42. ¿VIENES CONMIGO?

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Llegué al apartamento y tiré mi bolso sobre el sofá para luego disponerme a sentarme. Odiaba discutir con Alex, el día de hoy había sido bastante caótico y estaba bastante cansada, tanto física como mentalmente, para seguir pensando.

Tomé mi celular y me dispuse a enviarle un mensaje a Thomas.

Luego de charlar un poco más con él, sobre que habíamos hecho durante el día, me dispuse a ordenar un poco el apartamento

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Luego de charlar un poco más con él, sobre que habíamos hecho durante el día, me dispuse a ordenar un poco el apartamento. Odiaba ordenar, pero esa era la única manera que tenía para no pensar en todos los problemas que había tenido en el transcurso del día.

Aún no lograba comprender el porqué de que Alex no haya mencionado nada sobre la gira, no soy una chica que se moleste por ese tipo de cosas, por eso no tenía sentido que él no supiera como decírmelo.

Una vez finalicé con la limpieza me dirigí hacia mi habitación, me puse un pijama y me acosté.

Tomé mi celular con el objetivo de revisar mis redes sociales, tenía varios mensajes de Alex, pero traté de no prestarles atención

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Tomé mi celular con el objetivo de revisar mis redes sociales, tenía varios mensajes de Alex, pero traté de no prestarles atención. Una vez harta de mi recorrido visual por todas mis redes, decidí hacer el celular a un lado y disponerme a dormir.

(...)

Podía escuchar como un ruido molesto interrumpía mi dulce sueño, sonaba como un golpe, que se repetía cada cierto tiempo. Entre despierta y dormida logré percatarme de que éste golpeteo provenía de la puerta de entrada. Me di la vuelta y procedí a tapar mi cabeza con mi almohada, quien quiera que sea, tendría que irse porque yo no abriría la puerta.

Esta persona parecía no desistir y golpeaba una y otra vez la misma. Comencé a pensar quien podría llegar a ser, hasta que abrí mis ojos de repente y me paré de un salto de la cama; había olvidado por completo el hecho de que Alex vendría.

Me dirigí rápidamente hacia la entrada del apartamento y abrí la puerta, pero no había nadie, asomé un poco mi cabeza mirando hacia las escaleras y pude visualizar a Alex sentado en estas.

- Perdón. – Espeté llamando su atención.

Él volteó rápidamente para luego pararse y dirigirse hacia mí.

TENÍAS QUE SER TÚ. (Él y yo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora