Colomba;
— Llegó diciembre otra vez.Mamá me golpeó con suavidad un muslo y se sentó a mi lado mirando hacia adelante, donde Azul jugaba con unas pelotitas de cristal y el sombrero de un duende que mi mamá había desechado.
Diciembre.
Diciembre.
Diciembre tiene aroma.— Te irás del lado de mamá otra vez, miamor.
— Es difícil, sobretodo para quienes no estamos acostumbrados.
— Lo sé, hija. Pero esta vez es diferente.
— Para todos.
Respiré hondo y permanecí con mi vista en la ventana adelante. El viento movía cualquier mata verde afuera y se creaba un eco en toda la segunda planta de la casa dándole otro aspecto.
— Un giro de 180°, radicalmente.
Sonreí dándole la razón. Recosté mi cabeza en el sofá y cerré mis ojos al recibir el olor de la canela hirviendo en leche con cascara de naranja, venía de la cocina, de donde se encontraba Pía con Adele dejando escuchar sus carcajadas cada ciertos minutos. La radio estaba encendida, el volumen era moderado y reconocí en los primeros acordes la melodía de una canción que a mi abuelo le encantaba y esos últimos meses en el hogar, pedía que se la pusieran a diario. Me puse de pie caminando al moderador y subí el volumen dejando de escuchar automáticamente las carcajadas atrás, los sonidos de Azul con sus juguetes, la lluvia en el techo y ventanas azotando, y me centré en el sonido limpio y puro de mi mamá soltando la risa. Me detuve a verla acercándome para tomarla de la mano impulsándola a que se incorporara y permanecí en su mueca, en sus dientes blancos, en sus mejillas estiradas mostrándome la viveza de su boca, en sus ojos brillando, los parpados marcados, sus cejas alzadas, su cuerpo inclinándose hacia atrás.
Me mantuve en ella.
Y llegué una vez más a la conclusión, de que en definitiva... Vuelvo a nacer cada vez que mi madre ríe a carcajadas.Recordé a Sara.
Por alguna extraña razón después de meses, me acordé de ella.
Medité en la pregunta que me había hecho, en mi respuesta, en el espacio que me quedó en blanco.— Qué bonito es saber qué siempre estás ahí, quiero que sepas que voy a cuidar de ti. — mamá se acercó a mí tarareando la letra de la canción, me tomó de una mano y me acercó a su cuerpo meneándose, agitaba sus hombros con sutileza, marcaba el ritmo con los pies, las manos aplaudiendo y la cabeza. Sonreí siguiéndola y Azul se incorporó saltando —. Es la orillita del agua vencida que rompe, cuando se pone valiente no sabe frenar. No tiene miedo a la gente, lucha en el desorden, que la justicia gana ya por la libertad.
Cantó esa parte mirándome a los ojos con una expresión graciosa en su cara, era clara indirecta y me reí girando tomando de las manos a Azul para que bailara.
Pensando en Sara, podía afirmar con el doble de seguridad de la primera vez, que no.
Que entonces no quiero olvidar.
Sabía que las cosas últimamente habían cambiado, que lo hecho en el pasado ahí quedaba y que quizá no habían sido las mejores decisiones, pero definían a la Colomba del entonces. El pasado tenía a la gente que amaba y había perdido. ¿Y cómo olvidar quien fui, lo que sentí, los rostros y las manos de quienes amé? Si me limitara a olvidar... Si olvidara, una parte mía estaría apagada para siempre.
Sigo mirando para abajo muchas veces, cuando piso descalza el jardín buscando flores, por ejemplo. Pero hoy, también miro para arriba, detenidamente, placenteramente, en el vuelo de las aves. Y también veo de frente, en los ojos de quienes amo, templos abiertos.
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I found A girl
FanfictionEn un mundo a veces demasiado caótico y triste, existen personas que hacen la diferencia. Personas que hablan con su actuar y no solo con las palabras, que no te dan una mano, te dan las dos. Personas que se conmueven frente al dolor ajeno, que abr...