41. REVELACIÓN.

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Nos encontrábamos caminando por la playa a orillas del mar, el agua tocaba mis pies dejándolos llenos de sal y arena, pero me gustaba la sensación. Decidí tomar un descanso y sentarme en la arena, simplemente quería ver el mar y escuchar ese sonido tan hipnotizante que éste poseía.

Recuerdo cuando mi padre me llevaba a la playa allá en Argentina. Casi siempre escapábamos de mamá con la excusa de que me llevaría a la biblioteca, pero en realidad nos íbamos a ver el atardecer juntos.

Mi padre... Él es un hombre estupendo. Mi madre no era mala persona, pero sus métodos de enseñanza a veces eran un tanto agresivos y groseros; eso era lo que más odiaba de ella.

- ¿En qué piensas? – Preguntó Alex mientras miraba mis pies cubiertos de arena.

Me quedé observándolo durante un par de segundos sin emitir una respuesta.

- ¿Qué? – Cuestionó él algo confundido por la manera en la que lo veía.

- ¿Ahora me hablas?

- Digamos que... – Se sentó a mi lado. – ... Ya se me pasó el enojo.

Miré a Alex algo confundida, ya que él no era de cambiar de humor tan fácilmente.

- Y... - Agachó su mirada y esbozó una risa ladilla.

- ¿Y...? – Cuestioné para que continuara con lo que iba a decir.

- Y... Mi madre me retó. Dijo algo como 'Ella es una buena chica y tú la tratas así de mal, bla bla bla.' – Espetó intentando imitar la voz de su madre

De manera involuntaria largué una carcajada.

- Amo a tu madre. – Dije entre risas.

- Y ella a ti. – Admitió él con un tono de seriedad.

Volteé a verlo con una sonrisa en mis labios.

- Ya sé la verdad...

- ¿Cuál verdad? – Cuestionó con el ceño fruncido.

- Sobre tu ex... Y que por eso eres así de celoso.

Él agacho su mirada algo molesto.

- Voy a matar a mamá.

- Necesitaba saber porque eras así y ella me lo dijo, eso no tiene nada de malo. – Exclamé. - ¿Por qué nunca me contaste sobre eso?

- No me gusta hablar de ella, es un capítulo de mi vida el cual quiero borrar por completo.

- Los errores nos hacen quienes somos Alex. – Dije con algo de sabiduría.

- Gracias. – Dijo el rodeándome con su brazo.

- ¿Por qué? – Cuestioné.

- Por siempre buscar comprenderme. – Sonrió para luego dar un dulce beso en mis labios.

- Te quiero Alex y eso nunca va a cambiar. – Admití con una sonrisa algo boba.

- Y yo a ti Meggy.

Ambos reímos tontamente para luego besarnos nuevamente.

- Bueno, bueno... Parece que todo ya está bien. – Dijo su madre que caminaba hacia nosotros con David de la mano.

- ¿A qué te refieres? – Cuestionó el padre de Alex algo confundido.

- Ay estos hombres, nunca entienden nada. – Exclamó y luego todos nos echamos a reír, menos el padre de Alex que aún se encontraba con cara de confusión.

(...)

Nos subimos al auto con dirección a un restaurant, era medio día y todos estábamos bastante cansados y hambrientos por la caminata en la playa. Alex condujo durante un par de minutos hasta llegar a un lugar, el mismo se llamaba City View, parecía ser bastante caro y elegante.

TENÍAS QUE SER TÚ. (Él y yo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora