La alegría es contagiosa.
Brilla como el sol,
parpadea como las estrellas.Colomba;
— ¡Tíaaaaaaaa! — me giré rápido al escuchar la vocecita a mi espalda. Ahí estaba mi niña, con su carita bronceada, sus ojitos brillantes, la sonrisa radiante y en el cabello dos trenzas con conchas pequeñas de mar — ¡Te extrañé demasiado! ¿Podemos jugar? ¡Vendrá Angelo! ¡Hace mucho que no lo veo! — yo tampoco — ¡¿Podemos pedir pizza?!— Azul — llamé su atención —, vamos con tranquilidad. ¡Ven acá y abrázame!
Rió y se tiró a mis brazos saltando, la acomodé y respiré su olor a mar y sol. La estreché entre mi pecho porque no había sido consciente de lo mucho que la extrañaba y lo bien que se sentían sus bracitos alrededor de mi cuello. La bajé y acaricié su mentón alzando la mirada en busca de los papás. Pía venía atrás con mamá y Carlos, puse atención otra vez en la niña y contesté a sus preguntas. Podíamos jugar, en cuanto a Angelo no tenía idea de nada porque no era responsabilidad de Adele ya, y sí, también podíamos pedir pizza.
Me soltó para tirarse al sofá y de ahí se incorporó corriendo hacia las escaleras subiéndolas. Pía llegó donde mí y me mantuve quieta sin actuar diferente, porque no nos veíamos hace muchísimo tiempo y no sabía cómo estaban las cosas entre nosotras. Pero me tomó de un hombro y me tiró hacia ella abrazándome, miré a mi mamá con mi cara incrustada en su cuello y esta sonrió, levanté las manos y envolví el cuerpo de mi hermana entre mis antebrazos.
— Simon vendrá a dejar a Angelo. Adele también vendrá, pero ella no sabe que su hijo estará acá. Vienen a cosas diferentes y yo no tuve ninguna intención de que esto sucediera así. Azul quería ver su amigo y yo necesito arreglar los problemas que tuve sacando a la niña del país. Eran verdad.
Me miró y asentí sin decir nada.
— Sé que si Simon se entera de que Angelo estará acá con Adele, se lo llevará. Por eso no quiero que se topen y se supone que el niño llegará primero — volví a asentir y la escuché resumir sus vacaciones. El tiempo había pasado con una rapidez desbordante.
Subí hacia donde estaba Azul jugando con una casa de muñecas, sus pies estaban descalzos y reía simulando ser las caricaturas.
— ¿Pizza de qué?
— ¡Pepperoni! — asentí — ¿Podemos pedir una con aceitunas también? A Angelo no le gusta la otra.
— Podemos.
— Rápido, tía. Tiene que estar por llegar.
Me reí sacando mi celular y llamé a la pizzería que me llevaba mi papá, ordené y me afirmé en el sofá de arriba esperando la confirmación. Colgué y jugué sentada en el suelo hasta que el timbre sonó y mamá gritó que ella iría a abrir. Me afirmé desde el segundo piso en la baranda que me dejaba ver la puerta y vi la barba de Simon. Angelo le soltó la mano, afirmó a lo que le dijo el papá y entró a la casa sonriendo. El hombre le entregó una sonrisa leve a mi mamá y la puerta se cerró.
— ¡Angelo!
Azul bajó a su encuentro, se abrazaron, subieron, rieron y al verme el niño se giró a mi pecho con fuerza. Escondió su cabeza en mi cuello y se aferró a mis brazos, miré hacia adelante viendo a mi mamá aparecer con dos vasos de agua y miró a Angelo en mi cuerpo. Lo solté, le acaricié la cabeza y los dejé ahí jugar hasta que la pizza llegó, bajaron a comer, volvieron a subir rumbo al balcón de la biblioteca porque ahí se ganaba una manada de pájaros a cantar justo cuando el sol comenzaba a caer. El cielo se puso naranjo y una aureola roja intensa se acentuó en el fondo, caminé hasta la puerta, salí de casa y avancé hacia el estacionamiento que daba con un descampado. No había nada que se interpusiera en el color. Miré hacia arriba y sonreí, pero era la sonrisa de la nostalgia.
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I found A girl
FanfictionEn un mundo a veces demasiado caótico y triste, existen personas que hacen la diferencia. Personas que hablan con su actuar y no solo con las palabras, que no te dan una mano, te dan las dos. Personas que se conmueven frente al dolor ajeno, que abr...