CAPÍTULO 35: EL CORCEL DEMONÍACO

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Dragnya y los demás se reúnen cerca del lugar donde ha tenido lugar la devastadora explosión. Varias de las casas que se hallan cerca de la zona afectada por el fuego están ardiendo, aunque el fuego es rápidamente sofocado por el poder combinado de Lúmina y de Olezya. Los heridos son rápidamente atendidos por Brisa y compañía, los cuales afortunadamente no presentan heridas graves tras la explosión.

OCEANUS: ¡Ayudad a quienes hayan resultado heridos y proteged el resto de la ciudad, rápido!

Earthius, Flamor, Voltion, Iron, Lya y Tiger se dirigen a distintos puntos de la ciudad sin cuestionar nada, quedándose algunos del grupo.

BRISA: ¿Qué tienes pensado hacer? No estarás pensando en enfrentarte a esa cosa tú solo, ¿verdad?

VIDAR: ¡No vayas de jefecito, amiguete! ¡No quieras dejarnos fuera de esto!

OCEANUS: Creedme, no tenéis nada que hacer... No quiero que salgáis heridos... Eso es todo...

VIDAR: ¡Basta de tonterías! ¡Somos un equipo y no vas a ocuparte de esto tú solo!

De repente entre el espeso humo surge un poderoso rayo de energía dirigido a Brisa y Vidar a una velocidad inigualable, pillando a todos por sorpresa. Ninguno de los presentes tiene los reflejos tan desarrollados para reaccionar a tiempo, a excepción de Oceanus quien desvía el ataque de un manotazo, explotando en el cielo.

BRISA: Muchas gracias por salvarnos, Oceanus.

OCEANUS: La manera de agradecérmelo es que salgáis de aquí cuanto antes. La criatura que se encuentra entre ese humo está a un nivel que jamás habéis visto. Seréis más útiles socorriendo a los heridos y protegiendo a los ciudadanos de este lugar.

Vidar al escuchar las palabras de Oceanus aprieta los puños con rabia e impotencia al saber que las palabras de su compañero son ciertas. Brisa lo mira preocupada con una mirada triste, y unos instantes el Semidios Dragón del Bosque echa a correr, seguido de Brisa.

VIDAR: ¡ESCÚCHAME BIEN, OCEANUS! ¡NADA NI NADIE PUEDE VENCERTE APARTE DE MÍ, ASÍ QUE NI SE TE OCURRA MORIR FRENTE A ESA COSA! ¿ENTENDIDO?

Oceanus mientras observa a ambos marcharse les guiña un ojo y levanta su pulgar. Múltiples explosiones se suceden por toda la ciudad, mientras los ciudadanos son atendidos por Lúmina, Olezya y el resto del Escuadrón Nova. Dragnya, Umbría, Selenya y el pequeño dragoncito se quedan, cosa que molesta a Oceanus.

OCEANUS: Deberíais estar saliendo de aquí mientas estáis a tiempo. ¿Por qué os quedáis aquí y no os marcháis?

DRAGNYA: Lo siento, Señor Oceanus. No pienso hacerle caso en eso, no le dejaré solo ante esa cosa.

UMBRÍA: Ya somos dos, iré contigo al fin del mundo si es necesario. No pienso separarme de ti bajo ningún concepto, tengo que protegerte yo a ti más a menudo.

SELENYA: No seremos un estorbo. Además, la unión hace la fuerza. Ya hay una gran cantidad de nuestros camaradas auxiliando a la ciudad y a sus habitantes, así que podemos echarte un cable en esta batalla.

El pequeño dragón suelta un pequeño rugido para secundar las palabras de Selenya. Oceanus se resigna al saber que no va a poder convencer a aquellos que se han quedado en el lugar.

OCEANUS: Muy bien, quedaos a ayudarme si queréis pero prometedme dos cosas: tan solo intentad manteneros con vida y no resultar un estorbo para mí, ¿de acuerdo?

DRAGNYA, UMBRÍA Y SELENYA: ¡Sí!

El humo poco a poco va disipándose, permitiendo a Oceanus y a los demás vislumbrar una figura. Cuando la cortina de espeso humo desaparece por completo se puede contemplar a un caballo de pelaje negro, con una crin y una cola de color violeta pálido, un afilado cuerno en su frente y unas gigantescas alas. Los ojos de la siniestra criatura son rojos como la sangre y sus pezuñas se encuentran envueltas de una espesa niebla que evita el verlas con nitidez. Todos a excepción de Oceanus se sorprenden al ver a la criatura, la cual suelta un relincho que resuena por toda la ciudad y hunde en estertor a Dragnya y compañía.

DIVINA CONVICCIÓN II: BATALLAS DE LEYENDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora