CAPÍTULO 19: EL DESPERTAR DE LA BESTIA

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Han pasado unas dos horas desde que Oceanus se despertó sobresaltado por el extraño sueño que había tenido, y siendo incapaz de retomar el sueño se levanta de la cama y se dirige al lago para contemplar la luna en su orilla mientras intenta descifrar el significado de esa visión que ha tenido en sus sueños. Muy despacio se levanta de la cama para no despertar a Umbría, y tras vestirse se teletransporta a la orilla del lago en un instante, sentándose para contemplar el reflejo de la luna en el agua.

OCEANUS: Ese sueño... No paro de darle vueltas y sigo sin llegar a ninguna conclusión... Lo que dijo el Cristal Oscuro me tiene de lo más intrigado... Hablaba exactamente igual que Vladyron, pero lo único que le importaba era seguir consumiendo almas y sentimientos negativos de todos los seres para seguir creciendo y vengarse de las Deidades que gobiernan a los pueblos Estelar y Sentimogu. ¡Argh! ¿Qué pretenderá hacer? No tengo ni la más mínima idea.

De repente Oceanus nota que una mano se apoya en su hombro, y cuando voltea para ver de quién se trata ve a su amigo Dragyon, el primer hijo de Lúmina y uno de sus amigos más queridos convertido en Sentimogu contra su voluntad al igual que Raguel, su padre.

DRAGYON: Me alegro mucho de verte bien, Oceanus. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hablamos.

OCEANUS: ¿Dragyon? ¿Eres tú? ¿Cómo te estás comunicando conmigo si no es a través de los sueños?

DRAGYON: Mi cuerpo puede haber sido transformado en el de un Sentimogu, pero mi espíritu ha podido liberarse del control de los Setimogu y puede viajar libremente entre los planos de existencia, evitando en todo momento que esos monstruos me descubran. Quién sabe lo que me harían si llegaran a enterarse de que me estoy comunicando contigo para contarte sus aviesas intenciones.

OCEANUS: No deberías arriesgarte tanto. ¿Acaso no sabes lo que podría ocurrirte si esos malvados llegaran a descubrirte? ¡No me lo perdonaría jamás!

DRAGYON: ¡Me da igual! ¡No pienso seguir quedándome de brazos cruzados viendo cómo esos Sentimogu arrasan con todo a su paso dejando esclavitud, muerte y ruina! ¡Yo también tengo que aportar mi granito de arena para poder solventar esta horrible crisis!

Oceanus, al escuchar al espíritu de Dragyon, no puede evitar echarse a reír, llegando incluso a surgirle lágrimas de la risa en los ojos.

OCEANUS: ¡JA, JA, JA, JA, JA! ¡Eres igual que tu hermana y que tu madre! Siempre anteponiendo el bien común al vuestro propio. Sois personas con muchísimo carisma, y eso es algo que os ha permitido conectar con todo tipo de seres, incluso conmigo...

DRAGYON: Oceanus... Sé que todavía te sientes culpable por todos los errores que has cometido en el pasado, y de los que más remordimientos te producen es lo que me ocurrió a mí. Ten una cosa clara y no la olvides jamás: nunca te guardaré rencor, porque sé que tú no fuiste el culpable de mi muerte, fue ese malvado hechicero controlándote.

De los ojos de Oceanus ya no surgen lágrimas de risa, sino de tristeza y de culpabilidad. Las lágrimas no dejan de brotar y se juntan en su barbilla, que van cayendo poco a poco al suelo. Dragyon, al ver esto, le apoya nuevamente la mano en el hombro dirigiéndole una sonrisa amable y sincera.

OCEANUS: Yo permití que Vladyron acabara con tu vida y que abriera el portal usando tu sangre al lugar en el que los Sentimogu que nos siguieron desde la Tierra Universal habían sido aprisionados por tu madre tras concluir la Guerra Arcana. Todo esto ha sido culpa mía.

DRAGYON: No digas eso, es cierto que en el pasado habías sido alguien horrible y habías hecho múltiples maldades de extrema gravedad. Siempre ha habido bondad en tu interior, pero no fue hasta que nos conociste a nosotros que empezaste a descubrir que la tenías.

DIVINA CONVICCIÓN II: BATALLAS DE LEYENDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora