CAPÍTULO 62: LA GRATITUD DE LAS DIABLESAS

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El grupo de Dragnya se detiene en una zona bastante oculta del Bosque Eterno al percatarse de la preocupante condición que sufren las dos extrañas a las que acaban de salvar de la guerrera del Imperio Sentimogu Girenya. A ambas les cuesta mucho respirar y su piel presenta varios hilos negros, los cuales parecen generar un intenso dolor en las dos jóvenes.

LÚMINA: Están cada vez peor, será mejor que las tratemos cuanto antes. Oceanus, ayúdame a recostarlas.

OCEANUS: Eh... sí...

Lúmina y Oceanus apoyan a Zarie y a Zirie en el suelo con gentileza y delicadeza. Los rostros de las dos diablesas, que han ocultado sus rasgos Sentimogu antes de encontrarse con el grupo de la Diosa Lúmina, expresan una intensa agonía que no puede describirse con palabras. Ante la situación Dragnya se sube la manga y se clava las uñas en el brazo, dejando salir un hilo de sangre, cuyo efecto es el de curar cualquier enfermedad y sanar cualquier herida.

DRAGNYA: Abrid la boca y bebed esto, os sentiréis mucho mejor.

Las dos mujeres son incapaces de articular palabras por su condición, pero ambas hacen lo que Dragnya les ha pedido. La joven se acerca a las dos diablesas disfrazadas de Estelares y deja caer su sangre en la boca de Zirie, e inmediatamente hace lo mismo con su compañera Zarie. Las dos tragan con dificultad, y unos instantes después sienten un enorme bienestar al percatarse de que los horribles síntomas de su enfermedad han remitido hasta desaparecer por completo, incluyendo los finos hilos negros que presentaban en sus cuerpos.

LÚMINA: ¿Cómo os sentís?

Tanto Zarie como Zirie se levantan a la vez, atónitas al ver cómo la sangre de la pequeña Dragnya tiene un efecto curativo tan prodigioso, deduciendo al instante que ella es la portadora de la sangre milagrosa de la que hablaban aquellos 3 Estelares.

ZARIE: M-me siento... mejor que nunca...

ZIRIE: Yo también... ¿Estamos curadas?

DRAGNYA: Mi sangre puede curar cualquier enfermedad y cualquier herida. Lo que sea que padecierais se ha ido para siempre y no tendréis que volver a preocuparos jamás por ello.

Las dos diablesas disfrazadas de Estelares se miran al unísono, y sin previo aviso rompen en llanto, abrazándose con fuerza mientras las lágrimas se deslizan por sus mejillas. Lúmina y Dragnya las observan felices, mientras Oceanus se percata de que ambas mujeres presentan en sus brazos la marca que el Imperio Sentimogu le pone a sus esclavos.

ZIRIE: ¡ZARIE! ¡Estoy tan contenta! ¡Vamos a poder seguir viviendo juntas ahora que nos hemos curado! ¡BUUUAAAAAA!

ZARIE: ¡Sí! ¡Ya no tenemos que tener miedo por esta horrible enfermedad que nos estaba envenenando por dentro! ¡Seguiremos estando juntas y nos protegeremos la una a la otra! Snif... Snif...

Cuando Zarie y Zirie terminan de desahogarse tras todo lo que han sufrido a causa de la horrible situación en la que se encontraban se arrodillan ante Dragnya y le expresan su más sincera gratitud por haberlas curado, cosa que incomoda a la joven.

DRAGNYA: ¡Por favor! No tenéis que arrodillaros para demostrarme lo agradecidas que estáis. Lo he hecho porque quería ayudaros, no necesito que exageréis tanto.

LÚMINA: (sonriendo) Querida Dragnya, vayas donde vayas la gente siempre te termina admirando y demostrándote su gratitud, independientemente de quien sea. No estaría de más que dejaras de ser tan modesta y te enorgullecieras de todas las buenas obras que haces. Ja, ja, ja, ja, ja.

DRAGNYA: (volteándose sonrojada hacia Lúmina) ¡¡LÚMINA!!

OCEANUS: Escuchadme, vosotras dos.

DIVINA CONVICCIÓN II: BATALLAS DE LEYENDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora