Harry
La temperatura debe de oscilar los cinco grados en esta gélida noche de miércoles. El cielo esta desprovisto de estrellas, anticipando una posible nevada con su eterna oscuridad, que solo inspira soledad.
La fila que tengo por delante avanza cada quince minutos, dados los requisitos que se deben tener para ingresar al pub: Estar en la lista de invitados de Zeeke y... estar en la lista de invitados de Zeeke. No es mucha ciencia, pero mi mayor preocupación es que este imbécil me haya tendido una trampa y al final tenga que acudir a segundas opciones para entrar sin invitación al lugar. Por el momento me sostengo con el hecho de que supuestamente estoy en esa lista.
La fila se mueve diez centímetros hacia delante y vuelve a detenerse, completando todo mi grado de nerviosismo; no aguantare perder dos horas de la jodida noche en tratar de ingresar al lugar. Asomo la mitad del cuerpo por afuera de toda la fila para poder obtener una mejor visión de todo; el gorila, un niñato de quinto de la prepa que es todo lo contrario a un guardia de seguridad, -delgadísimo, bajo y con aspecto de ser amigo de Zeeke - revisa la lista a través de sus enormes lentes de visión Ray Ban, entornando los ojos para ver mejor, ya que la luz de toda la zona consiste en las letras azules que rezan 'Santuchi's pub & night club'.
- ¡No tengo toda la noche!-grita un chico alto por detrás de mí. Luce igual-incluso peor- de enojado que yo, con los brazos cruzados sobre el pecho y un nervioso pie repiqueteando una y otra vez sobre el piso.
Esta queja anima a más personas a maldecir por la tardanza del asunto, hecho que parece asustar al gorila, quien comienza a hablar con alguien a través de un auricular que lleva prendido sobre la mejilla. Pasados unos cinco minutos, un chico de similar apariencia al otro aparece, cargando con otra lista igual que seguro lleva escrita los invitados. La fila se divide en dos y a partir de ello, todo comienza a apurarse.Es cuestión de tres minutos en que me encuentro frente al primer gorila, con los dedos de los pies y manos ya congelados y la paciencia más que colmada.
- ¿Nombre?-pregunta, sin quitar la vista de la lista.
-Harry Styles-respondo, con un halo de impaciencia en la voz. Siento como si en cualquier momento mi cuerpo fuera a congelarse del frío infernal que azota en estos momentos al este de Pennsylvania.
Sus ojos suben y bajan sobre el largo papel lleno de nombres, hasta que frena justo al final de la lista. Nuestras miradas se encuentran y, de repente, la suya se tiñe de miedo. Lleva su mano sobre el auricular y lo ajusta cerca de su boca.
- ¿Zeeke? ¿Zeeke? es Drake. Sí, no, tampoco es... es... ¡Escucha! ¿To imitate a Harry Styles? Oh...bueno, adiós.
- ¿Porque le llamas si estoy anotado?-pregunto confundido, cuando termina de hablar.
Este se encoje de hombros de modo desinteresado, aunque sus ojos denotan cierto temor.
-Tengo mis razones para creer que podrías haberte anotado tú mismo.
Dicho esto, el ''gorila'' se hace a un lado, dejando ver la puerta que me llevará a la fiesta, la puerta que me llevará a Skylar. Ignoro las palabras que usualmente podrían haberme hecho enfadar, pero en esta ocasión solo pienso en el tiempo que perdería de tan solo armar un escándalo en la puerta del lugar y las ganas de repartir puños se me pasan.
Dentro del Santuchi's, me encuentro con el típico ambiente cargado de humo que tanto me gusta; es como fumarse un cigarrillo gratis. Las luces normales fueron reemplazadas por barras ultravioletas, por lo que las prendas blancas de todos los invitados resaltan más que cualquier otra cosa. En la típica barra de tragos cargada con alcohólicos, ahora se encuentran cuatro chicas charlando animadamente y, en la oscura esquina del lugar que lleva a los baños, se apoya una pareja que no para de besarse. Imagino a Skylar con otro chico sobre esa pared y las ganas de golpear a todo el mundo regresan. Tengo que encontrarla lo antes posible, antes de que pueda emborracharse y cometer cualquier estupidez.