22. MURIENDO.

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Otro día mas de leer libros y repasar cosas de la universidad.

Hace casi dos semanas que estoy conviviendo con Alex, la buena noticia es que ayer hablé con el cerrajero y me dijo que mañana vendría a cambiar la cerradura de mi apartamento; eso me pone muy contenta, ya que al fin podré vivir en paz sin preocuparme por Elio. Hablando de él, hace dos días logré divisarlo merodeando cerca de mi apartamento, estuvo ahí alrededor de treinta minutos observando hacia una de las ventanas de éste ¿A caso me está asechando? En fin, está enfermo.

Lo que me preocupa es que apenas llegué a New York, en una llamada con mi padre, este me confesó que quizás Elio comenzaría la universidad junto conmigo, no la misma carrera pero si en el mismo lugar; esto me tenía bastante intranquila, pero trataba de no pensar demasiado en ello.

Por otro lado, Alex ha estado muy extraño estos días; mucho más de lo normal, claro está. Hace poco me puse a pensar al respecto y me di cuenta que, desde que tuvo esa visita de Arielle, su actitud conmigo ha cambiado muchísimo y lo noto cada día más distante. Admito que me intriga mucho saber qué es lo que le pasa y por qué se está comportando así conmigo, pero todas las veces que he tocado el tema él simplemente me dice que no quiere hablar de eso o que no le pasa nada. Ante estas actitudes suyas, surgen miles de inseguridades en mí y esto provoca que me haga miles de preguntas ¿A caso quiere estar con ella? ¿Si se cansó de mi me lo diría verdad? Pero al mismo tiempo trato de no pensar tanto sobre el tema, ya que siempre pienso lo peor y comienzo a lastimarme yo misma.

(...)

Es temprano por la mañana, me desperté con el sonido del celular de Alex; al parecer lo estaban llamando. Luego de algunos segundos de escuchar este ruido molesto, él se dignó a contestar la llamada. Estaba entre dormida cuando un grito de él me despertó haciéndome saltar en la cama.

- ¡¿Qué?! No puede ser posible. - Lo oí decir.

Trate de concentrarme en las cosas que decía la persona del otro lado de la llamada, pero antes de que emitiera otra palabra se levantó de la cama y se dirigió hacia el baño. Me levanté de forma sigilosa y pegue mi oreja a la puerta del baño, necesitaba saber que estaba pasando y sabía que él no me diría nada.

- Ella no puede enterarse. – Lo escuche decir. - ¿Por qué hace esto?... Está bien... Okay... Ahora voy para allá... Okay adiós.

Él abrió la puerta y se topó de frente conmigo.

- ¡Megan! – Dijo con sus ojos abiertos cual búho.

- ¿Con quién hablabas? - Cuestioné.

Para ser honesta, yo no era nada controladora, pero estaba cansada de sentir que Alex me escondía algo y de percibir que algo malo estaba pasando.

- Con nadie, debo irme. – Exclamó nervioso.

Comenzó a caminar hacia la puerta, pero se detuvo en seco y me dijo:

- No salgas por favor.

- ¿Por qué? – Reclamé.

- Solo no lo hagas... Por favor.

Me quedé parada sin emitir palabra, él tomó su chaqueta y salió de la habitación. Me acerqué a la ventana y pude ver como se subía a su auto para luego salir a toda velocidad dejando las ruedas marcadas en el pavimento.

Comencé a caminar hacia atrás hasta toparme con la cama, me senté sobre la misma y suspiré. ¿Por qué se comportaba así? Sacudí mi cabeza tratando de borrar mis pensamientos.

TENÍAS QUE SER TÚ. (Él y yo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora