CAPÍTULO 48: AMOR GENUINO

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En una cueva oculta en lo más profundo de un espeso bosque que cuenta con miles de kilómetros de extensión tienen su escondite el Sentimogu Quimera Azucrown y sus dos leales diablesas, Zarie y Zirie. Zarie se encuentra muy enferma y Zirie se encuentra cuidándola, esperando impacientemente a que Azucrown regrese con unas hierbas medicinales para intentar curar a su compañera, cuyo estado no para de empeorar con el paso del tiempo.

ZARIE: (tosiendo sangre) Cough... Cough... Perdóname, Zirie... Por daros tantos problemas a ti y al Señor Azucrown con mi estado de salud tan débil.

ZIRIE: No digas eso, siempre estaremos los 2 para ayudarte siempre que lo necesites. No tienes que disculparte continuamente. El Señor Azucrown volverá dentro de poco con medicina para que mejores, así que espera tranquila y no te esfuerces.

ZARIE: (asiente) ...

Azucrown regresa poco después con un puñado de hierbas con propiedades sanadoras, con las que realiza un brebaje para que su compañera se lo beba, haciendo que se sienta un poco mejor a pesar de sufrir un grave dolor interno por una causa desconocida que nadie ha podido resolver, a pesar de los múltiples sabios a los que han acudido en busca de ayuda.

AZUCROWN: Bebe despacio, no hay que apresurarse. ¿Te sientes mejor?

ZARIE: (asiente respirando con dificultad) ...

AZUCROWN: Bien. Procura dormir un poco para recuperarte, ¿de acuerdo? Si nos necesitas no tienes más que decirlo.

ZARIE: De acuerdo... Gracias...

Poco después la diablesa más mayor se duerme. Azucrown sale de la cueva para observar el cielo oscuro y estrellado, seguido de Zirie, quien se coloca a su lado y unos momentos después mira a Azucrown con los ojos llorosos y rompe en llanto abrazándolo. El Sentimogu Mutante apoya su mano sobre la cabeza de ZIrie para consolarla mientras se desahoga.

AZUCROWN: Encontraremos un modo de salvarla, no pierdas la esperanza.

ZIRIE: ¡Por favor! ¡Hay que curarla! ¡Zarie ha estado siempre conmigo y cuidando de mí como una hermana mayor! Si ella muere, yo... yo... Snif...

AZUCROWN: No dejaré que eso ocurra. Haré lo que haga falta para salvar su vida. Gracias a vosotras dos he aprendido muchas cosas y hemos podido ayudar a gente que estaba sufriendo por culpa de esos monstruos del Imperio. Estos 3 meses que hemos estado juntos he dejado de consideraros mis súbditas y os veía más como personas a las que deseo proteger con todas mis fuerzas a toda costa.

ZIRIE: Maestro Azucrown...

AZUCROWN: Durmamos un poco, lo necesitamos.

ZIRIE: (secándose las lágrimas) S-sí...

Azucrown y Zirie vuelven al interior de la cueva para dormir un poco. Pasadas unas horas los tres se despiertan al sentir un terrorífico poder dirigiéndose a toda velocidad hacia donde se encuentran,  Azucrown se preocupa en gran medida por la seguridad de Zarie y Zirie y toma una decisión que puede suponer el fin de su tiempo juntos.

AZUCROWN: Zarie, Zirie. Escuchadme las dos con atención.

ZARIE: Dinos, maestro.

ZIRIE: Te escuchamos.

AZUCROWN: No me llaméis por más tiempo maestro. Zirie, quiero que te lleves a Zarie lo más lejos que puedas de aquí y os protejáis mutuamente sin mí a partir de ahora. Yo me enfrentaré al dueño de esa monstruosa fuerza y cubriré vuestra huida.

Las dos diablesas se quedan atónitas tras escuchar las palabras de Azucrown, siendo incapaces de creer lo que les acaba de decir su maestro.

DIVINA CONVICCIÓN II: BATALLAS DE LEYENDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora