Me desperté con el ruido del agua cayendo por la regadera, algo extrañada fruncí el ceño y poco a poco fui abriendo mis ojos; rápidamente pude percatarme de que no me encontraba en mi apartamento. Me senté en la cama algo sobre exaltada y comencé a hacer un recorrido visual para tratar de identificar en donde me encontraba. Mi vista se detuvo en la esquina del cuarto al lograr divisar una guitarra, de inmediato, supe de qué lugar se trataba.
- ¿Cómo mierda llegué aquí? – Dije frotando mis ojos.
No recordaba nada de la noche anterior, solo tenía algunos recuerdos vagos de lo sucedido.
El dolor de cabeza era insoportable y mi estómago se encontraba revuelto por la cantidad de bebidas que había mezclado la noche anterior. Hice el intento para levantarme de la cama, pero un dolor punzante invadió mi cabeza, haciendo que me volviera a recostar retorciéndome del dolor.
El sonido de la regadera se detuvo de repente, segundos después, la puerta se abrió y de detrás de todo el vapor estaba él... Ya saben a quién me refiero.
- Veo que ya despertaste. –Dijo dejando su reloj de muñeca sobre la mesa de luz.
Una toalla blanca cubría parcialmente su cuerpo, su torso se encontraba al descubierto, al igual que sus brazos; su cabello estaba mojado y en su cuerpo corrían unas pequeñas gotas de agua.
Aún estaba enojada con él, pero no podía negar que verlo así hacía que mis hormonas se alborotaran.
- ¿Cómo te sientes? – Preguntó pasando la mano por su cabello peinándolo hacia atrás.
- ¿Qué hago aquí? – Logré gesticular.
FLASHBACK.
(Narrador omnisciente)
- ¿Alex? No me siento muy bie... - Megan cayó desmaya sobre la pista de baile.
Alex giro su cabeza algo extrañado por el silencio repentino que se apoderó del lugar, para luego encontrarse con la escena de Megan tirada en el suelo.
- ¡Meg! – Gritó su nombre.
Corrió hasta donde se encontraba ella y con delicadeza la alzó entre sus brazos.
- Tranquila hermosa. – Dijo mientras salía de la discoteca.
Una vez fuera comenzó a buscar a Emma con su vista, pero esta no se veía por ningún lado. En eso, recordó que momentos antes su amiga le había dejado las llaves del auto en el bolsillo de su pantalón. Comenzó a caminar hacia el vehículo, con Megan aún entre sus brazos. Abrió la puerta y cuidadosamente la introdujo dentro del mismo, le colocó el cinturón de seguridad y cerró la puerta.
Pasaron un par de minutos y el trayecto a casa ya se había vuelto un tanto tedioso. Alex estaba muy preocupado por la seguridad Megan, quería llegar cuanto antes a casa para poder cuidarla y no dejarla ir jamás; aunque por dentro sabía que la única razón por la que ella se encontraba a su lado, era porque estaba inconsciente y no porque fuese de forma voluntaria.
- ¿Alex?
- Meg... Estoy aquí. - Dijo acariciando su rostro sin dejar de ver hacia el camino.
- Te extraño tanto Alex.
- ¿Qué? – Estaba claro que él había escuchado lo dicho por ella, pero no podía creer que esas palabras estuviesen saliendo de su boca.
- Te extraño. – Admitió ella aún con sus ojos cerrados.
- Yo también te extraño Meg. – Dijo el mientras sonreía cariñosamente.
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TENÍAS QUE SER TÚ. (Él y yo).
RomanceMegan, una chica que debe abandonar su país para irse a vivir a New York, con el objetivo de empezar sus estudios universitarios. Allí descubre un mundo totalmente nuevo al que conocía. Personas nuevas, un idioma que deberá perfeccionar y varios pr...