Palacio de Vladyron, sala del Cristal Oscuro.
Ómina, Penumbra y Blackorbion entran en la amplia sala y ven a su señor observando como múltiples almas se introducen irremediablemente en el Cristal Oscuro. El malvado Vladyron contempla el suceso dibujando una macabra sonrisa en su rostro.
VLADYRON: Una vista de lo más placentera. Seguid haciéndonos más fuertes, vuestro sacrificio no será en vano. Descuidad, ya que no desapareceréis definitivamente porque pasaréis a formar parte de los elegidos que habitarán el mundo del mañana una vez éste haya sido purificado.
ÓMINA: Amo Vladyron.
Vladyron se voltea y ve a los regentes postrándose ante él.
VLADYRON: Esperaba impacientemente vuestro regreso. Regocijaos la vista, escuchad los alaridos de las almas de la morralla que nos sustenta y que nos sirve... Todo cuanto veis va a cambiar, será lo que siempre he soñado.
Los regentes Sentimogu observan con fascinación el suceso que está teniendo lugar y perciben la enorme presión que despliega el Cristal mientras continúa consumiendo almas.
BLACKORBION: Es magnífico, maestro. Necesitamos muchísima más energía que la otra vez para garantizar que la terrorífica venganza de los Sentimogu pueda cumplirse.
VLADYRON: Descuida, mi buen Blackorbion, esta vez habrá muchísimos más sacrificios al Cristal Oscuro para evitar que se repita el fracaso de la última vez.
PENUMBRA: Estoy impaciente por que su sueño se convierta en una realidad, gran Vladyron. Al fin podremos vengarnos tras tantos años de odio y de dolor hacia los que nos exiliaron del mundo exterior.
VLADYRON: Exacto, os prometí que junto a mí podríais hacer pagar a los estúpidos que se opusieron a vosotros y os arrebataron el derecho de gobernar el mundo a vuestro gusto. Tanto vosotros como yo queremos lo mismo, y os entronaré en la cúspide que siempre debisteis ocupar por derecho propio.
ÓMINA: Grandes palabras, mi maléfico señor. Pero estoy convencida de que la zorra de Lúmina y su séquito de perritos falderos harán todo lo que puedan para interponerse en nuestro camino... Cómo odio a esa maldita Lúmina, de verdad.
VLADYRON: No tiene ninguna importancia. Si se inmiscuyen en nuestros asuntos solamente harán el juego más entretenido para nosotros, y una vez que fracasen podremos regodearnos en nuestro triunfo y en la desesperación que sentirán esos tontos cuando vean impotentes cómo se cumplen todos nuestros sueños.
BLACKORBION: Todo eso está muy bien, pero yo todavía tengo una cuenta pendiente con la mocosa que me hizo morder el polvo no hace mucho.
ÓMINA: Y yo, tampoco puedo olvidar que me dejara en ridículo alguien tan insignificante como esa Dragnya. La próxima vez me las pagará todas juntas.
A Penumbra se le escapa una carcajada que se convierte en una sonora risa burlona.
PENUMBRA: ¡JA, JA, JA! ¿Cómo habéis podido dejar que una cría sin ninguna experiencia en la batalla os dejara en evidencia a ambos? Debería daros muchísima vergüenza, ¡JA, JA, JA!
Ómina y Blackorbion miran irritados a Penumbra, quien no puede evitar parar de reírse de sus compañeros. La firme voz de Vladyron corta la risa de la Regente en un instante, quedándose callada.
VLADYRON: ¿Acaso tú podrías haberlo hecho mejor? Esa muchacha es alguien fuera de lo normal. Incluso a mí llegó a dejarme una cicatriz que aún prevalece.
Los tres Regentes se quedan asombrados cuando Vladyron les muestra la enorme cicatriz que le ocasionó la pequeña Dragnya en el pasado.
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DIVINA CONVICCIÓN II: BATALLAS DE LEYENDA
FantasiEl bien y el mal son dos polos opuestos que siempre han estado destinados a enfrentarse eternamente. El regreso de una horrible amenaza traerá consigo una enorme cantidad de desgracias si no es detenida. Nuevas aventuras, nuevos aliados y nuevos ene...