47. ¿Y ALEX?

138 9 0
                                    

Me encontraba caminando a casa luego de salir de la universidad cuando unas pequeñas gotas de lluvia comenzaron a golpear suavemente mi rostro y yo casi de manera involuntaria inhalé aquel tan característico olor.

Luego de hablar con Thomas, pude darme cuenta de que quien en verdad estuvo mal fui yo y no Alex, por lo tanto había decidido hablar con él para así poder pedirle perdón por mi error. Me di cuenta de que Al solo quería mi bien y mi felicidad y no se trataba de que no me comprendiera, sino que me comprendía de sobre manera, ya que él había pasado por algo similar, aunque no tan brusco como lo mío.

Llegué a mi apartamento , dejé mi mochila y mis libros. La lluvia me había empapado por completo, así que decidí primero secarme un poco, cambiarme de ropa y luego ir a hablar con Alex.

Luego de un par de minutos me armé de valor y emprendí camino hacia su apartamento. Con algo de nerviosismo en mi interior, subí las escaleras para posteriormente tocar el timbre. Esperé un par de minutos allí parada, pero nadie respondió, al igual que nada se escuchaba dentro de la casa. Algo desconcertada me volteé percatándome de que su auto no se encontraba allí, con extrañeza, comencé a bajar las escaleras; ya que me parecía raro que a estas horas del día él no se encontrara en su apartamento. Asumí que aún no regresaba del estudio así que decidí esperar unos minutos más sentada en las escaleras.

(...)

Habían pasado alrededor de quince minutos y la lluvia comenzaba a hacerse presente nuevamente. Con tristeza decidí emprender camino hacia mi apartamento, ya que no lograría nada estando allí sentada. Decidí que en cuanto escuchara su auto, saldría a hablar con él.

Me dirigí hacia la cocina y me preparé un café, ya que tenía que realizar varias tareas de la universidad y probablemente debería estar despierta hasta tarde. Luego de esto tomé mis cuadernos y me dispuse a trabajar.

Encendí la Tv para no estar completamente en silencio y no sentir tanta soledad. Luego de esto, me dispuse a comenzar con mi tarea.

(...)

Habían pasado dos horas, dos horas en las cuales no había terminado ni siquiera uno de los tantos trabajos que tenía pendientes. Esto gracias a que cada vez que escuchaba un auto, me pegaba a la ventana esperando a que fuese Alex.

Frustrada, me levanté de mi silla y me dirigí hacia la cocina para tomar más café, pero en eso, mi celular comenzó a sonar. Rápidamente me acerqué a éste pensando que sería Alex, pero no, se trataba de mi padre.

- Hola papá. – Saludé algo desanimada.

- Hola nena ¿Qué pasa? – Cuestionó al escuchar mi tono de voz.

- Estoy cansada. – Admití desplomándome sobre mi silla.

- ¿Muchas tareas? – Preguntó.

- Si. – Contesté secamente. – ¿Vos cómo estás?

- Bien, aun que tu mamá me está volviendo loco. – Admitió.

- Ya sé. – Reí. – A mí me vuelve loca y eso que casi ni hablo con ella.

- ¿Por qué decís eso? – Cuestionó. - ¿Qué problema has tenido con ella?

Respiré hondo y me armé de valor para decirle a mi padre lo del representante, sé que aún no había hablado con el hombre en cuestión, pero por lo menos mantendría informado a mi padre ante cualquier situación. Y siguiendo los consejos de Thomas, comencé a decirle todo a mi padre.

- Papá... Pasó algo...

- ¿Qué cosa? ¿Está todo bien?

- Sí, sí. – Dije rápidamente. – No es algo malo, al contrario. – Reí.

- Decime. – Espetó. – Sabes que podés confiar en mi para contarme lo que sea.

- Sí, ya sé... Es que pasó algo, que no es malo, pero no sé cómo te lo vayas a tomar.

- Por favor no me digas que estás embarazada. – Dijo alarmado.

- ¡¿Qué?! ¡No! – Espeté con el ceño fruncido.

- Bueno... Mejor... Entonces ¿Qué es?

- Un representante me fue a ver a un bar en el cual canté gracias a la influencia de Alex. El tema es que... Ese representante está interesado en mí y quiere conocerme.

- No entiendo. – Dijo.

- Un representante musical está interesado en mi papá.

- Eso quiere decir que...

- Sí. – Dije. – Si al representante le gusta como canto, puede que me contraten para trabajar en una discográfica.

- Megan, hija... Eso es más que fantástico. Pero... ¿Qué vas a hacer con la universidad? – Cuestionó.

- Todavía no he pensado en nada, porque todavía no me he visto con el representante y capaz que él me rechace por completo....

- Meg, hija. – Dijo interrumpiéndome. – Tenés una voz angelical, dudo mucho que alguien sea tan estúpido como para no darse cuenta de eso. Si te rechaza, o es sordo o no sabe reconocer una hermosa voz.

- Gracias. – Espeté con una sonrisa en mis labios, mi padre era tan diferente a mi madre. – Bueno, como te estaba diciendo... Todavía no he hablado con él, así que todavía no decidí que hacer con la universidad. Pero en el caso de que me acepten, me gustaría que me apoyaras.

- ¿Estás loca? – Cuestionó algo exaltado. – Obviamente que te voy a apoyar, si esto es lo que te hace feliz, bueno... Dedicate a esto, pero en el caso de que no te vaya bien, prométeme que vas a seguir estudiando. Y una cosa más...

- Decime. - Espeté.

-  Prometeme que tú mamá no se va a enterar de esto. Va a ser un secreto que, por ahora, se va a quedar solo entre nosotros.

- Lo prometo. – Exclamé con emoción. – Te juro que no voy a dejar de estudiar y por más que me acepte ese representante, de todas formas, voy a seguir estudiando con la misma dedicación que lo he estado haciendo hasta ahora.

- Así se habla. – Dijo con orgullo. – Bueno, de todas formas, te llamaba para avisarte que dentro de unos días voy a ir a verte, tengo cosas que hacer en New York y de paso quería conocer como vives ahora y también conocer a tu... Novio.

En cuanto el mencionó a Alex, esa felicidad que había en mi cuerpo se esfumó por completo; pero traté de no darle tanta importancia al tema de que ya no estuviéramos juntos y continué con la charla.

- Bueno. – Espeté. – Avisame cuando vengas, así ordeno un poco el departamento.

- Veo que eso de ser desordenada no se te va. – Rio.

- Jamás. - Reí al igual que él.

- Ay hija, me hace feliz que estés bien... Bueno, dentro de poco nos veremos entonces.

- Sí. – Asentí alegre.

- Bueno... Chau nena.

- Chau papá.

Mi padre cortó la llamada y de manera automática coloqué el celular sobre le isla de la cocina. Comencé a caminar nuevamente hacia la mesa en donde se encontraban todas mis cosas, para disponerme a continuar con mi tarea, pero nuevamente volví a escuchar un auto. Sin ilusiones de que fuese Alex, continué caminando hasta llegar a la mesa, pero en eso escuche que éste se estacionó justo frente al apartamento de él. Rápidamente corrí hacia la ventana percatándome de que esta vez si se trataba del auto de Alex.

Corrí hacia la puerta y abrí ésta, me dirigí hacia el vehículo, pero en cuanto bajó la persona que manejaba, logré percatarme de que no era él.

- Hola Meg.

- Hola... ¿Y Alex? – Cuestioné con el ceño fruncido.

TENÍAS QUE SER TÚ. (Él y yo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora