Colomba;
Si me preguntas cuál vendría siendo lo que más mal me cae de una persona sin la necesidad de conocerla, es la falta de respeto, y es que en teoría no es necesario conocer a nadie, quien es falta de respeto lo es aquí y en la quebrá del ají. Independiente a como sea con los suyos, independiente al dinero, independiente a cualquier factor que según algunos, podría influir. Y eso me estaba pasando con Adele, no la conocía ni pretendía hacerlo porque cada vez que se dejaba ver y oír, aparecía algo que desear y me caía como patá en la raja. Como latina, me costaba la vida mantenerme callada cuando algo me molestaba o me hacía diferencia y si bien no confrontaba a la persona de frente, lanzaba mis comentarios por abajo.Me instalé en mi puesto de trabajo atando mi cabello y solté el aire porque la noche era larga y joven, llegaban visitantes por parte de una empresa y era un grupo numeroso, estaban todas las habitaciones listas y limpias, pero como es costumbre, las primeras horas y días estamos llenos de llamados por parte de los recién ingresados con dudas, problemas con el servicio y ayuda; por lo que era un constate recorrido del primer, al segundo, tercer, cuarto, quinto o sexto piso hasta las habitaciones. Y ese sube y baja agotaba a cualquiera. Me metí un chicle en la boca porque me ayudaba a controlar el estrés y revisé agendas hasta que las puertas se abrieron y entró una masa de 23 personas, todos físicamente diferentes, estéticamente diferentes, en la forma de vestir diferente y muecas de agrado diferentes, pero el mismo maletín. Todos los gestos eran de agrado por la maravilla del lugar, pero tenían distintas maneras de expresarlo.
Supuse que venía alguien a cargo, y como sociedad patriarcal, supuse que era hombre. Pero me mantuve quieta sin tomar la iniciativa hasta que alguien de ellos se acercara. Un hombre, efectivamente, medianamente joven, se acercó y sonrió sacando su teléfono y una placa forrada en plástico. Sonreí por cortesía y saludé imaginando que me ignoraría porque lo que escribía en su celular era más importante.
— Buenas tardes, bienvenidos al hotel Temptations. Soy quien los recibe esta noche y se hará cargo de sus necesidades. Mi nombre es...
Me miró sonriendo y mis ganas de atravesar ese mesón y agarrarlo de la corbata me calentaban los huesos. Un "Hola" por muy seco que fuese no le quitaba respeto a la persona, ¿por qué nos cuesta tanto seguir modales? ¿Por qué nos acostumbramos tan rápido a costumbres de mierda, pero el respeto lo desplazamos según sea conveniente? De seguro estaba forrado en plata y era el jefe, el traje de seda perfectamente planchado que le caía de los hombros aparentemente fuertes lo hacían evid...
— Good afternoon, I'm Jean and I'm in charge of the staff in the living room. It's a pleasure to meet you and be able to introduce myself.
Habló la mujer del traductor de google y me mordí la lengua arrepentida de difamar aunque fuese mental.
— Sorry, dont speak english.
Dijo de la misma forma en la que te lo enseñaban en el colegio en Latinoamérica. Me mordí la boca mirándolo quieta, pero me atoré tratando de aguantar la risa que rápido se me escapó de los pulmones negando despacio.
— ¿El español si?
— Sí, el español sí. — sonrió aliviado. — Lo lamento, no es buena recomendación salir de viaje si no manejas un segundo idioma. Pero no me quedó de alternativa.
— A todos nos cuesta, si salir de viaje sin dominar el inglés es complicado, imagínate cambiar de continente.
Yo sonreí y él rió. Me entregó las cedulas de identidad de cada uno de los visitantes. Estaban todas en español y actúe con amabilidad solo por ese detalle, me sentía en casa aunque no los conociera. El de Jean decía tener 32 años y su nacionalidad era colombiana. Muchos eran mayores que él, varios eran españoles, algunos mexicanos y algunos que compartían residencia con él.
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I found A girl
FanfictionEn un mundo a veces demasiado caótico y triste, existen personas que hacen la diferencia. Personas que hablan con su actuar y no solo con las palabras, que no te dan una mano, te dan las dos. Personas que se conmueven frente al dolor ajeno, que abr...