26. UN CAFÉ Y A CASA.

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Se trataba de Emma, la mejor amiga de Alex.

- Ven hermosa. – La oí decir.

Me acerqué al auto con toda la pereza del mundo. No tenía ganas de ver a nadie y mucho menos a personas que me hicieran recordarlo. No me mal entiendan, Emma era una chica muy buena y siempre había sido muy dulce conmigo; pero todo de ella me hacía recordar a Alex y eso era lo que estaba intentando evitar.

- Hola Em. – Saludé algo desanimada.

- ¡Ven! Sube. – Dijo abriéndome la puerta del auto.

- Gracias. – Exclamé mientras me subía al mismo.

Una vez dentro, me acomodé para luego cerrar la puerta. Algo extrañada le eché un vistazo al auto, para rápidamente darme cuenta de donde me encontraba.

- ¿Qué haces con el auto de Alex? – Pregunté y golpeé mi mano contra mi frente.

- Él me pidió que viniera a buscarte. – Dijo ella mientras mordía la parte interna de su mejilla.

- Okay... Adiós. – Exclamé con una falsa sonrisa mientras dirigía mi mano hacía la puerta del auto.

- Espera. – Espetó mientras tomaba de mi brazo. - ¿Me acompañas por un café? No hablaremos de Alex si así lo quieres.

Suspiré cerrando mis ojos y procedí a hablar.

- No quiero ni que lo nombres. – Alejé mi mano de la puerta.

- Está bien. - Exclamó con una sonrisa haciendo un pequeño chillido de felicidad y luego me abrazó.

- Y... Solo será un café y luego me iré a casa.

- Como tú digas. – Exclamó sin borrar su sonrisa.

(...)

- ¿Cómo has estado Meg?

- Bien... - Respondí de forma cortante dejando un silencio incómodo. – ¿Y tú? – Tomé un sorbo de mi café.

- Bien... He estado un poco ocupada con el trabajo, ya sabes.

- Si, te entendiendo; yo he estado ocupada con la universidad. – Dije mientras dirigía mi vista hacía la ventana que daba a la calle.

- Escucha Meg. – Emma llamó a mi atención tocando mi mano. – Sobre Alex...

La interrumpí.

- Dijiste que no hablaríamos de él Em. – Exclamé de mal humor, aun mirando hacía la calle.

- Lo sé... Pero debes saber lo que pasó en realidad.

- Escucha. – Volteé mi vista hacia donde se encontraba ella. – Te diré lo mismo que le dije a Alex esta mañana: No me siento lista para hablar de esto en este momento y además no me interesa. – Hice un gesto de desagrado al decir esto último y volví a dirigir mi vista hacia la calle.

- Meg. – Emma tocó mi mano nuevamente.

La volví a interrumpir y luego dije:

- Yo sé que es tu amigo, pero en verdad no tengo ganas de hablar de él. – Negué con mi cabeza.

- Megan él te ama.

- Si me amara no hubiese hecho lo que me hizo. O por lo menos me hubiese dicho que la besó. – Repliqué en un tono de voz elevado.

TENÍAS QUE SER TÚ. (Él y yo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora