Penny se levanta antes de que pueda decir palabra.
-Harry, ven, siéntate. Hoy invite a Sky para que pueda acompañarnos... -le dice, con mirada amenazadora.
La reacción de Harry fue lo de menos que esperaba; pensé que comenzaría a fanfarrear o hasta me echaría de la casa, quien sabe. En cambio, este avanza a regañadientes hasta la mesa, sin el menor interés por ocultar su disgusto. Dado que Penny dejo únicamente un asiento frente a mí, Harry toma este lugar, manteniendo la cabeza gacha, pues es obvio que no piensa mirarme.
Tengo unas inexorables ganas de explicarle la razón por la que estoy aquí, puesto que la que actuó mal fue su abuela, no yo. Yo solo estoy aquí para recuperar mi maldito teléfono y de paso, aclarar un par de cosas.
La anciana de sonrisa prominente me extiende el plato con carne y lo acepto con una falsa sonrisa de agradecimiento. Podríamos habernos llevado tan bien; ella es una mujer adorable y que ciertamente se preocupa por su nieto y yo, de carácter indefinido y acciones imprevistas y torpes, encajaría de forma graciosa con su personalidad. Además, fuera de sus acciones que me costaron un almuerzo con Harry Styles, debo admitir que hay cierto parentesco entre nosotras: Ambas actuamos por corazonada. Tanto cuando ella se guardó mi celular para obligarme a regresar a su casa y tanto cuando yo bese a Harry; ambas cosas, se igualan por ser estúpidas corazonadas.
Comienzo a devorar la abundante ración de carne llena de salsa, ignorando la indiferencia de Harry, que se mantiene erguido en la silla y con la cabeza gacha.
Penny le echa una que otra mirada y al final dice, señalando la ensalada de papas:
-Harry, hazme el favor de pasarle la ensalada a Sky, necesito que pruebe mi famosa mezcla de papas.
Este fulmina a su abuela con la mirada, pero al final hace lo que le dice.
-Gracias-digo cuando el fuenton descansa frente a mi plato. Harry aprieta los labios en gesto se asentimiento y por fin comienza con su carne, ¡Ya pensaba que sería la única que comería!
Nadie dice nada durante todo el almuerzo. Es en esos momentos que deseo levantarme y pedirle a Penny de una vez por todas que me devuelva mi celular y pueda irme, después de todo, el trato era que viniera a su barbacoa y aquí estoy. Pero tengo asuntos pendientes con el chico que tengo al frente y tienen que ser atendidos si o sí.
-Bueno, voy a buscar el postre-anuncia Penny pasados varios minutos en los que todos finalizamos de comer. Comienza a levantar los platos y esta vez no tardo en insistir:
-Señorita, ¡Déjeme ayudarla esta vez! -pero ella no para de negar con la cabeza, repitiendo que los invitados son los invitados y que además, ella tiene ganas de moverse un poco. Aunque no estoy convencida de sus palabras, me quedo donde estoy y espero a que la abuela desaparezca por la puerta, dejándonos a Harry y a mí solos.
Cabe esperar que yo sea la primera en tomar palabra, pero para mi sorpresa, es el otro quien se me adelanta.
-¿Señorita?-dice, con tono burlón. Le da un trago a su copa con Coca Cola, reprimiendo en el cristal su sonrisa.
Frunzo el ceño; esta es otra cosa más para agregar a la lista de las mierdas que me hace Harry.
-¿Hay algún problema con eso? Tu abuela me ha dicho que prefiere que se dirijan a ella por señorita-es la primera vez que puedo observarlo fijamente a los ojos, desafiándolo a responderme, pues generalmente mi débil dureza no resiste a sostener miradas por más de dos segundos. Pero esta vez... Esta vez estoy enojada.
-Alguien vino a la defensiva hoy...-repone hiriente. No tiene problema en corresponder a mi mirada. Mi problema llega cuando sus ojos se encuentran con los míos y la debilidad surge en mí como una flor en primavera. Aparto los ojos-. Ah, sabía que no aguantarías a mirarme.
