31. DESPUÉS DE LA TORMENTA.

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MEGAN.

- No era necesario que me acompañaras a casa. – Dije mientras subía las escaleras hacia el apartamento.

- No es molestia. – Sonrió. – Quiero asegurarme de que estés bien.

- Estoy bien, en serio. – Palmeé su hombro a modo de tranquilizarlo.

Ambos reímos para luego quedarnos observando durante unos instantes. De un momento a otro, mi mente pareció olvidarse de todo ese dolor que Alex me había provocado durante semanas. Hablar con él era una caricia a mi alma y ver su sonrisa me provocaba mariposas en el estómago.

- Gracias por lo de anoche Al. – Me alejé de él para introducir la llave en la puerta.

- No fue nada Meggy. – Exclamó.

Ese apodo... Había extrañado tanto escuchar su voz diciéndome 'Meggy'.

Por más que tratara de negarlo Alex me volvía loca. Más allá de todas las cosas que hizo, el rencor había dejado de persistir como si de un chasquido se tratase y mis sentimientos por él volvían cual huracán. Pero me negaba, dentro mío sabía que Alex volvería a lastimarme, porque esa es una costumbre que tiene el amor. La felicidad, tanto como el amor, son solo momentos.

- ¿Megan?

- ¿Si? – Dije aun dándole la espalda mientras giraba el pomo de la puerta.

- ¿Estamos bien?

Me detuve en seco ¿Qué se supone que debía de decir?

- Ah... Amm... - Tartamudeé. – Puede ser. – Dije cerrando mis ojos a arrepintiéndome de mi respuesta.

Él se acercó por mi espalda, me rodeó con sus brazos tocando así mi abdomen, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo; hacía mucho no sentía el tacto de sus dedos en mí. Con una de sus manos corrió mi cabello hacia un lado y cerca de mi oído preguntó:

- ¿Puede ser? – Pasó sus labios por mi lóbulo.

- Alex. – Espeté exhalando de excitación. - ¿Qué hac... - Mi pregunta fue interrumpida.

- Bésame. – Dijo con un tono bajo de voz.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo nuevamente y las mariposas hicieron acto de presencia en mi abdomen bajo, haciendo que me estremeciera por completo.

Me giré quedando de frente a Alex. Nuestras respiraciones estaban sincronizadas de forma acelerada. Nuestros cuerpos querían de todo, menos estar separados. Sentía como si ese vació en mi pecho se llenaba de un momento a otro.

Él presionó fuertemente mi cintura para luego dejar un beso húmedo en el hueco de mi cuello y mi hombro. De manera involuntaria largué un pequeño, pero silencioso, gemido.

- ¿Estamos bien? – Insistió con su pregunta mientras besaba la comisura de mis labios.

- No puedes hacerme esto. – Espeté en un tono bajo de voz.

- Te necesito. – Dijo a centímetros de mis labios mientras corría un pechón de cabello de mi rostro.

(Narrador omnisciente)

La tensión se apoderó del ambiente, estaba más que claro que ambos se deseaban con todo su ser. No solo Alex había extrañado a Megan, sino que ella también lo había extrañado a él. Por más que trataran de negarlo, los sentimientos que tenían el uno por el otro no habían cambiado en lo más mínimo y la cercanía repentina de sus cuerpos hacía que todos esos sentimientos ocultos salieran a flote.

TENÍAS QUE SER TÚ. (Él y yo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora