CAPÍTULO 9: NUEVOS SÚBDITOS DEL MAL

6 3 0
                                    


ÓMINA: ¿De qué querías hablar conmigo, Vladyron? Tiene que ser algo extremadamente importante.

VLADYRON: No tanto como piensas, mi querida Ómina. Simplemente quiero saber tu opinión acerca de algunas obras que he construido mientras estabais cumpliendo las misiones que os había encomendado.

ÓMINA: Me siento honrada por que me haya elegido para algo tan importante para vos, maestro Vladyron.

VLADYRON: No es nada. Acompáñame.

Vladyron y Ómina van andando por el vasto palacio hasta llegar a una sala en la que se hallan una imponente escultura de Vladyron y un bello retrato que representa al malvado ser de una manera de lo más regia.

ÓMINA: Unas obras de arte sublimes, mi señor.

VLADYRON: Gracias por el cumplido, pero deja de llamarme amo, señor o lo que se te pase por la cabeza y tutéame de una vez.

ÓMINA: De acuerdo, mi señ...

Una mirada seria de Vladyron es más que suficiente para que Ómina se calle y no le vuelva a llamar con un título importante para referirse a él.

VLADYRON: Habiendo quedado eso claro quiero formularte la siguiente pregunta.

ÓMINA: De acuerdo, coméntame.

VLADYRON: ¿Cuál de los dos me representa mejor?

ÓMINA: No entiendo la pregunta, Vladyron.

VLADYRON: Ya sabes, si mi cuadro o mi escultura me representa como el ser grandioso y todopoderoso que soy en la realidad.

ÓMINA: Vale, ya lo entiendo. Mmmmm... creo que optaría por la escultura... Te hace verte majestuoso y poderoso.

VLADYRON: Ya veo... Así que estás diciendo que mi cuadro es un espanto.

ÓMINA: ¡En absoluto! Tu cuadro muestra lo elegante y sabio que eres realmente.

La respuesta de Ómina no convence a Vladyron y se enfada.

VLADYRON: ¡AMBOS SON UN JODIDO ERROR! ¡VOY A DESTRUIRLOS AHORA MISMO PARA NO TENER QUE VER ESTAS ABERRACIONES NUNCA MÁS!

Antes de que Vladyron destruya el cuadro y la escultura Ómina se interpone entre él y las obras de arte, dejando confundido al maléfico ser.

ÓMINA: ¡ESPERA! ¡NO LO HAGAS!

VLADYRON: Pero qué...

ÓMINA: Has puesto mucho esfuerzo en crear esta escultura y este retrato. Quizá no sean de tu agrado pero no voy a permitir que las hagas cenizas.

VLADYRON: Qué determinación más férrea... De acuerdo.

ÓMINA: Y tengo otra petición si puede ser cumplida.

VLADYRON: Adelante, habla y ya vemos si puede cumplirse o no.

Ómina se sonroja un poco antes de hablar.

ÓMINA: ¿Te importaría que me quedara con estas dos obras de arte?

VLADYRON: ¿Eso es todo? Concedido.

ÓMINA: Gracias, Vladyron.

De repente a Ómina le suenan fuertemente las tripas, provocando que se sonroje aún más. Este hecho hace que Vladyron sonría de manera burlona y suelte una leve carcajada.

VLADYRON: Vaya, vaya... Cómo te suenan las tripas. Vamos a comer, llamaré a los cocineros para que nos preparen algo.

ÓMINA: (algo avengonzada) D-de acuerdo. La verdad es que tengo un poco de hambre, así que dirijámonos a la sala principal.

DIVINA CONVICCIÓN II: BATALLAS DE LEYENDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora