Capitulo #53

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Harry


Aparca el coche frente a la dicha casa morada, la música proveniente de esta retumba dentro del auto. Toma todas sus pertenencias del salpicadero y desabrocha su cinturón, lista para enfrentarse a la realidad.

Sin embargo, desde que descubrí la dirección de esta casa no paro de toquetearme los dedos de los nervios. Observo esta enorme propiedad forrada en un color extraño para tratarse de una residencia y en efecto, puedo recordar mi presencia en ella. Fue hace tanto tiempo, pero lo recuerdo.


Las luces en flash me causan una terrible confusión mental que solo podría terminar en un desmayo, más que mi nivel de alcohol en sangre es bastante alto gracias a las botellas que Finn me tentó de beber. Realmente no planeaba probar nada, pero en cuanto ese aroma fuerton del vodka se coló por los orificios de mi nariz y me llenó por completo, no pude negarme.

Jake se echa a mi lado sobre el sofá y apoya su cabeza en mi hombro; él tiene ese característico perfume de mujer pegado en su piel, puesto que lo único que hace es pasárselo con chicas fiesta por fiesta.

-Adoro estas noches-toma una botella de cerveza a la mitad que esta sobre una mesita junto a él y le da un trago directo del pico-. Esta casa es la maldita bendición del grupo. Sino, las fiestas no serían lo mismo.

-Eso es cierto-respondo, aunque ni siquiera este de acuerdo; en realidad, lo único que quiero es largarme a casa y dormir por cinco días seguidos.


Quito aquellos pensamientos de mi cabeza, o al menos, Sky lo hacen cuando me agita el brazo.

- ¿Listo?-pregunta, con una terrible cara de nervios.

Asiento y desabrocho mi cinturón rápidamente, mientras esta sale del coche.

Desearía quedarme en el coche, pero mi novia requiere de mi ayuda y no puedo echarme para atrás ahora, sobre todo cuando estamos a punto de avanzar un paso.

Mientras nos aproximamos a la ya conocida puerta de la casa, no puedo evitar pensar en las personas que encontraremos allí dentro.

¿Y que si Jake, Finn y todos los demás estuvieran ahí? Probablemente pertenezcan al mismo grupo que el hermano de Sky y todo se torne un mar de confusiones.

Lo primero que siento al ingresar por aquella puerta es el tremendo olor a vomito que abunda en la habitación: es como si en vez de vasos rojos con cerveza, hubieran vasos rojos con vomito. Un chico en ropa interior descansa bajo una mesa: tiene una botella de cerveza en una mano y la otra está pegada con pegamento sobre su cabello.

Ja, como si ese truquillo no me resultara conocido.

Cuando nos encontramos frente a las primeras personas, es un acto instantáneo que tome a Sky de la mano para aferrarla hacia mí, pues aquellos chicos parecen más hambrientos que hienas ante la presencia de la rubia.

Casi puedo sentir sus latidos sobre mi pecho.

-No me gusta este lugar-susurro a su oído, cuando las miradas se pierden de nosotros- ¿Estas segura que quieres continuar con esto?

-Si-solo responde, dirigiéndome por una serie de pasillos.

Llegamos a la conocida sala que proyecte en mis recuerdos hace apenas unos minutos y de repente ciento como si hubiera sido ayer: las cervezas, la borrachera y los continuos vómitos sobre las alfombras ya vomitadas.

KeeperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora