Capítulo treinta + 3

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Adele;
Se detuvo en media carretera entre la oscuridad absoluta de la noche, no había ruido, tampoco pasaban autos. Mi llanto no cesaba y podía escuchar la respiración de Colomba, apagó el motor y las luces desaparecieron, pero gracias a la iluminación de afuera, podíamos vernos los rostros.

— ¿Por qué le tienes ese rechazo a Angelo, Adele? ¿Por qué reaccionas así con él? Sé que ya te lo he preguntado antes y así mismo me lo has respondido, pero no me es suficiente. Lo poco que lo deseabas para el maltrato que le entregas, es...

Maltrato... ¿Era eso?

— A los 17 me embaracé por primera vez. — cerré los ojos y no recibí respuesta, era de esperar —. Estuvo 14 semanas dentro de mí.

Sonreí tocándome el vientre y las lágrimas me corrieron otra vez.

Pequeñita. Aún estás en el vientre de tu madre, pero
quiero contarte un poco sobre lo que siento cuanto pienso en ti y
en el mundo al que vienes.

No creas que puedo darte muchas lecciones, sigo aprendiendo
cosas cada día. Con el tiempo verás que lo de aprender cosas
importantes no siempre depende del tiempo, muchas veces
depende de las circunstancias... pero oye, la inocencia tiene su
encanto.Yo sigo prefiriendo ser buena y tonta a ser lista y mala.
Aunque cada día trabajo para llegar a ser buena y lista, que es lo
suyo.

Pequeñita, te digo pequeñita por tu tamaño, porque en el mundo al que vienes ya puedes aspirar a ser todo lo grande que quieras ser.

Antes no nos permitían tener aspiraciones muy variadas, así que
entiendo que es un avance y tenemos que dar gracias a tantas
mujeres que desde el pasado lucharon para abrazarnos en un
futuro más amable.

En días en los que el miedo me invade y no puedo dejar de sentir
que todo va a peor... pienso en ellas y se me quita un poco, me
aportan esperanza. Con todo lo que sabemos hoy, ¿por qué no
confiar en que también nosotras seremos ellas para vosotras?
¿Por qué no confiar en que lograremos dejar un mundo un poco
mejor?

Pequeñita. Aquí fuera existe algo llamado violencia. Es genérica, está presente en muchos lugares y se aplica indistintamente, pero tienes que saber que hay una específica que se aplica a las mujeres. No tengas miedo, el miedo no sirve. Sólo tendrás que saber el lugar que ocupas en el mundo mientras peleamos para que el mundo cambie. Desde aquí, cada día descubrimos nuevos tipos de violencia (como se descubren restos arqueológicos muy feos bajo la tierra, pero en la cultura), y ganamos herramientas para que dejen de suceder. El saber que existen es un superpoder, desde ahí construimos.

En otra barriguita hay un pequeñito al que voy a contarle lo mismo, para que sepa lo importante que es que vaya sabiendo que cuando venga, igual vea actitudes que no tiene que replicar.

No tenía pareja en ese entonces, pero le hice saber al chico con el que me había acostado, que seriamos papás. No lo quería, y su manera de hacérmelo saber fue diciéndole a mi mamá, quien rápidamente actuó y sin decirme una palabra, me dio una mezcla de salvia y regaliz. Ambas abortivas. Tenía 17 años, Colomba. No sabía mucho sobre lo que era la vida ni qué esperaba o quería de ella, pero ese bebé, me hizo aferrarme con uñas al querer descubrir qué me deparaba el futuro. Cuando desperté con las sábanas empapadas en sangre y de las piernas me caían coágulos, sentí como me desgarraban gran parte de mí, de mi propio cuerpo. Y me llené de rabia, yo no sabía que había sido culpa de mi mamá, y comencé a culpar al todo. Me llené de odio y me cerré a la idea de ser mamá, para siempre. Cuando me enteré que Angelo estaba adentro alimentándose de mí, sentí como la vida me giró nuevamente y en un comienzo me bloqueé pensando que esta era mi oportunidad, pero así como mi cuerpo fue cambiando y me fui sintiendo de maneras ajenas, que no alcancé a conocer en mi juventud, dejé de relacionarme con mi embarazo. Y cuando me enteré del que era niño, fue peor. Mi cabeza tenía el sentimiento de que a mis 17 iba a tener una niña. Y por mucho que traté de hacerme la idea de que no volvería a tener ese feto en mi vientre, quise creer que sí y al cargar a Angelo por primera vez, sentí que en definitiva no. No volvería a tener lo que me arrebataron y quien se haya empeñado en mandármelo para ocupar el vacío que me había quedado, estaba equivocado. Porque yo no quería algo nuevo, quería volver a lo que pude haber tenido. Lo de Simon ya te lo sabes, que también fue factor. No es justificación, lo sé. Pero hay un montón de cosas que no sé hacer, entre ellas, ser mamá.

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