8. ¿DEL AMOR AL ODIO O DEL ODIO AL AMOR? (parte 2)

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MEGAN.

Me desperté temprano en la mañana para ir a hablar con Alex. No estuvo bien la actitud que había tenido el día de ayer de irme así como así. Por un lado quería que supiera todo lo que yo estaba sintiendo, pero por otro lado me daba miedo que él solo quisiera jugar con mis sentimientos. Me arme de valor y decidí ir hasta su apartamento para expresarle lo que sentía, total... ¿Qué tenía que perder?

Me puse un vestido de mangas cortas negro y mis borcegos también negros. Salí de mi apartamento y me dirigí al de Alex. Estaba por subir las escaleras cuando vi que alguien abría la puerta. Era la chica de la cafetería otra vez, estaba abrazando a Alex, el cual estaba medio desnudo. No aguante y me fui corriendo. 

No sabía que era lo que pasaba por mi mente en ese momento. Es decir... No éramos nada y recién nos conocíamos ¿Por qué me ponía en ese plan de celosa? Sentía como si me hubiesen traicionado de algún modo. Pensaba que era un buen chico, pero por lo que pude ver, le encantaba jugar con los sentimiento de las mujeres y sentía que conmigo haría lo mismo. Que estúpida fui al pensar que alguien como él podía llegar a querer enserio a alguien como yo.

- ¡Meg! ¿A dónde vas?- Lo escuché decir. 

Trate de ignorarlo pero fue inútil ya que el me alcanzo y tomó de mi brazo para detenerme.

- Hey, no te vayas. Déjame explicarte.

- No Alex. Suéltame.- Dije

No podía creer lo que acababa de ver.

- Megan ¡No es lo que piensas!- Exclamó él con tono de preocupación.

- ¡Déjame Alex! ya me quedó todo más que claro.

- Pero deja que te explique.- Insistió.

- ¿Qué me vas a explicar? ¿Qué te gusta jugar con las mujeres? ¿Qué solo las usas y no te importan en lo absoluto? O ¿Me vas a explicar con lujo de detalles como te cogiste a la camarera?

Se quedó mudo, parecía sorprendido por lo que le acababa de decir.

- Solo déjame sola.- Espeté molesta.

- Por favor. Todo lo que siento por ti es verdad. No soy la mierda que tú crees que soy, en verdad siento cosas por ti que jamás hacía sentido por alguien más.

No me interesaba lo que tuviese que decirme.

- No me importa. Aléjate de mi.

Agache mi cabeza y fui corriendo hasta mi departamento. Cerré la puerta y nuevamente me quedé esperando a que Alex tocara, pero nunca lo hizo. Todas sus actitudes me dejaban mas que claro que lo que sentía por mi era pura mierda.

Estaba tan enojada que decidí llamar a Elio, necesitaba a alguien que me hiciera olvidar todo lo sucedido.

- ¿Hola? ¿Megan?

- Hola Elio.- Saludé fingiendo felicidad. 

Después de lo que había pasado no tenía ánimos ni para sonreía.

- ¿Cómo estás? ¿Qué pasó? ¿Necesitas que te lleve algo? - Cuestionó.

- Si... Necesito que vengas.

- ¿Estas bien?

- Si...- Dije tratando de contener mi enojo.- ¿Puedes venir?

- Si. En un rato llego.

La verdad es que no tenía ánimos de ver a Elio, pero necesitaba el consuelo de alguien y él era la única persona que conocía que se encontraba en New York. 

TENÍAS QUE SER TÚ. (Él y yo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora