Megan, una chica que debe abandonar su país para irse a vivir a New York, con el objetivo de empezar sus estudios universitarios. Allí descubre un mundo totalmente nuevo al que conocía. Personas nuevas, un idioma que deberá perfeccionar y varios pr...
Me desperté por la mañana con los rayos de sol golpeando en mi rostro, el dolor de cabeza era insoportable y mi boca se encontraba seca. Volteé mi vista hacia el reloj que se encontraba sobre la mesa de luz, el mismo marcaba las 10:00hs. Me volteé nuevamente y está vez me quedé mirando hacia el techo de mi habitación, pensaba en todo y a la vez en nada; sacudí mi cabeza intentado olvidarme de aquello que me atormentaba.
Luego de algunos minutos, decidí levantarme; pero lo hice tan rápido que esto provocó una puntada en mi cabeza, haciendo que me quejara por el dolor. Con calma me levanté nuevamente y me dirigí hacia el baño. Una vez dentro traté de hacer memoria sobre lo sucedió la noche de ayer, solo recordaba la pelea con Megan, esas palabras suyas me hirieron por completo; todo lo demás eran recuerdos borrosos, de mi bebiendo y fumando hasta caer dormido sobre la mesa de la cocina.
- Pero ¿Cómo llegué hasta la habitación? – Pregunté a mi mismo en voz alta.
Sacudí mi cabeza tratando de no darle mayor importancia al tema. Abrí la regadera para poder darme una ducha, aunque estaba más que claro que necesitaría más que un simple baño para quitarme la resaca. Me detuve frente al espejo observado mi rostro ojeroso, luego de algunos segundos haciendo esto suspiré y me dije:
- Sí que estas jodido.
(...)
Una vez fuera de la regadera, acomodé mi cabello y procedí a salir del baño. Entré a la habitación para buscar algo de ropa, Megan aún se encontraba dormida, lo cual era bueno; ya que no tenía ánimos para hablar con ella. Como dije con anterioridad, sus palabras sí que me hirieron.
Quizás le parezca algo tonto que me haya ofendido tanto con lo que dijo, pero odiaba que me tratara de mujeriego, cuando la verdad es que desde que estoy con ella no he vuelto a tocar ni a mirar otra mujer. Mis ojos y mi corazón están solo para ella, pero Megan no parece notarlo.
Una vez vestido, salí de la habitación, intentando hacer el menor ruido posible para no despertarla.
Entré en la cocina encontrándome con una botella vacía de whisky sobre la mesa y varias colillas de cigarrillos en un cenicero, al lado del mismo se encontraba una hoja que parecía ser del cuaderno en el cual yo escribía mis canciones; no recordaba haberme puesto a componer la noche de ayer.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Comencé a leer lo que parecía ser una canción. Debo admitir que la misma era fantástica, hacía mucho no escribía algo tan bueno. Le faltaban algunos retoques y agregar algunas cosas, pero fuera de esos detalles, era perfecta.
Tome mi celular y rápidamente le marque a Matt.
- ¿Hola? – Dijo él.
- Hola Matt ¿Cómo estás? – Pregunté algo emocionado.
- Bien ¿Y tú? – Respondió.
- Bien... Bien... Tengo buenas noticias. – Exclamé feliz.