estábamos a pocos metros de su apartamento, debía ser él o alguien que tuviese su misma voz.

- Adiós Hero. – Me despedí de él.

Comencé a caminar nuevamente tratando de no mirar hacia atrás, pero sus palabras hicieron que se me helara la sangre una vez más.

- Megan no puedes ignorarme para siempre. – Lo escuché decir.

Sin dejar de caminar sacudí mi cabeza para borrar todos los pensamientos que me estaban surgiendo ¿Por qué no se iba con Arielle de una vez por todas y me dejaba en paz? ¿Por qué insistía tanto en arreglar las cosas conmigo? 

Como les comenté antes, Alex no ha dejado de buscarme después de lo que pasó, esa fue otra de las razones por las cuales me aislé y no he querido salir a ningún lado. Todos los días tocaba a la puerta de mi apartamento y se quedaba durante algunos minutos esperando una respuesta de mi parte. 

No estoy dispuesta a perdonar lo que me hizo, jamás voy a perdonarlo. Después de todo lo que dijo sentir por mí, me traiciona y ¿Después quiere que lo perdone así nada más?

Me negaba a voltearme, sabía que verlo me rompería en mil pedazos y para ser honesta, me estaba conteniendo para no llorar. Estaba harta de esto, estaba harta de él; quería que desapareciera de mi vida de una vez por todas.

Logré hacer un par de pasos más antes de ser detenida por una mano que tomaba fuertemente de mi brazo. Me volteé furiosa y ahí estaba él, con ojeras similares a las mías y los ojos vidriosos.

- Megan, por favor. – Suplicó con una aparente mirada de tristeza.

- Alex solo... Olvídate de mí. - Espeté con mi voz quebrada. - Olvídate que existo y has como que nunca nos conocimos. – Dije mientras intentaba darme la vuelva, pero su mano apretó aún más fuerte mi brazo impidiéndome esta maniobra.

- Déjame explicarte. – Insistió.

- No hay nada que explicar Alex. Ya suéltame, estoy llegando tarde.

- Megan, por favor, no te vayas. – Suplicó.

- No estoy lista para hablar de esto Alex, lo siento.

Hice fuerza con mi brazo para liberarme de su mano, me di la vuelta y continué con mi camino. ¿Por qué me hacía esto? ¿Tanto le costaba olvidarse de mí y seguir con su vida? Esto era lo que no quería, tener que lidiar con él en mi primer día de universidad.

Luego de recorrer una cuadra entera intentando borrar mis pensamientos, tomé mi celular para así poder mirar la hora en él, pero mis ojos se abrieron cual búho al ver que eran las 7:25hs. Guardé el móvil rápidamente en mi mochila y comencé a correr.

TENÍAS QUE SER TÚ. (Él y yo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora