29. GRACIAS ALEX.

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MEGAN.

- Vaya... Sí que me veo sexi en esa foto. – Exclamó Tom mirando la historia que acaba de subir.

- Deja de alardear idiota. – Espeté entre risas, para luego golpearlo levemente con mi pie por debajo de la mesa. – Te ves bien porque yo fui quien tomó la foto. – Giñe mi ojo.

- Jajaja... Si claro. Eres una gran fotógrafa Meg. – Tomó mi mano.

- ¿Eso fue sarcasmo? – Pregunté con cara de enfadada.

Ambos reímos ante mi pregunta, ya que estaba más que claro que, lo dicho por él, fue puro y neto sarcasmo.

Nos quedamos mirando por un par de segundos y una sonrisa se dibujó en los labios de ambos.

Es tan lindo.

- Vamos. Te acompaño a tu casa. – Dijo levantándose de su silla. – Tengo que entrar a trabajar en un par de horas.

- Okay. – Espeté mientras me levantaba de mi asiento tomando mi mochila.

(...)

- Bienvenida a casa. – Dijo él mientras subíamos las escaleras de mi apartamento.

- Gracias por acompañarme Tom. – Dije tomando de su remera para acercarlo a mí.

- No es nada. – Exclamó mientras ponía sus manos en mi rostro. – Gracias a ti por hacerme compañía. – Sonrió mirándome fijo a los ojos.

Luego de estas palabras, él me rodeo con sus brazos, haciendo que nuestros cuerpos se fundieran en un abrazo que parecía no tener fin. Quizás suena extraño que diga esto, pero me sentía bien, me sentía completa. Era como si todo este tiempo hubiese tenido una mochila en mi espalda y su abrazo hiciera que ese peso disminuyera drásticamente, como si estar junto a él, hiciera que todas mis penas se esfumaran al instante. Mi cabeza se encontraba pegada a su pecho, lo cual me permitía sentir el latido de su corazón; este se encontraba acelerado al igual que el mío.

- ¿Tom?

- ¿Si?

Quería decirle todo, pero no sabía cómo hablar sin sonar tonta. Era como si todas las palabras se desvanecieran antes de salir de mi boca, haciendo que un silencio nos rodeara por completo.

Él me tomo de los hombros separándome de su cuerpo para poder mirar directo a mis ojos.

- ¿Qué pasa Meg? – Preguntó con cara de preocupación.

- Lo que pasa es que...

¿Qué debía hacer? ¿Expresarle mis sentimientos o callar para siempre? ¿Confesarle todo lo que me hacía sentir o aprender a vivir con ello en silencio? ¿Y si él sentí lo mismo? ¿Y si no sentía nada?

- Habla Meg... Sabes que puedes decirme lo que sea. – Sonrió de lado.

- Amm... Creo que me g... - Me detuve sobre mis palabras al escuchar unos pasos subiendo las escaleras de mi apartamento.

- ¡Oh! Lo siento ¿Interrumpo algo? – Se trataba de Emma.

- No... No interrumpes nada Em. – Dije con una risa nerviosa.

La verdad es que nos había interrumpido, pero no podía estar más agradecida su presencia. Emma me salvo de confesarle algo a Tom, de lo cual seguramente me arrepentiría luego.

- Si... Yo ya me iba. – Anunció Tom. –Nos vemos el lunes Meg. – Se acercó a mí y tomó de mi cintura con una mano para luego plasmar un pequeño beso en mi mejilla.

TENÍAS QUE SER TÚ. (Él y yo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora