—Hey, estuve buscándote por todo el instituto—le digo a Lena, agarrándola por el hombro para que se vuelva hacia mí.
Sin embargo, ella se suelta de un tirón y continua haciendo lo que hacía antes de que la interrumpiese. Me paro frente a ella para enfrentarla cara a cara, pero instantáneamente voltea la cabeza de un modo en que su pelo solo deja a la vista sus pálidos labios.
—Lena. —insisto, estirando el brazo para correrle el pelo de la cara. Su mano, en un puro acto reflejo, atrapa a la mía antes de que pueda siquiera rozarla y dobla mi muñeca, de un modo doloroso— ¡Auch!
—Lo siento—murmura en voz baja. Su cara sigue oculta tras esa espesa mata de cabello y de repente me imagino cortándosela mecha por mecha con una tijera de puntas.
¿Porque es tan indiferente ahora?
—Vamos, ¿Es todo lo que vas a decir? Cobarde de tu parte.
Sé que eso la irritara, pero es exactamente lo que estoy intentando.
Su huesudo puño se hunde justo al centro de mi estómago. El aire se me es retirado de los pulmones por un segundo, pero enseguida vuelve a la normalidad, por lo que no me importa. Lo que importa es que al fin hizo un movimiento propio de ella.
—Cállate—repone de mala gana.
—Dime que pasa—exijo. El jueguito 'adivina que está mal con Lena' me está sacando de quicio—. No voy a esperar todo el día, así que si no me dices ya me iré de inmediato.
Comienzo a alejarme a pasos dramáticos de ella, intentando llevar el aire de ofendido. Es cuando doy ya cinco pasos que siento un suspiro por su parte y sus consecuentes pasos hacia mí.—Está bien—su mano se aferra a mi hombro y me obliga a voltearme par observarla a la cara. Entonces se me pasa por la cabeza que si viera a esta chica por la calle no la reconocería a simple vista; sus redondos y oscuros ojos están delimitados por ojeras de sueño y el leve tono melocotón de su piel es un caso perdido, pues se encuentra más blanca que la cera. Muchas ideas de lo que puede haber pasado llegan a mi cabeza, pero luego de meditar un par de minutos, decido que es mejor escucharla antes que sacar anticipadas conclusiones.
— ¿Porque...?—comienzo, pero ella hace ademán con el dedo índice de que me calle.
— ¿Podemos hablar en otro lugar?—repone, luego de varios segundos de puro silencio. Sus ojos se fijan al piso al instante— No me siento tan cómoda aquí dentro, ya sabes...donde todo el mundo puede escuchar.
—Claro que podemos—respondo, con poca convicción; esta tardanza me pone en duda todavía más.
¿Que sería tan malo para que Shailena Blake palidezca de esta manera? Además, es obvio que, en base al brillo húmedo que cubre sus ojos, puedo afirmar que estuvo llorando.
Espero a que ella comience a caminar para después seguirla por detrás hacia el lugar que le resulte más cómodo, pero en cambio, mi amiga se queda plantada en su lugar, como esperando a que yo tome la delantera. Mientras camino sintiendo sus ligeros pasos por detrás de mí voy pensando en un lugar libre de orejas listas para husmear. Básicamente el simple hecho de que yo sea la que tiene que escoger el lugar es algo irónico, pues Lena conoce muchos más sitios del instituto que yo, que solo he circulado entre mis aulas de clase, el campus de Futbol y el conocido gimnasio donde entrena la Parka.
Le doy toda la vuelta a la planta alta del instituto sin éxito; solo hay salones de clases ocupados, un pequeño salón de teatro y unos mugrientos baños clausurados en 2010. Nada me sirve.
—Dime a dónde quieres hablar, por favor—pregunto a Lena, cuando siento que la desesperación dentro de mi está aumentando; no soy una persona tranquila que puede hacer todo en cámara lenta, necesito todo ya.
Medita unos segundos su respuesta antes de contestar:
—Sígueme, creo que conozco un lugar.
Me guía por los mismos lugares por los que hemos pasado, solo que cuando nos acercamos a una puerta al final de un pasillo que reza 'Solo personal autorizado', ella mira hacia sus dos lados asegurándose de que nadie además de yo este presenciando lo que está por hacer y cuando se siente lo suficientemente segura, abre la pesada puerta de metal de un tirón y me arrastra con ella hacia el oscuro interior.
