Colomba;
Se me hacía casi imposible sacarme a Adele de la cabeza, lo lograba, siempre lo lograba, pero mientras no estuviera haciendo nada, mis ideas giraban en torno a ella. Estuve repartiendo mi tiempo entre la academia, Tish, el bar y mis caballos, llegaba a casa muy cansada y al sentarme sobre la cama recibía la llamada de mi mamá para recordarme que pronto llegaría de regreso a Londres, que no lo olvidara porque su estadía dependía de mí. Sabía que tendría que traérmela para casa y no me complicaba; los días habían pasado con una gran rapidez y me encontraba afirmada en mi moto, con el celular en la mano y el sonido de aviones aterrizar. No me era familiar el pararme adentro de la sala para gritar eufórica el recibimiento de la otra persona, era por esa razón que esperaba afuera y sentí unos pasos acercarse directo a mí, alcé mi cabeza porque sabía de quien se trataba y sonreí. Ahí estaba, con el cabello corto y ondulado, la sonrisa radiante y un tapado de colores opacos pero vibrantes cruzado sobre sus hombros, abrió sus brazos de inmediato y me estrechó entre ellos.Su olor, su calor, ella. Mamá estaba en casa.
— ¡Dios, mírate! Parece que me alejé años.
Me reí porque era imposible que mi cuerpo cambiara de tal manera como para estar irreconocible, había estado lo mínimo afuera, y yo ya no estaba en la etapa de cambio hormonal.
— Quiero contarte todo, entregarte todo, escuchar todo, quiero ver a tu hermana, ¿está en su casa? Quiero conocer la tuya. ¿Cómo te está yendo? ¿Es cierto que Pía se casa? Que emocionada estoy.
Se notaba. La miré aturdida por tanta pregunta y le alcé la mano a un taxi, mamá se subió, le sonreí, entregué mi dirección y le dije que nos veríamos en casa. Era temprano aún y fui la primera en llegar, el taxi por lo general se mezclaba con el tráfico, en el estacionamiento podía ver el auto de Carlos y la carita de Azul afirmada en el vidrio, me acerqué a ellos sin consultar el qué hacían allí, era evidente.
Durante los últimos días Pía se enteró de dónde vivía y trata de pasar la mayor parte del tiempo en mi casa, pero soy consciente de que es solo por élite. No ha cambiado.
Así como me acerqué, vi los mofletes de Angelo, estaba rojo y mordía una manzana del mismo color. Golpeé suave el vidrio y los cuatro me miraron, Pía bajó y saltó emocionada, pero consulté antes que ella.
— ¿Qué hace Angelo aquí?
— Se hizo muy cercano con Azul, fuimos por él en la mañana y en la tarde vendrán a buscarlo. ¡Se llevan estupendo!
Sonreí forzado y sentí el estacionar de un auto, caminamos hasta la entrada y mamá se bajaba del carro, Pía corrió a ella y se abrazaron por largos minutos, mientras yo bajaba las maletas con el caballero. Le cancelé y escuché a mamá exclamar, con su típica voz de asombro.
— ¿Pero, esto es tuyo?
— Lo es.
— Colomba, Dios. Hija mía.
Sonreí y abrí la puerta.
— ¡Abuela!
— ¡Ay, mi meloncito agrio! Cuánto te extrañé, mi niña.
Pasaron, durante horas conversamos, mamá se desenvolvía con Angelo como si lo conociera de toda la vida y pude notar en sus ojos cómo se daba cuenta de lo falta de cariño por parte de otra figura que no fuera su mamá que se encontraba. Jugaban en el patio trasero, entraban sólo a comer y beber agua, andaban llenos de tierra, sudados y con los dientes con chocolate, tal como a Adele le encantaba, pero como no estaban a mi cuidado, me despreocupé.
Los escuché atentos hasta que mamá se puso de pie para cocinar, lo necesitaba. Pía le ayudaba y de a poco me integré yo, todo era ameno, hasta que entraron los niños por duodécima vez y se quedaron a nuestro lado, Azul comenzó a hablar y continuó Angelo.
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I found A girl
FanfictionEn un mundo a veces demasiado caótico y triste, existen personas que hacen la diferencia. Personas que hablan con su actuar y no solo con las palabras, que no te dan una mano, te dan las dos. Personas que se conmueven frente al dolor ajeno, que abr...