49. ¿INFIEL?

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El taxi se detuvo frente a el apartamento y me despedí de Thomas.

- Esperaré aquí hasta que entres.

- No es necesario. – Dije haciendo un ademan con la mano.

- Esperaré. – Sentenció.

Sonreí de lado para luego bajar del vehículo. Emprendí camino hacia la puerta bajo la mirada de Tom. Subí las escaleras y me posicioné frente a la entrada, pero en cuanto toqué los bolsillos de mi chaqueta me percaté de que no tenía mis llaves, recordando así que horas antes le había pedido a Emma si podía dejar éstas dentro de su bolso.

- Mierda. – Espeté.

Miré hacia la calle agradeciendo que el taxi aún se encontrara allí. Caminé nuevamente hacia éste y Thomas abrió la ventanilla.

- ¿Qué pasa? – Cuestionó.

- Olvidé mis llaves en el bolso de Emma. – Dije.

- ¿Qué harás?

- No lo sé. La casa de sus padres queda lejos de aquí, además ya debe estar dormida; es tarde.

- Ven conmigo. – Espetó.

- ¿Seguro? – Pregunté.

- Sí. Mi apartamento está aquí cerca, envíale un mensaje a Emma y dile que cuando venga a trabajar traiga tus llaves.

- Tienes razón. – Dije pensativa. – Pero... ¿Seguro que no hay problema?

- Seguro, sube...

Nuevamente emprendimos viaje, pero esta vez hacia el apartamento de Thomas. El vehículo no tardó mucho en llegar ya que él y yo vivíamos relativamente cerca. Nos bajamos del taxi, Thomas pagó y comenzamos a caminar hacia la puerta. Él abrió ésta y entramos a su apartamento, el mismo era bastante lindo y acogedor.

 Él abrió ésta y entramos a su apartamento, el mismo era bastante lindo y acogedor

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- Pasa. – Dijo.

Entré y él cerró la puerta tras su espalda.

- Siéntate donde quieras, estás en tu casa. – Sonrió.

- Gracias. – Espeté.

(...)

Luego de pasar una media hora charlando de cómo había estado la noche y de reírnos de un par de cosas sucedidas en la misma, decidimos hacer algo para matar el tiempo.

- ¿Qué te apetece hacer? Aún no tengo sueño. – Admitió él.

- Amm... No lo sé, ¿Qué tienes en mente?

- ¿Qué te parece si tomamos algún trago?

- Me parece bien. – Dije con una sonrisa dibujada en mis labios.

Thomas se levantó del sofá y emprendió camino hacia la cocina. Allí enchufó la licuadora y de inmediato esto llamó a mi atención, seguidamente me levanté de igual manera que él lo había hecho momento antes y me acerqué algo intrigada hacia la cocina; percatándome de que se encontraba cortando unas frutas.

TENÍAS QUE SER TÚ. (Él y yo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora