Colomba;
— Sí, sé que tengo 24 años, mamá. También sé que a esa edad Pía tenía la vida resuelta. Tengo en conocimiento una lista de expectativas. ¿Sabes tú que yo no soy la perfecta de mi hermana y que aún no me he consigo a un weón británico que me saque de la casa de mis papás? Sé que ya estoy grande y quieres que me independice maduramente, sé que quieres que me acostumbre a vivir sola antes de que ustedes mueran, pero lo estoy intentando, ¿vale? Corro lo más rápido que puedo, tengo dos trabajos y llego a casa a estudiar, con suerte pago mis estudios y tú quieres que yo salga ahora mismo, volando de casa. Tiempo y comprensión necesito.Suspiré sujetando el celular en mi oreja mientras me cruzaba en la cama estirándola de forma perfecta, solía llamarme a esta hora siempre, que es cuando más trabajo tengo en las habitaciones y pasillos; miré a mi alrededor asegurándome de que estuviera todo recogido y limpio, cerré las ventanas, junté los visillos, amarré correctamente las cortinas y activé el aromatizador a una velocidad extremadamente lenta. Salí metiendo las sabanas sucias al carro y continué con las habitaciones faltantes. La escuché decir lo que acostumbra: eres más que ese trabajo, no eres para estar encerrada ordenando cuartos. Tienes el triple de la capacidad.
— Es lo que tengo ahora y nos sirve a todos. Te dejaré, mami, me están llamando de abajo. — mentí — No, no cenaré en casa hoy, comeré con Lea afuera. Si se me hace tarde, no me esperen, ando con mis llaves, los amo. Besos a papá de mi parte.
También era mentira. Este mes las cosas se me habían complicado en la universidad, tuve que comprar otro tipo de material y me sacó de presupuesto, por lo que me quedaba como turno extra hasta las 3AM. No se los decía porque intentarían hacerse cargo y no quería, además que nunca les gustó que fuera mucama y/o recepcionista en el hotel, que es a lo que me dedico.
Me fui a recepción, que ya eran las 12:40PM y mi turno ahí comenzaba. Entregué llaves a personas que tenían reservas e ingresé al sistema a los nuevos que llegaban, parecía trabajo fácil, pero definitivamente no lo era, todo lo que pasaba en ese hotel era responsabilidad de la persona encargada en ese mesón. Me giré a buscar unas llaves y la tarjeta de entrada de un cliente que llamaba con anticipación porque iba con apuro, busqué su nombre y perdí el conteo del orden alfabético cuando alguien me habló.
— Anyone who works here?
Miré mis manos tranquila y me giré observando hacia la puerta que se separaba por metros de ella. Rara vez miraba a la cara o a los ojos al cliente al frente, eso les confundía y a mí no me agradaba. Era una mala costumbre, pero no la dejaba porque nunca tuve problemas ni tampoco se me pasó detalle alguno. Abrí automáticamente la página en el computador y comencé a dar el rezo de bienvenida, con la vista en el computador.
— Buenas tardes, bienvenida al hotel Temptations. Soy Colomba y dispongo a atender sus necesidades. ¿En qué puedo servirle?
Hubo silencio y el sentimiento de sus ojos en mí. El silencio me incomodaba y el sentimiento de sus ojos puestos en mí, me sacaba de quicio; así que abriéndole paso a esa rara vez, elevé una ceja y la miré a la cara. Lo único que vi, fue una boca redonda, rellena y húmeda, cejas café y una piel blanca como la luz del alba. Llevaba anteojos y una falta de respeto instalada en el pecho.
No sé si es porque soy latina, pero a mí me enseñaron que cuando uno llegaba a un lugar y hablaba con desconocidos o quien sea, se sacaba el gorro, los anteojos de sol y las manos de los bolsillos. ¡Ese es el respeto que se exigía a la hora de presentarte en Chile! Pero veía que en Inglaterra, para ser tan estrictos, los modales no eran los mismos.
— Señora, pidió por alguien que la atendiera y aquí estoy. Soy toda oídos.
Después de 10 años acá, aún no me acostumbraba a tratar a la gente como europea. Sonrió, pero era ironía, parecía incluso lástima, sin mostrarme los dientes elevó las gafas así como yo bajaba la cabeza y dejaba de verla.
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I found A girl
FanfictionEn un mundo a veces demasiado caótico y triste, existen personas que hacen la diferencia. Personas que hablan con su actuar y no solo con las palabras, que no te dan una mano, te dan las dos. Personas que se conmueven frente al dolor ajeno, que abr...