ALEX.
Martes por la mañana.
El sol comenzó a entrar por mi ventana, me giré en la cama intentando darle la espalda a ésta. Me mantuve en la cama durante un par de minutos hasta que me arme de valor para levantarme. Para ser honesto odiaba despertarme en las mañanas, pero hoy sería un día especial y debía tener todo listo para cuando Meg despertara.
Me levanté sigilosamente de la cama y tome mi ropa para luego dirigiéndome hacia la sala. Me vestí, tomé las llaves del apartamento y salí de éste en dirección hacia la cafetería.
(...)
- Buenos días. - Espeté mientras entraba al lugar.
Me acerqué al mostrador y dejé mis lentes sobre éste.
- Buenos días Sr. Turner. - Saludó Emma.
Odiaba que me llamara de ese modo, pero a ella le resultaba divertido hacerlo.
- Te he dicho que no me gusta que me llames así. - Espeté serio mientras me acercaba a ella para besar su mejilla.
- Como usted diga Sr. Turner.
La miré de manera amenazante y ella rio.
- ¿Cómo estás? - Pregunté mientras me sentaba en una de las banqueta que se encontraban frente al mostrador
- Bien... Trabajando. - Espetó mientras revoleaba sus ojos.
Yo reí ante su cara de hartazgo.
- ¿Qué te doy? ¿Lo de siempre? - Preguntó ella.
- No... Quiero rosquillas.
- ¿Y cómo para que quieres rosquillas? Tú nunca comes esas cosas. - Cuestionó ella con el ceño fruncido mientras limpiaba el mostrador.
- Ay Emma.- Suspiré. – Tengo muchas cosas que contarte.
- Y... ¿Qué estás esperando para contarme?
- Okay... Todo comenzó anoche cuando nos fuimos del bar con Meg...
Continué contándole toda la historia a Emma hasta llegar a la parte en la que me llevé a Megan a la cama. Ella me interrumpió y dijo:
- Okay... Okay... Ya sé que paso después. No me des detalles. - Espetó con cara de asco.
- No pasó nada. Es decir... Si paso, pero no lo que tú piensas.
- Entonces ¿No tuvieron sexo? – Preguntó confundida.
Emma conocía mi reputación con las chicas. Ella sabía que cuando tenía una enfrente, lo primero que hacía era llevármela a la cama. Por esta razón le sorprendía el enterarse de que aún no había tenido relaciones con Megan.
- No... Pero existen otras cosas ¿Verdad? - Espeté guiñándole un ojo.
Ella hizo cara de asco y luego se volteó para colocar las rosquillas dentro de una caja.
- Me gusta Megan. - Admití con la mirada perdida.
Em volteó rápidamente, para luego mirándome fijo a los ojos.
Yo proseguí:
- Siento que es... Diferente.
- Pero si recién se conocen. – Frunció el ceño.
- Lo sé... Pero cuando estoy con ella siento como si la conociera de toda la vida. – Expliqué.
- Wow ¿Qué te hicieron amigo? - Cuestionó.
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TENÍAS QUE SER TÚ. (Él y yo).
RomansMegan, una chica que debe abandonar su país para irse a vivir a New York, con el objetivo de empezar sus estudios universitarios. Allí descubre un mundo totalmente nuevo al que conocía. Personas nuevas, un idioma que deberá perfeccionar y varios pr...